Capítulo 1. Conexión

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[Esto no es así; no beneficia a la empresa; Elliot, ¿Me estás escuchando? Frases. Demasiadas frases. La gente habla demasiado, hablar en exceso es solo una demostración de quienes son. Y si te soy sincero, no son nadie. Luchan desesperados por un maldito ascenso en esta empresa, pero ¿Para qué? Después de todo, estamos controlados por Evil Corp… aunque no quieran reconocerlo....].
 
Elliot yacía sentado en su cubículo de trabajo, pensando para sí mismo, tecleando con envidiosa velocidad sin apenas mirar el teclado.
 
A unos metros de distancia estaba Angela, alternando sorpresivamente su mirada entre Elliot y Gideon, su jefe. Siempre lo mismo, no había cambiado nada desde que Elliot y ella se conocieron en la escuela. Le notaba ensimismado, y pensaba en que estaría rondando por la cabeza del pelinegro. Seguramente pensaba en algo negativo, quién sabe. Al ser su amigo de la infancia, le solía contar todo lo que le inquietaba.
 
-Elliot…- dijo para sacarlo del trance en el que estaba- Elliot...- repitió, al ver que la primera vez fue en vano.
 
-¿Qué?- Contestó él, mirándola con sus grandes ojos azules, obviamente, fue sacado de sus pensamientos, y esto se vio reflejado en su mirada perdida. Su tono fue algo elevado, al menos más de lo que acostumbraba, ya que se había sobresaltado por la voz de la rubia.
 
Ella simplemente le hizo una señal con los ojos en dirección a Gideon.
 
-Qué…- Vaciló con su tono normal de voz, uno más bajo y tímido, mientras dirigía su mirada hacia el despacho de su jefe, posicionado a su izquierda. Podía verle a través de los cristales que formaban la sala- ¿Qué ocurre?- Sacudió un poco la cabeza, como si eso le aclarase las ideas.
 
-Joder, Elliot, estaba hace un rato hablando contigo. Se metió en el despacho porque no estabas escuchándole. Me dijo que cuando estés más despierto, fueras a verle.
 
-Ah, sí, claro… - Elliot se levantó de la silla del escritorio y se dio un ligero golpe contra la esquina del cubículo, que, a pesar de que no le dolió, casi tira la pantalla del pc, la cual agarró rápidamente al ver que se tambaleaba- Disculpa…- Dijo para recomponerse y retomar el camino hacia el despacho de su jefe. Abrió la puerta con cuidado, como si también fuese a caerse por su culpa, o algo así. Temía que le regañasen por no haber estado atento momentos antes- ¿Me llamaba?
 
Gideon estaba sentado en la silla de su escritorio, con las manos juntas formando un triángulo en el hueco de ambas. Miró fija y seriamente a Elliot, directamente a sus ojos. Gesticuló algunas palabras con la boca, pero no llegaron a oídos de Elliot, luego un gran silencio se apoderó del despacho. Al final simplemente dejo escapar un suspiro.
 
-¿Qué voy a hacer contigo? Siéntate anda… - dijo haciendo una seña a la silla que había enfrente de él.
 
El pelinegro simplemente hizo caso a la orden, y se sentó en la silla que estaba enfrente del escritorio del mayor, esperando pacientemente a que le dijera lo que fuese.
 
-Hace un rato estaba explicándote que tenemos grandes proyectos para la empresa. Habrá una reunión dentro de una semana, con ejecutivos de E-Corp- le señaló con el dedo- No pongas esa cara, ya sé que estás pensando. Tranquilo, solo será una ayuda económica. Ampliaremos nuestros contactos mutuamente, y ellos nos darán un préstamo para la renovación del edificio. Necesitamos una mejora de hardware si queremos que esta empresa siga prosperando en pos de la seguridad nacional.
 
[Ahí está, beneficio. He hackeado a mi jefe. No fue difícil ¿Y qué vi? Es una persona humilde, se preocupa por los demás… Él no merece ser extorsionado por ninguna otra empresa, y mucho menos por Evil Corp. Pero aún así… supongo que tiene razón, si ponemos en una balanza a esta empresa y a la de Evil Corp, ambos sabemos quién tiene más peso… Después de todo, esta empresa es como una pequeña tienda autónoma de chucherías de esas que hay en cualquier barrio...].
 
-Está bien- se limitó Elliot a decir, simple y llanamente, sin llevar ninguna contraria o presentar opinión real alguna.
 
-Quiero que asistas a esa reunión, Elliot.
 
-¿Por qué yo?- Se movió un poco en la silla incómodo. Ya lo había supuesto, de lo contrario no se lo habría dicho. Aun así, no le hacía mucha gracia. Pero era su trabajo, no podía negarse.
 
-Eres nuestro mejor empleado. Cuando llegaste aquí por primera vez, y te examinamos, fuiste el primero en desencriptar los códigos que había en la base de datos de seguridad de nuestro software. Quiero que vayas en representación de tus compañeros... Y ponte traje ese día- le suplicó tras una breve pausa- Es una reunión formal y no quiero verte estropearlo.
 
-¿No le vale como estoy?- replicó rápidamente ante la aberrante frase de “ponte traje”, y se señaló a sí mismo. Tenía puesta una camiseta de botones elegante de color azul claro, y su pantalón vaquero oscuro. Que era básicamente lo que llevaba todos los días a trabajar.
 
-Traje ese día Elliot, no hay más discusión- negó Gideon de forma rotunda.
 
Elliot prefirió no decir nada más. Era una conversación perdida. Se levantó nervioso y salió por la puerta, dirigiéndose a su cubículo habitual con paso rápido, y sin mirar a nadie (como era usual en él), comenzó a recoger sus cosas.
 
-¿A dónde vas?- preguntó Angela parando de teclear al ver a su amigo recoger todo.
 
Él se paró de golpe reparando sus ojos en ella, pensando a toda velocidad, barajando las posibilidades… no sabía si decirlo o no… pero estaba comprometido.
 
-¿Tú entiendes de ropa?- fue lo que finalmente escapó de sus dudosos labios.
 
-¿Ropa? ¿Piensas ir de compras?- contestó la rubia con una notable confusión en su mirada.
 
[No se lo pidas. Es vergonzoso, simplemente dile a Gideon que se te olvidó comprar la ropa el día de la reunión y ya está…].
 
-Olvídalo, me confundí- sonrió un poco el pelinegro para disimular, aunque más que una sonrisa pareció una mueca, ya que no acostumbraba a eso. Colocó las cosas del escritorio y cogió su sudadera para irse de allí mientras se la ponía.
 
Angela por su lado, siguió a su amigo con la mirada, y se dispuso también a recoger sus propias cosas.
 

 
Elliot ya con su capucha puesta, se dispuso a ir todo el trayecto a paso rápido por la calle, hasta llegar a su apartamento y por fin cerrar la puerta con todos los bloqueos posibles que esta poseía. Flippers se acercó a Elliot moviendo la cola para expresar lo contenta que estaba de verle de nuevo y dejó que la acariciara con tranquilidad.
 
-Qué casa tan pequeña… Me recuerda a mis días, en los que estudiaba marketing y empresas en la Universidad…- rubio, con unos ojos azules claros poco comunes, portaba una elegancia y una belleza digna de portada, tenía aspecto de poseer un gran futuro ante sí.
 
El sueño de cualquier mujer se encontraba en la casa de Elliot, de pie, observando con detenimiento el hogar. En la mano tenía una pelota de tenis, con pequeñas marcas de mordiscos. Estaría jugando con Flippers mientras esperaba al dueño de la casa.
 
[¿Qué hace él aquí? ¿Cómo entró? ¿Por qué esta aquí? ¿Cómo sabe…?].
 
-¿Disculpa?- Elliot se quedó pasmado. Ignoró por completo la pelota que traía en la mano, ahora mismo no sabía que pensar, y mucho menos qué hacer- ¿Cómo has entrado?
 
Tyrell dejó escapar una pequeña risa al ver su expresión- Discúlpame, que modales los míos… creo que lo más normal era haber esperado fuera y llamar a la puerta ¿No? Eso lo hacen las personas normales, pero claro… No me considero alguien normal ¿Has leído a Platón?- El rubio tuvo que hacer una pausa ante el palpable miedo del otro, pero decidió continuar con sus palabras- Soy como una especie de ser que debería estar en el mundo inteligible, pero soy mortal como todos, y tengo que convivir con ustedes en el mundo sensible… A la segunda pregunta, digamos que hice lo que cualquier ciudadano civilizado hubiese hecho… Llamé a la puerta, pero como nadie me contestaba, me tomé la libertad de hacer mi magia y esperar como un niño bueno… Bonito perro por cierto, ¿Cuántos años tiene?- Dijo dedicándole una sonrisa a la mascota de Elliot, ya que esta se acercó a él- Oh, disculpa, debería presentarme primero- Se acercó a Elliot tendiéndole la mano en forma de saludo- Puedes llamarme Tyrell, encantado.
 
[¿De qué me está hablando? ¿Qué mierda filosófica es esta? Esto es allanamiento de morada. Básicamente es denunciable. Y eso no es discutible para Platón ni para nadie… Es Tyrell Wellick, el más ambicioso de Evil Corp].
 
-¿Qué quieres?- esquivó cualquiera de las preguntas. Estaba nervioso, histérico. Sólo necesitaba que se fuera rápido.
 
-Nada, sólo quería verte- Lo miró de arriba abajo sin borrar aquella sonrisa de su cara.
 
-¿Entrando en mi propiedad sin mi permiso? ¿Por qué querrías tú verme a mí?

"ACCESS KEY": Una historia de Tyrelliot.Where stories live. Discover now