Animales de ciudad

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Nos llevó un estimado de veinte minutos llegar desde el aeropuerto al centro mismo, en donde uno de los millares de edificios sería mi nuevo hogar. Durante parte del trayecto hablamos de mi vida, de mi ciudad natal, de mis padres y de las motivaciones que me trajeron hasta aquí.

- Me gustaría ser ingeniero electromecánico - respondí con el pecho hinchado, orgulloso de haber tomado aquella decisión hace ya casi un año-. Al terminar la secundaria quiero estudiar aquí.

- ¿No quieres seguir con el oficio de tus padres? - preguntó la chica de cabello turquesa.

- Mis padres no sacrificaron sus propios estudios para que me dedique al trabajo de campo -mencioné-. Siempre me alentaron a seguir algo que ayude al desarrollo de nuestro poblado, algo que traiga progreso hacia esa zona del país.

Miku asintió cortésmente mientras Lily estacionaba el vehículo. No tardamos en bajar mis maletas y en apretujarnos en un pequeño ascensor de metro y medio.

Mi nuevo hogar en Berlín era tal como me lo había imaginado: de un tamaño modesto pero acogedor, con una gran bocanada de luz proveniente de amplios ventanales cubriendo completamente una de las paredes, y con el comedor y la sala formando el monoambiente principal.

Me fijé en las puertas que supondrían las habitaciones, según lo que entendía me correspondía la habitación de la mismísima Rin.

Miku se despidió luego de explicarme que mañana vendría temprano para acompañarme a la escuela, y le agradecí una vez más por su predisposición y amabilidad. Los mellizos, por su parte, salieron disparados en dirección a una de las habitaciones.

La señora Akita abrió la puerta del cuarto de Rin y por una fracción de segundo creí que estaba entrando al mismísimo inframundo: las paredes estaban cubiertas por un tono gris oscuro, pero la única fuente de iluminación provenía de un sistema de tiras de luces de color rojo, el cual le daba un aura tétrica a la habitación. La cómoda de ropa aún se encontraba entreabierta y algunas piezas de vestir yacían esparcidas en el piso, como si hubiese salido con bastante prisa de allí.

Se trataba de la única habitación sin ventanas, sin cuadros colgados en las paredes, sin pósteres o tan siquiera fotos de sus amigos. ¿Acaso tendría amigos además de Miku?

La cama tampoco era llamativa salvo que justo encima de ésta se encontraba una especie de pecera sin agua.

Di unos pasos inspeccionando el lugar con algo de prudencia, intentando adivinar qué clase de alimaña podría encontrarse viviendo en ese hábitat lleno de piedritas e iluminado por una lámpara amarilla, la única luz que desentonaba en la habitación.

- Debe ser una tortuga.

Quizás se había muerto hace poco y aún no habían sacado la pecera de allí.

Decidí traer mi valija de la sala principal y resolví acomodar mis cosas como pudiera en los pocos espacios libres que había dejado la señorita Rin para mis pertenencias.

Grande fue mi sorpresa al abrir la maleta y encontrarme con una boa constrictora de color amarillo brillante yaciendo campante sobre mis jeans.

Decir que había pegado el grito al cielo era minimizar la situación.

Los dos diablillos pelinaranjas aparecieron a mis espaldas riendo y saltando, gozando con todo su ser de aquella travesura. La pequeña Neru se lió la boa en el estómago y la apartó sin mayores complicaciones.

Nero aún seguía grabando mi reacción, y apenas me percaté de esto gruñí, intentando recuperar mi dignidad como pudiera.

- ¡Niños! ¡¿Cómo van a asustar así al pobre Len?! ¡Nero, dame eso! -se quejó mientras le arrebataba el aparato de las manos-. Vida, te pido mil disculpas, no tardarán en recibir un castigo en cuanto llegue su padre y le cuente lo que acaban de hacer.

La mujer me ayudó a levantarme y tardé unos segundos en recuperar el aliento mientras ella le arrebataba el reptil a su hijastra y lo colocaba de nuevo dentro del cristal.

El celular vibró en el bolsillo de mis pantalones y encontré un mensaje de un número desconocido. Se trataba del video que Nero acababa de filmar acompañado de un mensaje en tono burlón:

"Espero que Josephine te ayude a sentirte como en casa. Disfruta de las vacaciones

Rin"

No tardé en maldecir a esa chica maleducada y descarada. De seguro ella había ideado el plan.

"Voy a aventar por la ventana a tu maldita serpiente"

Guardé el número con su nombre y enseguida me apareció su foto de perfil.

"Ya, y como algo le pase voy a cocer vivo a tu cerdo"

*Rin adjuntó una imagen*

Se trataba de mi preciosa mascota con una gran manzana en el hocico.

Un escalofrío recorrió mi espalda.

"Quiero fotos de su crecimiento todas las semanas. Cada vez que me mandes una alimentaré a tu engendro del diablo"

"Trato hecho".

Me quedé un momento en blanco hasta que decidí investigar un poco y mirar su foto de perfil, lo que ella decidía mostrarle al mundo: supuse que era la chica rubia y menudita, completamente vestida de negro, acompañada de Miku y de otro chico de cabello rosa chicle.

- Así que sí tiene más amigos. Interesante.

Volví a mirar de reojo la habitación en la que me encontraba, comprobando que la "mascota" de Rin me observaba sacando la lengua de a ratos. En algún lugar había leído que hacían eso para oler y medir la temperatura del ambiente.

Intenté ignorar al animal como pude y volví la vista a las ropas esparcidas en la habitación. Realmente había sido un descuido de la madre de Rin dejarlas así para mi recibimiento.

Me paré a recoger las prendas, en su mayoría eran de la gama de los grises, y las coloqué en los cajones que consideraba apropiados. Luego me topé con su ropa íntima y no pude evitar sonrojarme al ver su taza de corpiño.

¿Con diecisiete seguía siendo copa A?

No pude evitar reír un poco y coloqué el ítem junto con los demás, sorprendiéndome todavía más al ver que la ropa interior ciertamente no parecía apropiada para una menor de edad.

Cerré el compartimiento enseguida y preferí ignorar aquella información, ya que no era necesaria para mí.

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Sé que voy actualizando rápido, quiero escribir esta historia durante lo que queda de diciembre y enero y tengo que aprovechar la inspiración. También aprovecho para desearles felices fiestas, espero que lo pasen muy bien y disfruten con sus familias. ¡Gracias por sus votos! Me sorprendieron con tantas visitas en menos de 24 horas.

Austausch (El Intercambio) | RiLenWhere stories live. Discover now