-Estoy bien...- se tocó el abdomen y la cabeza antes de suspirar- Si, definitivamente todo está en orden.

Inflé las mejillas y aguanté la risa, pero realmente quería reírme de él, el pensamiento de este idiota haciendo algo tan tonto me daba satisfacción, estaba enojado y se lo merecía. Así que reí sonrojándome y él me revolvió el cabello, entonces me detuve.

Sus emociones enviándome escalofríos mediante el hilo invisible que nos unía.

Me alejé un paso de él.

-Traje algo de comer, mamá insistió.

Yukhei esperó un segundo antes de sonreír y asentir. Entonces tomó mi mano como cuando éramos pequeños y no existía esta incomoda sensación cada vez que nos acercábamos. Dejé la mochila en la entrada de la pobre casita que ni siquiera tenía reparadas las ventanas. Caminé por ella oyendo el crujir de los tablones.

-¡Jaemin ten cuidado, puedes caerte!

Miré por sobre mi hombro para verle treparse nuevamente por la enredadera hasta llegar al techo.

-¡Bien!

Podía imaginar un lindo lugar aquí, pero cuando pensaba en que sería mi hogar junto a quien creí nunca me dañaría, todo a mí alrededor se revolvía. Pasé el dedo por la chimenea de piedra, arrugué la nariz y estornudé por el molesto polvo.

Y decidí ayudar un poco.

Me trepé al único mueble en la sala, el cual tenía más años que Taeyong e Irene juntos, No no no, sacudí la cabeza con resignación. No pienses en ellos... si lo haces pensarás en él y... No me hagas esto, lobito malo malo.

Mi tonto omega había comenzado a retorcerme las entrañas, lo sentí en mi garganta, ese raro sonido chillón que me provocaba querer correr por el bosque hacia él. Estiré el cuerpo luchando contra las telarañas que se encontraban en cada rincón de la casa, observar a mami me ayudó a aprender algunas cosas.

Y otra vez volvía a pensar como el omega que todos querían que fuese...

Pasamos la tarde entera reacomodando este lugar, ni siquiera logramos limpiar y refaccionar la mitad. Pero Yukhei compró pintura y seguiríamos con esto mañana. Era algo raro pero divertido de hacer. Siempre creí que John sería el primero en tener una casa propia, en formar una familia perfecta, oía a mamá hablar sobre lo mucho que Taeil le recordaba a si misma cuando se casó con papá, nunca dijo lo mismo sobre lo mío con Yukhei.

Ambos terminamos en la entrada de la cabaña, en el pórtico de madera, repleto de musgo y caminos de hormigas.

Las estrellas formaban constelaciones que no conocía y que mi hermanito me había intentado enseñar varias veces, pero mi cerebro siempre había sido igual a un agujero de gusano, la información entraba pero siempre terminaba triturada, por completo olvidada.

-¿Crees que seremos felices?

Preguntó dando un mordisco a la rojiza manzana antes de hacerla rodar, recostándose en los tablones flojos del pórtico. Dejé las piernas estiradas y mi espalda se fue suavemente hacia atrás, junto a él, pero no quería ni siquiera un roce entre nosotros. Y le sentí mirarme, respiré hondo al cerrar mis ojos.

-Estamos grandes para creer que existe la felicidad eterna.

Él rio ronco a mi lado.

-Vaya forma de decirme "No".

-Es solo que... - intenté ser honesto por primera vez con respecto a nosotros-. Quiero perdonarte, pero de verdad me lastimaste.

Los grillos entonaban una canción cerca de nosotros, algunas luciérnagas se encendían y apagaban entre los arbustos. Mis ojos iban hacia el cielo y se cerraban momentáneamente al respirar, hasta que sentí sus dedos rozar los míos y le cerré el pase al aire en mis pulmones.

Caelum ~ {Nomin/Markhyuck}जहाँ कहानियाँ रहती हैं। अभी खोजें