Por unos instantes, un rayo ilumina el cielo en su totalidad.

     Agitados y empapados, Rumshum hace frente y golpea la puerta al llegar a salvo. Resguardándose debajo del techo ven el picaporte girar hacia a un lado, siendo abierta por una figura que le causa a los tres un escalofrío: Un hombre de aparentemente cuarenta y cinco años, con prendas holgadas que tienen ligeras manchas de grasa y suciedad; sobre su cabello oscuro hay un pequeño gorro de lana color crema. En su figura escuálida, con un rostro apagado y párpados caídos, no hay ni un indicio que indique una bienvenida para el equipo.

     Eleonora y Cian se ven de reojo mientras esperan alguna respuesta del hombre, que no les inspira ni un poco de confianza. Sin embargo, Rumshum esboza una amplia sonrisa poco propia de él, prefiriendo realmente un lugar donde no mojarse a que seguir sufriendo los caóticos sucesos naturales del clima. Él decide ser el primero en romper el silencio entre la tormenta:

Rumshum: ¡Que tal, joven hombre! —dice en un tono animado—. Somos viajeros que venimos desde muy lejos buscando un hospedaje. No le pediremos nada más que un lugar donde resguardarnos de la tormenta hasta que acabe.

Cian: ¡Se lo agradeceríamos mucho! —añade.

     El hombre pasa su mirada por cada uno de sus rostros, hasta que se queda inmóvil viendo a Eleonora. Cian llama la atención de la chica con la mirada y un par de señas, dándole a entender que es la única que aún no ha aportado nada a la conversación, y debería de hacerlo. Reaccionando incómodamente, le entiende perfectamente y carraspea:

Eleonora: ¿Por...favor? 

     Aquella figura suspira. 

Randall: Claro, pasen. Me dicen Randall.

     El hogar de aquel extraño tipo, Randall, era pequeño y algo desordenado, pero en cierta forma llegaba a ser acogedor

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     El hogar de aquel extraño tipo, Randall, era pequeño y algo desordenado, pero en cierta forma llegaba a ser acogedor. Les ofreció unas toallas para secarse y un plato de fideos con salsa a cada uno, el cual sabía diez veces mejor que la de aquella posada en Rhampsia. Mientras comían sentados en silencio, calentándose con el fuego de una pequeña chimenea en el salón, Randall se sienta junto a ellos. Sirviéndose una copa de vino, hace contacto visual con Rumshum. Al parecer, ambos tienen dudas que aclarar entre sí, y lo saben.

Randall: ¿Y qué hacen un par de viajeros tan... —viendo el aspecto de Cian, cubriendo su vestido con una de las toallas mientras come— peculiares, siendo desprevenidos por la común lluvia de Senatar?

Rumshum: <<Peculiares, claro que sí>> —piensa dándole la razón. Recibe una copa de vino por parte de el sujeto y agradece en un asentimiento—. Es una larga historia. En resumen, los tres compartimos la idea de deshacernos de un sujeto en específico. 

Randall: ¿Entonces...no se conocen realmente de nada?

Rumshum: Exacto.

Eleonora: Solo nos vimos en un bar y desgraciadamente aquí estamos.

Fuerzas Opuestas.Where stories live. Discover now