Jóvenes Extraordinarios 3 Chico Obstinado

Capítulo 1

Santiago Cruz estaba desesperado por encontrar un empleo, fue un gran estudiante y deportista en la secundaria, pero al segundo año de universidad lo echó todo por la borda al embarazar a Roxana su novia, ahora tenia un hijo de dos años y lo acababan de correr de la fábrica donde trabajaba.

El jefe de su madre le consiguió una entrevista en la universidad como entrenador, el puesto era temporal, el ultimo entrenador les renuncio abruptamente y no tenían presupuesto para contratar a uno con título, la ventaja del trabajo es que incluía una beca para terminar sus estudios, la mala noticia es que el entrenador anterior dejó un caos, la papelería era un desastre y los chicos unos desordenados, el equipo deportivo en ruinas y sin presupuesto para recuperarlo.

Cuando el director le dijo todo esto Santiago se sintió decepcionado, pero la oferta de la beca era en si una inversión para su futuro, tendría que aguantarse los reproches de Roxana, pero esto era mejor a nada, además el horario de la universidad era mucho mejor que el de la fábrica y gozaría de vacaciones al ritmo de los alumnos.

Aceptó la oferta sin la opinión de su esposa, al final ella encontraría excusas para todo, ella quería que él trabajara en un lugar en el que ganara muy bien y que le dieran tiempo para su familia, a él no le importaba pasar tiempo con ella, al pasar de esos tres años juntos ya no la soportaba, sólo se casó con ella por el embarazo.

Desde el principio todo fue un error, en ese entonces él estaba confundido, Roxana era una chica guapa de su calle, trabajaba en la estética de la esquina y le coqueteaba al pasar, era alegre y desinhibida, todo un personaje.

En ese entonces Santiago estaba en la universidad y estaba rodeado de chicos intelectuales y atléticos, él mismo era de esos chicos que salía a correr todas las mañanas y practicaba deportes con sus amigos, sus muy atractivos amigos.

Fue en una excursión a escalar con sus compañeros que las inquietudes de Santiago fueron confirmadas, desde su adolescencia Santiago notó que le gustaba admirar a sus compañeros de una manera inusual, antes se justificaba diciéndose que era mera comparación, que apreciar el físico de otros hombres no tenia nada de malo, después cuando esa apreciación dio paso a la excitación Santiago se asustó, en su familia a los hombres que se fijan en otros les decían maricones y Santiago no era un maricón.

Los maricones eran hombres afeminados que esperaban en las esquinas vestidos de mujer a que los hombres desesperados se los cogieran en los callejones, él no era un maricón.

Pero ese fin de semana lejos de su barrio y los maricones de la esquina a Santiago se le hizo fácil tomar lo que ese chico le ofreció en la oscura noche en la privacidad de su tienda, se entregó por completo a sus deseos mas obscenos y salvajes, las cosas que se atrevió a hacer en esa tienda no podría describirlas nunca, tanto como las disfrutó se avergonzaba de ellas, no volvería a cometer ese error, decidió que lo que pasó en esa excursión se quedó escondido en esa montaña.

Pero al volver a su barrio y pasar por las esquinas la gente volteaba a verlo y el imaginaba que lo sabían, cuando su madre le preguntó casualmente por ese chico con el que el paso esas noches creyó que lo sabía, imaginaba que algo en su rostro lo delataba , que de pronto su andar se asemejaba a el de los maricones de la esquina y que todos se enterarían, así que con unas copas de alcohol encima y la desesperación en la sangre aceptó la oferta de Roxana de relajarse en sus brazos, esa noche al querer demostrar su hombría cometió un error que arruinaría su vida.

Dos meses más tarde Santiago dejaba la universidad y se casaba con Roxana para responsabilizarse de su error, la muchacha estaba embarazada y encantada de atrapar a un hombre tan atractivo y educado, una condena para ambos, Santiago la despreciaba no soportaba tenerla cerca y las veces que llegaba intimar con ella era por ese terror que le carcomía por dentro de terminar como esos maricones si no demostraba su virilidad con frecuencia.