Angy.

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Aparcamos un poco alejados de la entrada porque el parking está bastante completo por las vacaciones de verano. Me bajo del coche y siento que he pisado algo, me acacho a cogerlo y es un mechero.
-Angy mira que mechero más bonito. -digo mientras observo el dibujo abstracto pero bonito del mechero.
-Quieres dejarte de tonterias y ayudarme a sacar esto del maletero. -me mira con la cara que una madre miraría a su niño cuando coge un palo del parque y quiere llevarselo a casa mientras saca las maletas.
-Anda, pero si hasta funciona. -yo sin embargo hago como haría el niño, ignoro su cara y sigo jugando con el mechero mientras la ayudo.
Hemos llegado, me guardo el mechero en el bolsillo y me empiezo a poner nerviosa. Sí, me pongo nerviosa porque me voy a meter en un avión sóla y voy a llegar a un sitio donde nunca he estado antes y del que no conozco absolutamente nada. ¿Cuándo se me ocurrío esa magnífica idea?
-Kat tia que espero que disfrutes mucho de este viaje porque te lo mere... -la agarro y le doy unos de esos abrazos que te dejan sin respiración.
-No sabes la pena que me da que no podamos ir al final juntas, pero yo te traeré regalitos eh. -le susurro al oído mientras nos separamos.
-¿Puedo elegir?
-Claro.
-Pues quiero una camiseta que ponga: "cuando mi amiga estuvo en Orlando, se acordó de mí y me trajo esta camiseta" con dibujitos de palmeras y soles.
-Dime que estás de coña porque eso es lo que me traían mis abuelos cuando tenía 5 años, al venir de sus vacaciones con el inserso.
-Me has ofendido. -me suelta poniendo cara seria, estoy empezando a creermelo cuando empieza a descojonarse en mi cara y después yo con ella.- No, en verdad me encataría un imán para la colección de la nevera del piso.
-Eso está hecho.
-Ah, y si vais a Disnney traerme un peluche de Mickey, de esos gigantes que no caben en la cama.
-Lo buscaré, lo buscaré.
Nos damos los últimos dos típicos besos de despedida y nos decimos las últimas frases típicas de despedida del "te quiero" y del "yo también". Me ha costado bastante despedirme de ella porque tenía tantas ganas de meterla en la maleta y llevarla conmigo... En verdad este viaje estaba planeado para que Angy, el que es ahora su exnovio, Samuel (al que yo siempre llamaba Sam) y yo fueramos a pasar unos días a Orlando al piso de mi novio, Lucas (al que yo siempre llamo Luke).
El primer día que llegue al piso de Madrid me encontré a Sam y a Angy liándose en la encimera de la cocina. Imaginaros por un momento la embarazosa situación, me entraron ganas de abrir el Yahoo y preguntar: ¿Qué hacer o decir cuando entras en tu nuevo piso compartido y tu compañera a la que no has visto nunca se esta liándo con un tío? Pero iba a ser una pregunta muy larga. Al final, resulto que mi compañero era Sam y no Angy. Por ese tiempo estaban empezando a salir. Como tuve suerte y fueron unos buenos tios a los que le gustaba leer y escuchar a Lana del Rey, nos hicimos buenos amigos y pasabamos la mayoría de nuestro tiempo libre juntos. Por ese tiempo también conocí a Luke y empezamos a salir.
Angy y yo no éramos las tipicas amigas que cuando empiezan a salir con alguien dejan de ser tan amigas, Angy y yo molabamos, hacíamos como en las películas americanas y salíamos en parejas. Cuando Luke tuvo que irse a Orlando a empezar a trabajar, decidimos que iríamos a visitarlo en verano los tres. Entonces, Sam empezó a salir con sus amigos de antes que eran unos drogatas y empezó a dejarle de prestar atención a Angy. Al final cortaron y el viaje se anuló. Luke y yo quedamos en vernos cuando le diesen vacaciones pero yo me quedé con las ganas de ir a Orlando y organice este viaje en secreto para darle la sorpresa.
Mientras pienso todo esto, estoy andando entre la multitud en busca de las salas de embarque. Y veo a tantas caras pasar a mi lado, tantas caras que probablemente no me volveré a cruzar, cada una con su historia andada y con una por andar.

No somos de cristal.Where stories live. Discover now