Lentamente el omega se fue relajando entre los brazos del alfa. Estaba cansado de toda la situación, su cuerpo le pedía a gritos un descanso, tanto estrés proveniente de la situación de su hermano, los hechos con Jin Ling y su propia relación le estaban pasando factura, lo que necesitaba en esos momentos era sentirse amado por la persona que lo abrazaba fuertemente... Aunque nunca se lo diría en voz alta.

− ¿Tomaste algo antes de venir? – pregunto el omega, intentando despejar el ambiente tan tenso que los envolvía.

− Me temo que no – respondió – una vez deje las órdenes pertinentes, partí de inmediato – apretando un poco más el cuerpo de su pareja – quería verte.

− Los alfas son complicados – murmuro Jiang Cheng al escucharle – debiste hacerlo, no es como si me fuera a ir sino llegabas.

Xichen sonrió y oculto su rostro en la curvatura del cuello del omega, aspirando el agradable aroma a loto que este poseía.

− Vamos – rompiendo el abrazo que el alfa tenía sobre de él y girándose para encararlo.

− ¿A dónde?

− A que comas algo, ¿Dónde más? – dijo pasando por su lado y caminando hacia la salida del despacho.

El primer jade no comento nada y con una suave sonrisa siguió al omega, sintiendo un cálido sentimiento en su pecho por haber solucionado las cosas.

Después de una hora, ambos consumieron los alimentos que los cocineros de la secta Jiang habían preparado, aunque los hechos para el líder del clan Lan habían sido hechos sin nada de picante, ya que su líder había sido muy específico en ese punto. Los miembros del clan Lan no soportaban bien el chile y lo que menos deseaba era tener a su pareja – aunque aún estaba molesto con él como para llamarlo así enfrente del mismo – enfermo por no tolerarlo.

Así fue como la mesa estuvo adornada por la mitad de platillos hechos con el picante del muelle de Loto mientras la otra eran alimentos blandos, suaves y sin nada de picante en ellos.

Tras terminar de comer, ambos se habían enfrascado en una acalorada conversación donde los temas principales fueron su hermano, su delicada situación en el clan Lan y su actual relación.

− Entonces... ¿Estarán recluidos durante seis meses? – Pregunto dejando su taza de té sobre la mesa − ¿Y Hanguang−Jun lo acepto?, ¿sin replica?

− Era la única opción que teníamos – le respondió Xichen – los ancianos estaban en su derecho de castigarlo ya que las reglas lo dictan pero...

− Entiendo, hiciste lo que estuvo en tus manos para proteger a ambos.

− ¿Crees que mi juicio se vio nublado?

− ¿Por proteger a tu familia? − Enarcando una ceja ante la pregunta – cuando se trata de ella, uno hace lo que sea por protegerla, en esos momentos no eres el líder, no eres un miembro del clan, eres un hermano, padre, hijo... Qué harías lo que fuera para salvarles.

− Si hubieses estado en mi lugar...

− Si yo hubiese estado en tu lugar, esos viejos hace mucho que no pertenecerían al consejo ni al clan – le aseguro – al menos tú fuiste más diplomático.

Xichen dejó escapar una suave risa.

− ¿Y qué piensas hacer? lo único que lograste fue obtener tiempo pero, al final de ello tendrán que reiniciar el juicio.

− Lo sé − tomando un sorbo de su té – necesito encontrar pruebas que exoneren al joven Wei.

− ¿Su palabra no es suficiente?

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