Inevitablemente real

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Palabras: 2279 | Romance, Humor| Genya x Tanjirou | Escolar AU

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Inevitablemente real

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Genya tuvo que pellizcarse a si mismo para comprobar que no estaba soñando. Lo hizo tres veces, por si las dudas. Pero lo que pasaba era real.

Pasaron unos segundos, en los que su boca no emitió sonido alguno, y su cara se pintaba de carmín. Tanjirou, frente a él, con los puños apretados a los costados de su cuerpo y la cara también roja hasta las orejas.

—...di algo —le exige, después de un momento.

Genya traga duro, y de lo que lo estaba mirándolo fijamente a los ojos, desvía la mirada. Entonces suelta una frase casi inaudible, pero Tanjirou lo escucha igual.

—Tú también... tú también me gustas.

Ahí es cuando Tanjirou puede relajar las manos, relajándose completamente también. Genya también se relaja, aunque pensaba que iba a explotar. Pero ya lo dijo, pudo decir lo que sentía, y aunque no fue el primero de los dos en hacerlo se siente bien. Sin embargo, todavía no puede mirarlo, no siente que pueda verlo a la cara sin la posibilidad de que se desmaye.

—Genya, mírame.

La voz de Tanjirou es dulce como siempre, y cuando le pide que haga eso él no puede negarse. Lo mira y solo puede pensar es tan pequeño, pero tan valiente, lo adoro tanto.

La cara le hierve más cada segundo que pasa cuando Tanjirou va y le toma la mano, sin dejar de mirarlo. Entonces ambos piensan, que quieren besarse. Ahí mismo, en esa parte detrás del edificio principal de clases, bajo las escaleras, donde el sol de pasado medio día no llega.

Sin darse cuenta, Genya levanta la mano y la deja sobre la mejilla de Tanjirou, luego se agacha y una cosa lleva a la otra. La mano libre de Tanjirou termina en su cuello, y se desliza entre sus cabellos negros con los dedos.

En algún momento sus alientos chocan y justo cuando sus labios casi se rozan-

¡¿YA SE ESTÁN BESANDO?!

-obviamente, pasa algo, porque sus vidas no podían ser completamente una película.

Los cuerpos de ambos se tensan, y solo pueden escuchar a sus amigos allá arriba en las escaleras, gritándose entre sí.

—¡¿Q-Qué estás haciendo?! ¡Cállate!

—¡Pero respóndanme!

—¡Que te calles!

—¡Los dos están aquí abajo, cállate!

—¡¿Ah, sí?!

—¡NO HAGAS ESO, IDIOTA!

Las ganas que tiene Genya de golpear la estúpida y refinada cara de Inosuke en ese momento no son sanas. El idiota se ha subido sobre el barandal y ahora está mirándolos ahí en su pequeño escondite, de cabeza.

—¡Oh, aquí están, pequeños tortolos!

—¡Aléjate!

—¡Inosuke, no hagas eso, te vas a caer!

—Claro que no, Monitsu me está sosteniendo.

¡Eres pesado!

—¡No es verdad! —le grita Inosuke—. Como sea, ¿Ya se besaron?

Kimetsu no Yaiba | One-shotsWhere stories live. Discover now