Deshomosexualizarme

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¿Cuándo estaban pequeños no sintieron ese miedo de ser castigados, y aunque tenían el deseo de que no fuera así, ya veían a sus madres con la chancla en la mano? Pues bien, eso fue lo que sentí luego de que mi propio tío me dijera eso. Ósea, es guapo, atractivo y tiene buena verga, pero... No creí que él quisiera esto.

Mi tía había salido al centro de la ciudad a comprar aceite y algo de atún enlatado con el dinero que mi padre le había dado para que me mantuvieran el tiempo necesario para que lograran deshomosexualizarme. ¿A mí? Soy más diva que la divaza y me he sentado en tantas pollas que he perdido la cuenta.

Sabía que si subía las escaleras, mi tío me iba a dar una gueviza que no iba a poder caminar nunca, y adivinen donde iba yo caminando... Por la escalera.

Yo a mi tío le tenía ganas desde hace mucho tiempo, y pues ahora que tenía la oportunidad no me iba ahechar para atrás, así que lo seguí hasta su cuarto y por alguna razón sentía miedo. Si mi padre se enteraba de lo que yo iba a hacer, me iba a colgar de las pelotas en el cordel de la vecina para que me vieran. Pero como siempre he dicho, en esta vida, oportunidades para coger con tu tío solo se presentan una vez (no aplica para todos los casos), y yo debía dejar que el hiciera conmigo lo que quisiera.

Pocas veces yo había entrado al cuarto de mi tío, pero lo conocía en su mayor parte. Nada extraño, nada fuera de lo normal. Una cama de tres plazas, una ventana a un lado de esta, un ropero de madera roja, una lámpara sobre un velador pequeño, algunas fotos sobre una mesa larga varias fotos enmarcadas junto a un jarrón de porcelana con flores y una pintura de un caballo corriendo en el respaldar de la cama.

Bonito lugar para ser penetrado por un familiar.

Miré a mi tío con los ojos pelados y tratando de no ser tan puto, pues yo inconsciente me mordía los labios mientras lo veía. Mi tío asentía con la cabeza y sonreía de lado como diciéndome ─Aquí lo tengo─. Aquello es suficiente para enviar una larga oleada de calor a través de mi estómago, que nace como miedo o como mariposas revoloteando.

Mi tío Peter se dirige a la puerta y le pone el seguro del pomo, y luego un picaporte que se encuentra en la parte superior de la puerta y que yo ni había visto. A este punto mi ansiedad se estaba elevando muy rápido y sentía las manos heladas, ganas de hacer pis, y mis axilas sudando.

Invitándose a sí mismo a entrar, como siempre hace mi apuesto tío Peter, se da media vuelta y me agarra por el cuello. Sus dedos se congelan, su palma es un peso sólido contra mi tráquea y ni siquiera trato de luchar cuando soy empujado contra la pared. Mi cabeza choca contra la placa de yeso, pero mi tío Peter no se disculpa, acercándose para imponerse el resto de espacio que me queda.

El olor de la colonia golpea mis sentidos de mientras lucho por respirar por última vez, y estoy decepcionado al no encontrar ni una nota del aroma de Peter luego de unos segundos cuando presiona tanto que me está ahogando. Sé que él no lo hace con mala gana y sé también que le gusta demostrar su poder dominante.

Adelante tío. ¡Domíneme!.

Mi rostro cambia cuando el tío Peter aprieta su agarre, un apretón cuidadoso diseñado para dejarme sin aliento, e instintivamente trago, haciendo que el sienta la hinchazón de mi garganta pelear contra su mano.

Un pulgar encallecido se arrastra bruscamente contra mi labio inferior dejando una mancha húmeda a su paso de la baba que se me escurría por la boca, y luego con poca advertencia, Peter se inclina para tomar mi boca, usando el agarre alrededor de mi garganta para mantenerme quieto.

Con los ojos llenos de lágrimas ya de la llave de estrangulación, abro obedientemente los labios para buscar la lengua de mi tío Peter; no solo porque me comporto bien, sino porque estoy desesperado por ello, lo he querido toda la semana y cada día desde que he llegado aquí, lo necesitaba toda la semana y lo quiero por el resto de mi vida. El morbo al saber que mi tío ahora me está besando mientras me ahora me deja sin aliento, o quizás lo que me deja sin aliento es que el aire se ha cortado. Pero aun pienso, pienso en él y la forma en la que su lengua ahora se ha metido en mi boca. La boca y las manos de Peter sobre mí son candentes y exigentes, me abrasan y me incendian como una marca de propiedad.

BLOOM IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora