— Jade, ¿estabas vomitando a propósito? — preguntó con voz ronca mientras me obligaba a girar sobre mis talones para quedar cara a cara.

— Pues claro que sí, Asher — respondí rodando los ojos con total naturalidad —. Me sentía demasiado mal y no me gustaba la idea de esperar en mi cama —

— No te hagas la lista conmigo — gruñó — ¿Qué has estado haciendo? —

— Vomitando, la comida me cayó mal.

— ¿Qué comida? — preguntó con seriedad clavando su mirada molesta sobre mi — No has comido nada porque tu nana no está, es jueves va a sus reuniones en la iglesia y no te gusta que nadie del servicio cocine — acusó —, en la escuela apenas probaste un par de bocados de mi fruta y tu estúpido jugo de color morado. —

Mi cerebro maquinaba una explicación coherente que mantuviera la mente quisquillosa de Asher en sus asuntos pero él era demasiado rápido, me conocía tan bien que a veces sentía que veía tras de mi.

— No has estado comiendo, ¿verdad? — su tono había pasado de ser duro a preocupado mientras que sus manos dejaron de apresar mis caderas para tomar mi rostro — ¿Qué mierda crees que haces Jade Annabelle Johnson? —

— Nada Asher, ya te dije que me sentía mal. — respondí luchando contras las lágrimas que se amontonaban en el borde de mis ojos —Mejor vamos a estudiar, necesito aprender el nuevo tema de matemáticas o me ira mal en los exámenes. — dije intentando zafarme de su agarre.

Su largo y musculoso cuerpo se posó frente a mí, bloqueando mi camino en dirección a la habitación.

— Jade, ¿estás metiéndote todas esas mierdas para adelgazar? — preguntó con la voz entrecortada.

— Asher — gruñí molesta mientras lo empujaba con suavidad.

¿Por qué no podía decirle que simplemente no estaba bien? ¿Por qué mi lengua parecía transformarse en un nudo ciego y no me dejaba gritar lo rota que me sentía?

Llevaba semanas haciendo esto; dietas, vomitar y ejercicio. Había una pequeña parte de mi que no quería, era la misma que me hacía llorar por horas durante la noche cuando me miraba al espejo y me decía que no estaba tan mal, que tal vez no era la chica más hermosa pero tenía lo mío; que estaba bien así, pero esta fracción de mí estaba tan débil que jamás ganaba la batalla.

Sentía que me ahogaba y aquellos actos descuidados — como lo era dejar las pastillas a la vista — eran simples gritos de ayuda de mi parte lógica que apenas y logran ser un masculló.

— Jade, no intentes escabullirte de mi — las palabras de Asher resonaron en mis oídos como una ventanilla de emergencia lista para ser rota por el martillo pesado que yo tenía.

«Hazlo, por favor solo hazlo».

— Estoy bien, no te preocupes por mí — respondí con una sonrisa antes de apartarlo con suavidad y caminar en dirección a la cama.

Él se quedó unos segundos parados en mitad del baño sin decir nada, solo observandome con el ceño fruncido mientras sacaba los libros de matemáticas y los depositaba sobre el escritorio.

*

— Bien, creo que lo tengo. — dije con una sonrisa mientras miraba los números hechos a lápiz sobre mi cuaderno.

Asher asintió en silencio mientras volvía a posar sus ojos en la pared, parecía un poco angustiado e incluso ansioso; no había dejado de tamborilear con los dedos sobre el escritorio y por la forma en que sus pies se movían sabía que su mente estaba hecha un lío.

RAMÉ ✔️Where stories live. Discover now