2. La opción indicada

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-¿No conduces hoy?- preguntó al ver que Jeno no trabajaría como su chofer este día.

El guardaespaldas ni siquiera respondió, solo se quedó allí serio y estoico.

-Es de mala educación no responderle a tu jefe- pronunció Jaemin, quitándose los zapatos para recostarse a lo largo del asiento. Sus ojos se cerraron poco a poco, soñaba con llegar a casa después de una larga jornada y sumergirse en un baño de burbujas reparador.

-Me pagan para recibir una bala por usted, no para tener charlas cordiales.

La voz ronca le sacó de sus pensamientos. Y, por primera vez en el día, una sonrisa medianamente sincera cruzó el rostro de Jaemin. A él tampoco le gustaba conversar, todo su cuerpo le decía que era mejor cerrar la boca, pero, por alguna razón, necesitaba huir del silencio y no tenía amigos a quien llamar para quejarse de su trágica vida laboral.

-¿Es malo no haber besado a nadie en toda mi vida?

Abrió los ojos, esperando ver sorpresa en el rostro de su guardaespaldas. No encontró señal alguna de emoción, el hombre mantuvo la vista fija en el vidrio polarizado sin siquiera una arruga que le diese una pista de lo que cruzaba por su cabeza. Era frustrante para Jaemin.

-¿Por qué importaría? - esa fue la única respuesta que recibió.

Jaemin debió callarse, debió dejar de preguntar, pero no lo hizo.

-¿Ha besado a muchas personas?

Jeno se encogió de hombros.

-Algunas.

Una mueca torcida tomó posesión del rostro perfecto de Na Jaemin.

-No he besado a nadie en mi vida...

Por primera vez dentro del vehículo Jeno clavó su mirada en Jaemin.

-Lo ha hecho, he estado allí...

Jaemin irguió la espalda y se sentó correctamente.

-Las filmaciones no cuentan... Yo... no he besado a nadie de verdad...

Quería decir el resto de la oración, pero no logró que las palabras saliesen... Nunca lo he hecho con mi lengua tampoco. Eran tontos y leves roces de labios que duraban menos de cinco segundos, donde la menta de Jaemin estaba atenta a las cámaras y a la voz del director gritando «¡Corte!». Jaemin no los contaba como besos.

Y la conversación terminó.

Fue escoltado hasta su lujoso penthouse y cerró la puerta en el rostro de Jeno.

Sabía que este se quedaría frente a la puerta hasta que fuese sustituido.

Se dio un caliente baño de burbujas, escuchando la lista de canciones que debía aprenderse en el piano, mientras repasaba lo que había sucedido. Salió del baño colocándose la bata de baño para terminar acostándose en su gigantesca y mullida cama de sabanas sedosas.

Incluso el techo de la habitación gritaba lujo. Cada porción de ese lugar hacía ver lo que Jaemin era... Una estrella en ascenso que había vivido más cosas a través de la actuación que en su vida real. Era un solitario muchacho que pasaba la mayor parte del tiempo acompañado por las cámaras, lejos de sus padres y sin amigos a quienes llamar los viernes en la noche para tomar una cerveza.

Rodó por el colchón, cerró los ojos y pensó en cuál sería su siguiente movimiento.

-Podría leer novelas románticas, de esas que a mamá le gustan...

Murmuró en voz baja, pero descartó la idea en seguida, porque esas historias siempre le habían hecho abochornarse por los ridículos diálogos entre los protagonistas y las descripciones explicitas de las escenas subidas de tono.

Entre sus opciones estaba: Ver todas las películas románticas y eróticas del mundo hasta saberse de memoria como actuar en una, o contratar a alguien para que finja ser su pareja en una semana... Pero le causaba pavor dejar que un desconocido le tocase y tendría que firmar un contrato redactado por su empresa, lo que sería imposible.

Sabía que ni el Ceo ni Sunny aprobarían que viese a alguien extraño, de seguro enviarían a un guardaespaldas para que le vigilase en cada cita y oportunidad. Dios, incluso podrían pararse detrás de la puerta mientras Jaemin tenía su primer orgasmo causado por otra persona...

Y, de repente, se levantó de la cama, una extraña idea cruzó su mente. Era una perversa y estúpida idea que no tenía ni pies ni cabeza, pero podría funcionar y eso era suficiente para él.

Corrió en bata, dejando marcas húmedas de sus pies descalzos por el lugar hasta pararse frente a la puerta principal. Se detuvo con la mano aprisionando el picaporte.

-Debo haberme vuelto loco...- susurró, retrocediendo algunos pasos.

Entonces recordó las palabras del director y su corazón volvió a tomar impulso.

La puerta se abrió con fuerza. El pasillo estaba silencioso y nadie parecía estar por allí, Jaemin sacó suavemente la cabeza hasta dar con el cuerpo de Lee Jeno sentado en uno de los sillones. Su guardaespaldas estaba de brazos cruzados admirándole con incertidumbre.

Se elevó en su traje negro perfectamente planchado y caminó con elegancia hacia Jaemin.

-¿Se le ofrece algo?

Jaemin jugueteó con las mangas de su bata cuando le tuvo en frente. Solo podía pensar en que esta era una pésima idea y que su guardaespaldas se reiría de él a carcajadas. Pero era su única esperanza, así que se armó de valor y le miró duramente.

-S-sí.

Jeno parpadeó, acercándose un paso más cerca de Jaemin. El pobre muchacho sintió cada parte de su cuerpo temblar.

-¿Qué es lo que quiere?

Y Jaemin juró que podría sufrir un ataque al corazón justo en ese lugar, desnudo debajo de la bata y sin maquillaje que le cubriese las imperfecciones. Los periódicos comerían por una semana de esa noticia. Pero se hizo valiente y levantó la vista, fijándola en los ojos negros que estaban impávidos.

-Quiero...- sus manos se apretaron y su boca se arrugó-, quiero que me enseñes a besar.

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𝐓𝐚𝐤𝐞 𝐎𝐧 𝐌𝐞 - {𝙽𝚘𝙼𝚒𝚗}Where stories live. Discover now