El pecado

129 14 4
                                    

Siempre he pensado que el amor es una experiencia completamente distinta en cada ocasión. Yo no siento las típicas mariposas en el estómago. No. Cada vez que me enamoro, todo se mueve en mí. Es tan intenso como el zumbar de avispas y donde el estómago se convierte en el panal por saquear. La temperatura se eleva al nivel de mi celo y ni siquiera puedo permanecer más de cinco minutos cerca de esa persona.

Pese a todos los 'contratiempos' que conlleva mi enamoramiento, no le temo entregarme al cien por ciento. Disfrutar de pequeños momentos empapados de cariño. Prueba de ello es mi relación con Samuel. Amo cada una de sus cualidades, no es perfecto. Pero es la persona más humana que he conocido. Irónico, somos licántropos. Con una parte animal tan irracional que se deja llevar por lo que desee en ese instante, independientemente de nuestra verdadera voluntad.
Soy libre de amar. Y aunque mi pareja no es 'la otra mitad de mi ser' según los estándares de mi abuela. Conocí al amor de mi vida con el corazón, no con el cuerpo.

Mi lobo también le tiene mucha estima. Si es así entonces...
¿Por qué no pude ser más fuerte?¿Por qué cedí a lo que mi tonto lobo dijo por conocer a un completo desconocido? Aun no dejo de amar a Samuel, pero ese extraño hombre con chistes de viejo verde enloquecen a mi omega. Es contradictorio y absurdo, el amor a primera vista no debería surgir con el corazón en calma. El problema es que desde el primer momento en que vi al compañero de cuarto de Arsilex, sabía que estaba pecando y siendo completamente infiel a mis creencias. Ahí no acaba la bomba, ese alfa también tiene pareja con una marca de olor. Odio mi existencia.

Lo que realmente anhelo-Omegaverse Lexyas & HersilexWhere stories live. Discover now