Capítulo 1-Luces. Cámara. ¡Acción!

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-¡Peter, mata a esa araña!

-¡Eso intento!

-¡Pues no intentas lo suficiente porque sigue ahí!

-¡¿Cómo quieres que la mate si sigues gritando de ese modo?!

-¡Santo cielo, se está moviendo! ¡¿Por qué se está moviendo?

-¡Es una araña! ¡Es obvio que va a moverse!

-¡Peter mátala ahora!...Oh...cariño, que asco.

-Ya esta muerta.

-¡¿Por qué hiciste eso?!

-¡Tu querías que la matara!

-¡Sí, pero no con la mano!

-¡¿Entonces, cómo?!

Ahí estaba, presenciando un ligero ataque de pánico por parte de mi tía May debido a una pequeña araña en su ventana.

Ya ha pasado casi un año desde la muerte de Mel, y hace apenas unos meses comencé a salir a patear algunos traseros. No fue fácil, pero a pesar de que duela, tengo que dejarla ir. No lo he logrado del todo. En fin, mi vida no ha cambiado mucho...¿A quién engaño? Todo ha cambiado.

Ahora soy un chico graduado, vivo aún con mi tía ya que se ha negado a la idea de dejarme independizar. Jameson me paga una miseria por las fotografías que tomó para el Clarín; la tía May dice que no me paga lo justo, claro que si fuera mil novecientos sesenta y uno sería justo. Y, bueno, he perdido contacto con todo mundo.

¿La familia Stayson? Si no me equivoco, están en Ohio.

¿Sandy y Daniel? La última vez que los vi fue en el funeral.

¿Flash? Hicimos las paces el día de la graduación, no tengo idea de donde esté.

¿La amigas de Catherin? No he vuelto a verlas desde que ella se mudó.

En fin, estoy solo, ahora solo somos mi tía May y yo. Es mejor así.

Me dirigí al baño y comencé a lavar el cadáver del pequeño arácnido de mi mano. Es asqueroso.

Terminé y sequé mis manos con la toalla verde que colgaba en el baño.

Caminé a mi habitación por una chaqueta y un gorro; me lo puse de manera que un poco de mi cabello saliera por la parte delantera.

Salí y me dirigí a las escaleras.

-Cariño- suspiró.-¿A dónde vas?

-A donde siempre voy- contesté.

-Peter, ella ya no está.

Un nudo se formó en mi garganta, tuve que contenerme. Metí las manos en los bolsillos de mi pantalón y bajé la mirada, apretando mis labios. Solo ha pasado un año, un maldito año.

-Tienes que dejarla ir.

-¿Has dejado ir al tío Ben?

No contestó. Se mantuvo en silencio y después negó con la cabeza.

-Entonces no me pidas que lo haga yo.

Caminé escaleras abajo. Me encontré con la puerta principal y salí.

Estaba helado. El cielo comenzaba a nublarse y la brisa neoyorquina azotaba mi rostro con fuerza. Nada de que preocuparse.

Caminé por la misma ruta. Siempre tomo una desviación, solo para poder pasar frente al antiguo hogar de la chica que alguna vez fue mi novia.

Así que ahí estaba yo, frente a ese complejo de apartamentos.

Lo sé, tal vez muchos lo llamen masoquismo, o tal vez crean que me encanta sufrir. Pero no es así, es solo que este lugar tiene tantas memorias que se siente tan bien estar frente a el, aveces me gustaría pensar que voy en camino a visitar a Mel una vez más.

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