Te quiero

183 1 0
                                    


       Me llevó tres noches pensar si debía decírtelo o no. La primera me dije totalmente segura de mí misma que no era el momento, la segunda no me pareció apropiado decirlo a medio orgasmo y la tercera, después de aquellos abrazos, besos y promesas me pareció de lo más indicado decirte por fin:

-Te quiero.

     Hubo un largo  silencio acompañado de un suspiro agotador. Eso me heló la piel e hizo que mi corazón se comprimiera con la facilidad con que arrugas una hoja de papel, sin embargo, después de unos segundos, tú sólo dijiste...

-Pero...

-Pero nada.

     Te respondí rápidamente mientras miraba a la infinidad de las estrellas por la ventana, intentando parecer fuerte e indiferente.

-Te quiero, así nada más, sin peros, sin excusas, sin complicaciones. Te quiero, así nada más.

Confirmé pero esta vez pasaron incluso minutos y no hubo una respuesta.

     Tardé hasta media noche para darme cuenta que no me ibas a responder, o al menos que la respuesta no iba a ser un "Yo igual te quiero". Para cuando había reflexionado  esto, yo ya estaba comenzando a cerrar los ojos y el sueño, más persistente que la tristeza, me hizo dormir como un pequeño capullo entre tus brazos.

     Hoy a tan sólo unos minutos de la media noche, me doy cuenta que sigues sin decirlo, que te despides de mí como si de un colega se tratara, que hablamos horas, pero que sólo a ratos me quieres y que por más que insistas en decir que te importo termina importándote más contestar una llamada para saber si ella está bien.

     Yo quiero ser paciente, quiero quererte y cuidar tanto de ti como de mí, pero no me dejas opción. Cada vez que le cuento a mis amigos de nosotros, me doy cuenta de lo ridícula que me escucho; Creyendo en promesas, esperando a que me quieras, ilusionándome con que un día yo sea la única. Ellos me dicen que debo dejarte, que no me estás dando mi lugar y que al seguir contigo yo tampoco me lo estoy dando. Lo más patético, es que a pesar de todo yo insisto en quererte, aunque tú a mí no me quieras.

     Esta noche, como muchas otras, me voy a la cama con un beso en la mejilla y tus brazos alrededor de mi cintura, pero sin un te amo detrás del oído o un te quiero más humilde susurrado por tus labios.

La razón de quererteWhere stories live. Discover now