Capítulo 8: Trece años (1/2)

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A veces pensaba en el día que esto había comenzado, si tuviera que asociar ese momento con algo diría que lo asociaría a soledad.

Recuerda que se había levantado para ir a la escuela, esperando encontrar al castaño sentado en el sillón esperando, era la rutina de siempre, luego comían juntos para continuación ir cada uno a hacer sus deberes. Sin embargo, esa mañana había estado extrañamente fría al notar que Dazai no estaba donde debería, lo había esperado, pensando que quizás se había quedado dormido. Sin embargo, había llegado la hora de irse y no se había sentido ni siquiera un poco la presencia de su amigo. Se había sentido extraño, de la nada el pecho se le contraído por un dolor invisible, no era como la otras veces que Dazai se iba o no estaba en las mañanas, Chuuya no pudo evitar tener un mal presentimiento.

Cuando volvió esa tarde de la escuela, la sensación de presión en su pecho había aumentado al ver que la habitación del castaño no habría por mucho que la empujara. Se fue corriendo a su habitación, esperando que estuviera ahí y que solo fuera una de sus tontas bromas. Pero, nada, se había sentado toda la tarde en el sillón, sin moverse, sobresaltándose al sentir los pasos por el pasillo, pero, nunca iban dirigidos a su puerta, finalmente se quedó dormido en el sillón, aunque solo tuvo pesadillas.

Eso fue el primer día, el segundo, no había sido mejor, estaba angustiado y no tenía con quien hablar, sus compañeros de escuela no entenderían y no era cercano a nadie en la Port mafia, y eso estaba bien para el muchacho, porque las personas que trabajaban en el lugar lo miraban con desagrado, pero, normalmente solo lo ignoraban, lo cual permitía que cada uno viviera su mundo.

Se había recostado en el sillón, llevando sus rodillas cerca de él, acurrucándose y diciéndose que en cualquier momento Dazai entraría y le diría que tuvo que estar en una misión más larga o cualquier cosa, no importaba que le dijera cualquier cosa siempre y cuando lo viera o lo escuchara, aunque fuera por un momento.

Al sexto día, había salido a buscar a Dazai por el edificio de la Port mafia, sin lograr nada, irónicamente ciertas personas lo veían con una sonrisa desagradable, hasta lo habían saludado con sarcasmo por los pasillos, pero el solo continuo su camino. En un punto de su búsqueda, recuerda haber encontrado con Mori por casualidad, si se puede decir a eso casualidad, porque el sujeto se encontraba mirándolo desde el fondo de unos de los pasillos más largos, lo hacía de tal modo que Chuuya se sintió como una rata en una caja, para posteriormente hacerle señas de que se acercara. El pelirrojo lo hizo, sin pensarlo mucho, estaba cansado, el sueño lo estaba destruyendo, por eso se acercó sin muchas defensas.

- Te veo preocupado, Chuuya-kun – Le había dicho cuando estaba lo suficientemente cerca el muchacho - ¿Algo que te pueda decir?

- No – le había respondido de inmediato, estaba cansado, eso no lo negaba, pero para cualquiera hubiera sido sospechoso que este sujeto le hablara de la nada con este tono condescendiente

- ¿Estas seguro? Soy el jefe por aquí, como ya sabrás, normalmente se todo sobre este lugar – le había dicho insistente, Chuuya lo miro con sospecha, pero ya se le había acabo de las opciones sobre a quien preguntar, Neesan no le había dicho que no sabía, que seguro estaba en alguna misión y que no preocupara, pero el pelirrojo sentía que algo estaba mal

- Dazai… Dazai no ha vuelto– le había dicho con voz cansada - ¿Sabe dónde está?

- ohh, ¿Dazai-kun? – le había dicho con una sonrisa de victoria, que hizo al chico dar un paso atrás sin querer – Parece ser que te abandono, Chuuya-kun

- Eso no es cierto – le había respondido Chuuya apretando las manos en puños – él no lo haría, lo prometimos

- Yo lo vi marcharse sin arrepentimientos, ni siquiera se despidió de ti ¿Verdad? – le dijo sin perder la sonrisa

A tu lado - Soukoku (Terminado)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora