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- ¿Se quiere venir, Marto? - Preguntó Simón mientras el nombrado recogía por segunda vez todo el maquillaje que Alicia había dejado tirado.

-No tiene que obligar a sus amigos a estar conmigo, lo sabe, ¿no? - Contestó.

-No estamos siendo obligados, nos caes bien. - Aseguró Aleho mientras los demás asintieron de acuerdo a las palabras de su amigo.

Martín los miró con desconfianza durante unos segundos mientras los mayores intentaban darle seguridad.

-Está bien. - Se rindió al final.

- ¡Bien! - Gritaron los cuatro a coro mientras bailaban algo raro y Martín rodó los ojos, pero sonrió igualmente.

La tarde pasó entre risas y bromas que descongelaron temporalmente la barrera que Martín había construido contra todos aquellos ajenos a su hermano.

-Ojalá esta tarde no acabe. - Comentó Juan Pablo Villamil.

- ¿Por? - Preguntó Simón.

-Por el examen de álgebra que sabe que suspenderá. - Respondió Juan Pablo Isaza y Villamil le golpeó en el brazo amistosamente causando la risa del más alto.

Martín les miraba en silencio, dudando si quedarse o marcharse, total nadie lo notaría.

- ¿Cómo le van las clases, pequeño? - Le preguntó Isaza y Martín casi le golpea por el mote, pero no lo hizo sabiendo que aquello no era una burla.

-Bien. - Respondió intentando no sonar cortante, realmente apestaba en las habilidades sociales.

-Me alegro. - Dijo el otro sonriendo.

Martín quiso darle un golpe de esos que sabe que duelen para que dejase de sonreír y así el revoltijo en su estómago se fuera.

- ¿Y usted? - Preguntó Martín.

-Meh, ahí va. - Respondió.

Cuándo fue hora de volver Martín se quedó solo en la sala de estar debido a que su hermano fue a dar un último repaso a pesar de no necesitarlo, según Simón era para asegurar.

- ¿Dónde estuviste? - Preguntó su madre entrando a la sala enfadada.

-Salí con unos amigos. - Respondió Martín sin importarle el tono de la mujer.

- ¡A mí no se me contesta! - Le gritó y él tuvo que tragarse un "Tu preguntaste".

-Gracias al desorden que hiciste Alicia no encontraba sus paletas de maquillaje. - Siguió regañándole mientras el chico rodaba los ojos cansado de siempre ser el regañado.

-Será por qué es una estúpida. - Susurró Martín cruzándose de brazos.

- ¿¡Qué dijiste?! - Gritó.

- ¡Qué será una estúpida por qué claramente acá hay una caja que pone "maquillaje" en grande! - Gritó Martín de vuelta, harto de todo lo que tenía que ver con esa familia.

Entonces la cara de Martín se giró rápidamente hacia un lado con un picor en la mejilla debido al bofetón que le acababan de soltar.

- ¡No me hables así idiota! - Chilló - ¡Así que ahora escóndete por qué cómo te vuelva a ver en lo que queda de día, la próxima será peor! - Aseguró la mujer y el niño salió corriendo para esconderse en su habitación.

- ¡No me hables así idiota! - Chilló - ¡Así que ahora escóndete por qué cómo te vuelva a ver en lo que queda de día, la próxima será peor! - Aseguró la mujer y el niño salió corriendo para esconderse en su habitación

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El fin de semana llegó y Simón debía marcharse con su padre al pueblo vecino, así que a Martín no le quedó más que mentalizarse para superar otro infernal fin de semana.

Mientras él preparaba su comida, debido a que nadie en la casa le guardó un poco mientras él se encerraba para estudiar, alguien tocó la puerta así que apagó el fuego para no quemar nada y fue a abrir sorprendiéndose al encontrar a ambos Juan Pablo y a Aleho allí plantados.

-Simón no está. - Les avisó.

-Lo sabemos. - Aseguró Aleho y Martín les miró extrañados.

-Vinimos a pasar un rato contigo. - Explicó Isaza y a pesar de que ellos eran sus amigos también, no acababa de tragarse aquello.

-Diganle a Simón que no necesito niñeros. - Les dijo y les cerró la puerta en toda la cara.

- ¡Eso fue grosero! - Escuchó gritar a Villamil tras la puerta.

ALONE (Isargas) | acabadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora