Colder✅ [Libro 1]

4. Pasado misterioso

Salí de callejón y pude ver mi calle justo cuando una sombra saltó frente a mí, emití un grito tan fuerte que creí haber desgarrado mis cuerdas vocales. Esperando que mi muerte fuera rápida e indolora.

Abrí los ojos lentamente cuando nada pasó, viendo a la oscura forma agazapada a mis pies, el gato se había asustado debido a mi gran potencia vocal, me agaché para examinarlo y el felino se echó atrás, dudoso.

—Oye lo siento, no deberías lanzarte así a la carretera creí que ibas a cortarme en pedacitos.

—Meaw.

—Así de negro asustas a cualquiera.

—Meaw.

Cuánta agresividad había en ese gato.

—Tienes razón, eso fue racista ¿Alguien vendrá por ti amigo?

—Meaw.

—No ayudas mucho.

Esta vez me dejó tomarlo y me levanté con él, examinado su cuello en busca de algún collar, encontré una sencilla placa del mismo color de sus ojos, azul oscuro, en esta había un número de teléfono.

—¿Qué te parece acompañarme a casa y mañana hago que vengan por ti?

—Meaw.

Incluso me miró mientras lo decía, o bueno, lo maullaba.

Llegué sin más contratiempos, entera y con una bola de pelos negra en brazos, mis abuelos estaban preocupados a pesar que aún faltaban cuarenta minutos para el toque, encargué de dejar a mi pequeño psicópata cómodo antes de escribir a Kate para asegurarme de que los chicos la traerían a salvo, no pasó mucho tiempo antes de que contestara.

Ve a la ventana.

Lo hice y ahí estaban los tres saludándome al otro lado de la calle, entre el desvío y el gato me había tardado bastante en volver.

Les devolví el saludo y volví a mi cuarto, mis abuelos veían cualquier cosa en la televisión en la sala y yo por fin podía ser la ama de mis redes sociales otra vez, estaba a punto de responder los cientos de mensajes que tenía pendientes cuando la pequeña bestia saltó sobre mi regazo, casi había olvidado que tenía que devolverlo.

Hice un puchero al animal.

—Pero eres tan lindo —lloriqueé.

—Meaw.

Vale, el gato tenía razón.

Marqué el número y al ver que no lo cogían decidir dejar un mensaje.

Hola, creo que he encontrado a su gato.

Continúe con mis labores sociales mientras acariciaba el suave pelaje del animal, un mensaje apareció unos cuantos minutos después.

Esa bola de pelos amante a la calle ¿Me dejarías una dirección para recogerlo?

Puse la dirección y quedó de venir en la mañana, le di la noticia al gato quien ronroneo de felicidad antes de enroscarse sobre mí y proseguir con su siesta.

Me sentí cansada y lo atribuí a la caminata de hoy al centro comercial, me quedé dormida en un instante.