— Engreído diría yo — Cuando Camila dijo eso su madre la mira fijamente

— Acaso te hizo o te comento algo que te molestara cuando bailaron, te sugirió algo inapropiado — El comentario de su madre la tomó por sorpresa, sabía muy bien a que se refería y si le daba cuerda o le contaba lo ocurrido su madres estaría planeando la boda para finales de esa misma semana

— No madre, claro que no, por cierto invite a Paty a almorzar con nosotros, por lo menos así no me aburriré — Camila sabía que si no salía de ahí en ese momento su madre seguiría con el cuestionario de preguntas — Cuando vengas le dice que me busque en el jardín

— Esta bien te llamaremos cuando este todo listo — Cuando paso por la cocina tomo una manzana del cesto y saludo a las cocineras, en su jardín trasero se encontraba una fuente y un invernadero y caminando solo un poco más estaban las caballerizas, cuando se acercó escucho a los caballos entro al último cubículo topándose con Tormenta su hermoso caballo, cuando este la vio el relincho y se acercó lo suficiente para robarle la manzana que tenía en la mano

— Oye ese era mi desayuno — Reclamo la chica por el robo de la fruta, pero la realidad es que no podía enfadarse con él era su adoración

— Ese nombre no le va para nada, es demasiado dócil y buen caballo — El cuidador de los caballos le sonrió a la chica, él había trabajado para la familia desde que era un niño y le encantaba su trabajo, además Camila siempre había sido muy buena con él por eso se esmeraba tanto en cuidar de su caballo

— ¿Cómo has estado Raúl?, hace tiempo que no venía por aquí — Raúl era un joven un par de años más grande de Francisco, de tez un poco morena y ojos cafés, gallardo pero perdidamente enamorado de Lidia, una de las ayudantes de la matriarca de la familia la cual tenía la misma edad de Francisco y siempre había estado en la casa

— Bien señorita — Ella lo miro de mala manera, ellos habían sido amigos de niños, además siempre la había cuidado, no le gustaba que la tratara de manera tan formal

— Te he dicho que no es necesario que me trates con tanta formalidad, Cuando estemos solo puedes decirme Camila o Cami como todos

— Eso a su hermano y a sus padres no les parecerá correcto

— Ellos no se tienen que enterar — Ella nunca entendí por qué Francisco y él se llevaban tan mal, su hermano no era prepotente con los empleados por el contrario pero con Raúl siempre había sido la excepción — ¿Pero cuéntame cómo van los planes de boda?

— Muy bien señorita, ya casi juntamos el dinero suficiente, le pedí también el permiso al Márquez y el no tendrá ningún problema en que se lleve el enlace mientras no descuidemos nuestras obligaciones

— No sabes cuánto me alegra y si hay algo que yo pueda hacer por ustedes no dudes en decírmelo

— Muchas gracias señorita, pero piensa salir — Se dio cuenta que se asustó tal vez porque pensó que iba salir a pasear en ese tipo de vestido, no era algo que no hiciera pero no le agradaría a su madre dicha acción

— No, hoy no, pero quería saludar a mi caballo y por supuesto a ti también — Ella no podía negar que era un hombre gallardo pero no era para nada su tipo

— Bien Cami si necesitas cualquier cosa estaré por aquí

— Muchas gracias — Le sonrió y volvió la mirada a su caballo, lo quería tanto, era un regalo de su abuelo, por eso siempre lo llevaba con ella a Londres, la joven se quedó contemplando a su caballo sin darse por enterada que los invitados estaban llegando

El Duque quedo maravillado de ver la casa de los Corwell era bonita, grande y lujosa, el Marqués se encontraba en una posición económica prodigiosa, eso era lo que según palabras de Fran le permitían a su hermana soñar con el amor, pero él sabía que de amor nadie vivía, el en ese momento era el más desdichado por culpa del amor

EL DUQUE AMERICANODonde viven las historias. Descúbrelo ahora