-Te amo, Lauren-.

-Y yo- respondió, y me reí entre lágrimas. -No puedo creer que vamos a tener un cachorro-, sonrió, con esa hermosa sonrisa que me da solo a mí. Y luego, nos besamos una vez más. Me aleje un poco, y acuné su mejilla con mi mano. Se apoyó en ella y me dio una pequeña sonrisa.

-¿Por qué no quieres que la manada sepa sobre la nota?- pregunté.

-Porque alguien de la manada está ayudando al asesino-, respondió Lauren, con una mirada fría y oscura. Tragué profundamente, mi garganta se secó y mis ojos estaban muy abiertos. No puedo creer que alguien de nuestra manada, gente que consideramos familia, nos traicionara de esa manera.

-El asesino no es de la manada, porque estuvo matando con el medio cambio. Y solo hay dos personas lo suficientemente fuertes en la manada para realizar el medio cambio, Dinah y yo. Y no somos ninguna de las dos. Pero el asesino logró entrar cuando no hay nadie patrullando. Debe de tener una fuente interna.

-¿No podría simplemente conocer el calendario de nuestras patrullas? ¿O sabe cuándo tenemos a los lobos de la manada vigilando nuestras fronteras y cuándo cambian los turnos?- Pregunté, mordiéndome el labio inferior.

-No, cambio los turnos todos los días para que estas cosas no sucedan-. Hubo una pausa, antes de que Lauren gruñera y me abrazara. -Esto no es justo. Eres perfecta, amable y amorosa. Y nuestro cachorro será igual. Sin embargo, en lugar de ir por mí, te persiguen. No es justo, realmente no lo es.

-No quiero que nadie te persiga- susurré, más lágrimas escaparon de mis ojos.

-Moriría felizmente para alejar a este asesino de ti, si eso te salva y a nuestro hijo.

-Lauren, por favor, no digas esas cosas. No puedo criar a nuestro hijo yo sola, así que por favor, no digas esas cosas-. Con una mano limpio las lágrimas de mis mejillas. Lauren me dio una suave sonrisa, antes de tomar mis manos y besarlas.

-Lauren, llévame a la cama- dije, presionando un suave beso en sus labios. -Quiero que me abraces, que me ames. Por favor, llévame a la cama-. Hubo un momento pesado entre nosotras, antes de que Lauren me besara profundamente.

Había amanecido cuando Lauren regresó a casa, así que cuando terminamos de hacer el amor, casi era hora de que el mundo despertara. Nos acostamos en la cama juntas, apretadas la una con la otra en silencio. Mi cabeza descansaba sobre sus pechos, y nuestras piernas estaban enredadas.

-¿Qué vamos a hacer?- Le pregunté a Lauren, rompiendo el bendito silencio entre nosotras. Habíamos estado ignorando a ese elefante asesino en la habitación.

Lauren suspiró pesadamente, mientras levantaba la cabeza para mirar sus hermosos ojos verdes. 

-¿Has oído hablar de la manada de lobos de Hender?- Lauren me preguntó. Negué con la cabeza, y Lauren frunció su ceño.

-El padre de mi madre era un Alfa, de la Manada de Lobos Hender. Y ahora su nieto, mi primo, es el líder. Él y yo nos entendemos, somos familia, después de todo. Voy a hablar con él hoy, quiero que vayas allí por un tiempo.

-¿Qué?- Chillé, sentándome bruscamente. Sentía como las lágrimas llenaban mis ojos. -¿Me estás enviando lejos? ¿Sin ti?.

-Camila, cálmate- suspiró Lauren, sentándose y limpiando mis lágrimas. -No quiero enviarte lejos, pero necesito mantenerte a salvo. A ambos-. Me miró, antes de que su mano descansara en mi vientre. -No puedo permitir que te lastimen. Estarás a salvo allí y te visitaré.

-Pero estoy embarazada- mi labio inferior temblaba patéticamente. Lauren suspiró molesta, podía decir que su paciencia se estaba agotando.

-Y es por eso que estoy haciendo esto Camila-. Se pasó una mano por el pelo. Las hebras negras se desplazaron ligeramente hacia arriba. -Les diremos a todos que rompimos y regresaste a tu vieja manada. Pero irás y te quedarás con mi primo, Valentine, en su manada. Te mantendrán a salvo.

-No quiero irme-, resoplé, mirando hacia abajo. Lauren colocó un dedo debajo de mi barbilla y la levantó para que nuestros ojos se encontraran.

-No quiero que te vayas. Solo quiero abrazarte y no dejarte ir. Pero, no puedo-. Me besó suavemente, mientras le ofrecía una triste sonrisa.

-¿Puedo quedarme hasta después de Navidad?- pregunté. Mis dedos distraídamente trazaban los patrones tatuados en sus brazos.

-Por supuesto, parecería sospechoso si te fueras después de otro asesinato. Esperaremos hasta Año Nuevo-, respondió.

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Lauren se sentía ansiosa por dejarme sola en la casa, así que fui con ella a su oficina. Toda la manada hablaba sobre el asesinato y la policía se había involucrado, otra vez. Al parecer, les habían avisado sobre el cuerpo y dónde encontrarlo. Quienquiera que fuera el asesino, realmente quería afectar a Lauren.

La policía interrogó a Lauren por la mañana, mientras esperaba en su oficina, con Dinah. No hablamos mucho. Leí un libro que estaba en el polvoriento librero de Lauren y Dinah se puso a trabajar en silencio.

-¿Lauren te habló de la nota?- Dinah rompió el silencio con su pregunta. Hice una pausa en mi lectura y la miré.

-Sí - asentí. -¿Te habló de la manada Hender?.

-Sí, lo hizo- Dinah contestó. Caímos en un pesado silencio, el ambiente es espeso. -Siento que esto te esté pasando, especialmente con...- hizo un gesto hacia mi estómago. Al instante, como por reacción, mis manos descansaron en mi vientre.

-Lamento que esto le esté sucediendo a la Manada- respondí.

Cuando Lauren regresó, Dinah volvió a su oficina y Lauren se sentó en su escritorio. Al igual que con Dinah, leo un libro en voz baja y la dejo trabajar. Aproximadamente una hora después de su regreso, alguien llamó a la puerta.

Con Lauren levantamos la vista y bajé las piernas de la mesa. 

-¿Quién es?- Lauren exigió agresivamente. En momentos como este, me acuerdo lo dura y fría que es Lauren con las otras personas. Sin embargo, Lauren es Lauren, y no la cambiaría.

-Alfa Jauregui, es Evan Morris- respondió una voz masculina. -Beta Hansen me dijo que querías verme.

-Evan, entra- dijo Lauren. La puerta se abrió lentamente, antes de que entrara un chico, de una edad similar a la mía. Es pequeño, pero sigue siendo más alto que yo, su cuerpo es largo y delgado. Su cabello de color marrón rojizo, y ojos de un azul claro.

-Alfa, Hembra Alfa- Evan asintió con la cabeza hacia nosotras, con sus ojos mirando al suelo en señal de sumisión.

-Evan, ¿todavía deseas convertirte en el doctor de la manada?- Preguntó Lauren.

-Si me lo permite, Alfa Jauregui, me encantaría ser médico-, respondió. Lauren asintió, parecía ligeramente complacida.

-Voy a hacer un trato contigo, que espero que aceptes. Mi compañera está en peligro por el asesino, él la ha amenazado personalmente. Así que va a ir a la manada Hender para que la cuiden. Quiero que vayas con ella, hay una Universidad de medicina a unas tres millas de distancia a la que asistirás, y tienes que fingir ser su compañero.

Evan y yo hicimos ruidos de confusión, cuando se explicó Lauren. 

-Pagaré por tu educación personalmente, y te quedarás con la manada Hender bajo las reglas del Alfa Asenda, pero seguirás siendo parte de la manada Endoro. Mientras mi compañera se queda allí, no quiero que nadie se fije en ella. Así que vas a fingir que eres su compañero, adviertele a los demás. Necesito a alguien que la proteja y quiero que seas tú.

Pensé en sus palabras, mientras Evan sonrió suavemente. 

-Alfa Jauregui, sería un honor cuidar de la Hembra Alfa Jauregui.

-Bien- Lauren asintió. -He hablado con la Universidad y comenzarás en enero. Empaca tus maletas, te irás con mi compañera en Año Nuevo.

Y eso fue todo, se establecieron planes. Me iba, con Evan, mientras Lauren trataba de averiguar quién era el asesino y el traidor.

Con sangre de Alfa - Camren Lauren G!P Where stories live. Discover now