—Iba a preguntarte si te gustaba la fiesta, pero bueno, me ha quedado muy claro que no sientes absolutamente nada por ese chico.

—Absolutamente nada —repetí.

—Nada de nada. Me ha quedado clarísimo... —Mamá me sonrió con ternura—. Cariño, sabes hacer miles de cosas, pero mentir no es una de ellas, deberías saberlo a estas alturas de la vida.

Me dio un beso en la frente y luego se fue con Edward un rato. Ellos se habían hecho muy amigos, el brujo y mi madre eran confidentes, a veces él venía a mi casa solo para verla a ella, y la colmaba de detallitos, como si fuera otra madre para él, o una hermana muy querida. Y me alegraba por ello. Ese chico era el ángel de la guarda de toda mi familia. 

Me quede sola en medio de la pista. De repente sentí unas manos cogiéndome por las caderas, me giré dispuesta a pegar un guantazo al primero que encontrase, y encontré esos ojos azules... De nuevo frente a mi... me cogió la mano con sutileza y me la colocó en su hombro. Mi otra mano la cogió y la atrapó con la suya. Empezamos a balancearnos, sin seguir la música, solo mirándonos a los ojos. Me acarició la cintura y me cogió con fuerza pegándome a su cuerpo. Le dejé hacerlo, porque, en el fondo, tenía ganas de estar pegada a él de esa forma. Empezó a susurrarme al oído.

─Mi hermano te debía un baile, y en mi familia pagamos todas las deudas, siento que tengas que bailar conmigo y no con el raquítico y torpe de Kayen ─sonreí y negué─ Digamos que es la versión barata, como todos los hermanos menores. Es más idiota, más tonto que un palo de madera, más torpe que una tortuga con tacones... En fin, no has hecho mal cambio, te lo garantizo ─nos miramos a los ojos y le sonreí, apreciaba el gesto, intentaba animarme a su manera─ Mi hermano ha sido el tío más afortunado del mundo, y a la vez, el más imbécil, no se deja una mujer como tu sola en una noche como esta.

─Se cuidarme sola, lo sabes de sobras ─levantó una ceja y sonrió─ No necesito a ningún hombre para pasármelo bien esta noche, tengo amigos y amigas con los que divertirme ─me sonrió con picardía.

─Depende de lo que entiendas tu por pasarlo bien, podría arreglarlo... ─me hizo girar sobre mi misma y me pegó a su cuerpo con fuerza─ Además, conoces muchos hombres, pero solo a un demonio. Ni te imaginas de lo que soy capaz ─levanté una ceja.

─Puedo llegar a hacerme una idea, y no creo que me guste ─me miró ofendido y me soltó poco a poco cuando la música empezaba a terminarse. Nos quedamos mirando a los ojos y sentí de nuevo esas ganas irremediables de comérmelo a besos... ─ Además, tú serás mi único demonio, pero yo soy tu único Guardián, a lo mejor te sorprenderías tú ¿Quién sabe? ─sonrió de medio lado y se acercó muchísimo a mi rostro. Me cogió por la barbilla y me dio un beso en la comisura de los labios.

─Pues habrá que probar-se... Guardián... ─rozamos nuestros labios y se perdió entre la multitud. Empezó a entrarme calor, me había sonrojado muchísimo. ¿A qué estaba jugando? ¿Realmente era lo que quería, estar con Damon?

Me aparté ligeramente de la pista de baile y encontré la cantina, allí una mujer de unos treinta años servía copas y licores sin descanso. Me acerqué y me senté en uno de los taburetes. Sin decir nada, justo delante de mi colocó un vaso y lo llenó con algún tipo de bebida alcohólica. La miré algo desubicada, no había pedido nada, solo iba a sentarme un rato.

─Invita la casa, Guardián. Tómese con calma esta noche, hay mucho por disfrutar y usted parece que ya se ha aburrido, la velada es larga ─sonreí y tomé el vaso entre mis manos.

Olía delicioso, como a frutas tropicales. Tomé un sorbo y me fascinó el sabor. La camarera sonrió al ver mi expresión. Estaba frío, y yo tenía calor tras haberme movido tanto, así que realmente agradecí ese brebaje. Me giré de nuevo hacia la pista de baile, Yarel había desaparecido, y hacia un buen rato que no veía a Edward, así que supuse que estarían juntos. Arbenet apareció delante de mí y me cogió el vaso de las manos, lo olisqueó y me lo devolvió.

ERALGIA II, Los DemoniosWhere stories live. Discover now