Y no es que no tuviera valiosas joyas en mi poder pero quería conservarlas estaba segura que un parto no sería fácil  de costear — y menos si era cesaría como planeaba —.

— Niña, pero se nota que en tu vida has lavado un plato — dijo con una sonrisa burlona mientras se inclinaba sobre la barra para tomar mis manos — ni limpiado una mesa —

— Lo he hecho, en un par de ocasiones — respondí sinceramente.

Era cierto a veces limpiaba después de las fiestas o el escritorio de mi habitación cuando terminaba de usar el borrador.

— ¿Por qué necesitas el trabajo? — preguntó con una ceja arqueada — No parece que eres de por aquí —

— Acabo de llegar a la ciudad — respondí — Probando un poco de libertad antes de entrar a la universidad, usted sabe... —

— Bien — respondió frunciendo los labios en duda — ¿Y qué sabes hacer? —

— Pues... en realidad este es mi primer trabajo — dije con una mueca de vergüenza — pero le juro que puedo aprender rápido — añadí al ver como sus cejas se arqueaban, al igual que la de todos los demás dueños que me habían entrevistado — sé varios idiomas, aprendo rápido, soy agradable y tengo mucha paciencia... ¡Demasiada! —

— Bien, bien tranquila — respondió con una risita mientras salía de detrás de la barra — ahora, vamos a mi oficina para hablar en privado —

¡No lo puedo creer! Eso tenía que ser un enorme paso, jamás me habían dejado entrar a su oficina.

Entre detrás de la mujer a una pequeña oficina, es demasiado sencillas con paredes cubiertas por el mismo tapiz de rombos rojos y negros que cubrían todo el bar, suelos de madera negra — aunque era obvio que eran de imitación — un pequeño escritorio negro y tres sillas cafés.

Tome asiento en una de las sillas frente a la dueña.

— Mi nombre es Sara — se presentó con una sonrisa — ¿Cuál es el tuyo? Me dijiste todo lo que sabías hacer pero se te olvido eso —

— Jade Johnson — respondí con una sonrisa, necesitaba ser agradable.

— Bien Jade, ahora necesito que me digas la verdad — dijo con seriedad, tanto que me sorprendió. No parecía ser una persona seria, aquel semblante no encajaba con sus ojos iluminados por alegría — ¿Por qué necesitas el empleo? —

— ¿Qué? — pregunté — yo...

Sabía que decir: "Hola soy Jade Johnson, jamás en mi vida he hecho nada y estoy embarazada ¿puede darme empleo?" no era algo que atrajera mucho la atención.

— Cariño, tengo tres hijos — respondió volviendo a su sonrisa alegre — Tienes ese brillo en los ojos que nos delata, así que ¿cuántos meses tienes? —

¡Mierda, me cachó!

Suspire con cansancio mientras la sonrisa se borraba de mi rostro, este sería el séptimo.

— Ocho semanas — respondí apartando la mirada de sus ojos hacía el suelo, como una niña pequeña a la que acababan de descubrir en una de sus travesuras.

— ¿Y el padre? — preguntó con voz suave, negué con la cabeza — ¿y tus padres? —

— Papá falleció y mamá... Jamás está en casa.

— ¿Huiste? — preguntó asintiendo lentamente, como si solo fuera una pregunta retórica.

— Si me quedaba iban a obligarme a abortar — dije con voz entrecortada — Mire, sé que no se hacer nada pero necesito el trabajo de verdad quiero a este bebé —

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