—Vamos, vamos—susurró ella. 

Jeno vio como ellos dos desaparecían por las escaleras. Giró y observó a Jaemin apoyado contra la puerta, dándole la espalda. Se le encogió el corazón. Saber que él estaba mal lo angustiaba. Se acercó un poco.

—Tengo miedo—escuchó que el castaño murmuraba. 

—Ven aquí, Jaemin—le dijo. 

El menor giró para mirarlo y sin dudarlo dos veces casi corrió hacia él y se metió entre sus fuertes brazos. Aquel único aroma a campo, sol, hombre y algo dulce lo invadió. Era el aroma de Jeno. Aroma que lo calmaba, que lo abrumaba, el pelinegro lo abrazó con firmeza, haciéndole escuchar los latidos rápidos de su corazón. 

—¿De verdad crees que él va a estar bien?—preguntó Jaemin contra su pecho.

—Sí, mi amor, va a estar bien.

Jaemin alejó su cabeza para mirarlo a la cara. Le había dicho mi amor. Miró fijo sus ojos. Se le fue la respiración del cuerpo. Su mirada era tan intensa que lo dejó sin habla. Entonces lo comprendió, el amaba a Jeno. No había otra explicación a lo que sentía. Levantó una de sus manos y acarició su mejilla. El otro lo miró de manera tierna.
 
—Jeno yo…

—¿Jaemin? 

El nombrado giró la cabeza y se paralizó al verlo allí. ¿Qué diablos hacía él ahí? Torpemente se alejó de Jeno.

—¿Renjun? ¿Qué haces aquí?—preguntó.

Sintió como Jeno se tensaba, e instintivamente se puso delante de él. No quería montar un espectáculo en ese momento. Renjun miró fijamente a Jeno y luego volvió la mirada a Jaemin.

—Vine a buscarte para que arreglemos nuestra relación, cariño ¿Para que más voy a venir?

—Yo… —dijo nervioso y miró a Jeno—Este no es un buen momento, Renjun.

—¿Quién es?—preguntó por Jeno—¿Y por qué estabas abrazado a él?

Iba a contestar, pero el pelinegro se le adelantó.

—Soy Lee Jeno, capataz y encargado de la estancia.

Renjun miró a Jaemin y sonrió negando con la cabeza.

—Jaemin, dime que no has caído tan bajo de involucrarte con un simple peón solo por despecho.

Jeno lo miró algo sorprendido. ¿Él había dicho por despecho?

—Ya dije que este no es un buen momento, Renjun—dijo el castaño apretando los dientes.

—Cariño—sonrió él—Vine para que arreglemos nuestros problemas. Tú me amas, lo sé y lo nuestro aún no está terminado.

—No jodan… —dijo él sin poder creerlo. Todos lo miraron—¿Qué haces aquí, imbécil?

—Lo que me faltaba—murmuró Renjun —No tenía ganas de toparme contigo.

—Jaemin te dejó, estúpido, ¿Qué haces aquí?—protestó Chenle.

Jeno volvió a mirarlo. ¿Lo había dejado? Una tonta sonrisa se dibujó en su rostro. Y aprovechó que el estirado ese no los estaba mirando para acercarse a su oído.

—¿Lo amas, Jaemin?—le preguntó en un susurro, un escalofrío recorrió la espalda del castaño y giró la cabeza para mirarlo. Lo tenía tan cerca.

—N…no, no lo amo —murmuró. 

El pelinegro sonrió y recorrió su rostro con una boba mirada. Y no pudo evitarlo, cortó la distancia y lo besó. Jaemin suspiró, olvidándose de todo lo que estaba a su alrededor y giró del todo para rodear el cuello de Jeno y responderle el beso. 

Salvaje - Nomin Where stories live. Discover now