Capítulo 50 - El monstruo interior

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—Esto es demasiado hermoso para ser real —Le dice Nina, contemplando las estrellas boquiabierta.

—Es real bebé. Todo esto en verdad existe, y cuando mueras, vas a poder disfrutar de cuantos viajes a los confines del universo desees. El alma es libre, tiene que serlo cuando es pura, aunque algunos desafíen el curso natural de las cosas, y quieran mantener de rehenes a unas cuantas de estas almas para beneficios personales —Le explica él, regocijándose ante la actitud ingenua de su hija, cual niña chica viviendo toda una nueva aventura.

—¿Cómo podés hacer esto?

—Es un don, Nina. Un don del que hasta ahora no me atrevía a utilizar para no faltarle el respeto a esas almas que han sido condenadas.

—No entiendo —responde ella intrigada.

—Tranquila. Vení, hay alguien que quiere verte —Le dice Daniel, entusiasmado ante la sorpresa que le guarda.

Allí está él, posado sobre la estrella más brillante del cosmos, aguardando la llegada de su hermana, quien resulta en un estado de shock al verlo. Es Michael, tan guapo como lo recuerda, con su cabello dorado tipo militar que tan bello lo hacía lucir en vida. Una sonrisa acompañada de una lágrima que se asoma cual intrusa por su mejilla, se manifiestan en Nina al verlo tan radiante como el astro en el que yace. Hacía ya tres años que no lo había vuelto a ver.

—¿Michael? —pregunta ella emocionada, parpadeando mil y una vez para darse cuenta de que aquello no es una alucinación.

—Nina, soy yo. Vení y dame un abrazo hermosa —Le responde Michael con una sonrisa resplandeciente.

—Perdoname por todo Michael, yo tuve la culpa de que murieras —Le suplica ella, tocando su rostro una y otra vez para comprobar que es real lo que ve—, si no hubiésemos tenido ese accidente en moto, si yo no hubiese estado tan nerviosa... estaríamos vivos los dos.

—No fue tu culpa, así tenían que ser las cosas —responde él, apaciguando sus lágrimas—. El único culpable de todo lo que nos ha pasado, es ese al que llamás Ojos de diamante.

—Él... ¿cómo sabés que existe? —pregunta Nina intrigada y confundida.

—No te acordás de él, por eso solo ves una sombra. Pero yo sí lo recuerdo todo. Él es el culpable de lo que nos pasó. Ese día yo te tuve que rescatar de sus garras, así que si no eras vos hermanita, era yo.

—Creí que solo yo lo veía... —musita ella sollozando.

—Es real, Nina. Es incluso peor que un demonio. Él te está llevando a convertirte en el monstruo que todos dicen, pero Michael, tu madre y yo sabemos que vos no sos así —argumenta Daniel.

—Llegó la hora de hacer lo correcto, hermanita —Le aclara Michael, dándole un beso eterno en la frente—. Te amo, hacé lo que tenés que hacer para volver a reencontrarnos.

—Ven Nina, tenemos que irnos —advierte su padre tomándola de la mano.

—¿A dónde vamos?

—Te voy a llevar hasta dónde está Katherine, eso es lo que te interesaba, ¿no? —Le pregunta él, reparando en la respuesta afirmativa de su hija, quien parece más aturdida por todo lo que ha vivido en este viaje, que pendiente de su venganza—. Entonces vení, te llevo.

Nina y su padre emprenden el rumbo de vuelta hacia la realidad, empero, ella no quiere despedirse de ese hermoso plano espiritual que tanto la está vislumbrando con sus luces fugaces y auroras danzantes. Michael, cada vez más lejos de su perspectiva, los saluda expectante a su regreso. Mas, aunque Nina no parece querer despedirse aún de él, es necesario para continuar. Tiene cuentas pendientes en la tierra, y debe saldarlas.

El Monstruo Interior © WATTYS 2020 (Universo Monstruoso # 1)Where stories live. Discover now