Chenle bajó corriendo las escaleras y se paró frente a ellos.

—Chenle—dijo el castaño apretando los dientes—¿Qué haces aquí?

—Sin querer pasé por aquí y escuché sonidos de gente besándose y me asomé y ustedes dos se estaban dando terriblemente.

Jaemin se puso más que colorado mientras que Jeno se rascó la nuca mientras soltaba una pequeña risita nerviosa.

—No, creo que viste mal—dijo Jeno. Chenle arqueó una ceja.

—Si tú no le estabas metiendo la lengua hasta la garganta a mi mejor amigo entonces yo soy Madonna.

Después de aquella nueva interrupción por parte de Chenle, Jeno y Jaemin no habían tenido la oportunidad de estar a solas de nuevo. Cada vez que se cruzaban, alguien aparecía allí. 
Jaemin tenía tantas ganas de agarrar a White y secuestrar a Jeno, alejarse de todo y de todos, pero sabía que aquello no estaba bien. Jeno aún estaba con Suni y él había ‘terminado’ con Renjun por teléfono. Sabía que tendría que hablar con él personalmente para aclarar del todo las cosas. Pero ahora realmente no le preocupaba. Solo quería encontrar un momento para poder hablar con Jeno y arreglarlo todo, más que arreglarlo la palabra era aclararlo, simplemente sonreía como un tonto cada vez que recordaba sus besos. Jamás la habían hecho sentir tan jodidamente bien. 
Se sobresaltó un poco cuando alguien entró a la sala, se giró a ver y sonrió al reconocerlo.

—Papá, me asustaste —le dijo. 

—Lo siento, hijo, no era mi intención—se disculpó el señor Na y se acercó para sentarse a su lado.
Jaemin lo abrazó, apoyando la cabeza en su hombro. Dokyun sonrió levemente, sabía que Jaemin quería preguntarle algo, siempre que lo abrazaba de aquella forma, lo hacía.

—Papá—lo llamó.

—¿Qué sucede, cielo?

—¿Crees que está bien sentir algo por una persona a la que conoces hace mucho tiempo, pero por algunos motivos dejaste de ver por un par de años y ahora volviste a ver?

—¿Estás hablando de Jeno?—dijo Dokyun. 

Jaemin se incorporó rápidamente y lo miró nervioso.

—Mmm…no, no hablo de Jeno—dijo torpemente. 

—Jaemin, si estás hablando de Jeno— dijo divertido. El castaño menor pestañeó seguidamente, sintiéndose descubierto—Y no, no está mal que sientas cosas por él. Es más, me agrada que sientas cosas por él.

—¿No te opondrías? Digo, tú sabes que soy homosexual, pero él es un trabajador tuyo—inquirió con inseguridad. Dokyun rió levemente.

—No soy Bae y para mi, nada es más importante que tu felicidad. Pero ¿Y  Renjun? 

—Terminé con él—Dokyun frunció el ceño.

—¿En qué momento?

—En realidad solo le dije que no quería volver a verlo. 

—Bueno, eso puede tomarse como algo no claro, hijo, deberías solucionar bien eso. Pero si sientes cosas por Jeno, sigue adelante y juégate por él. 

—Gracias, papá—sonrió y besó su mejilla.

—Jaemin…

—¿Sí?—dijo él y lo miró.

—¿Qué opinarías si te digo que...quiero casarme?

Los ojos del menor se abrieron de par en par.

—¿Qué?—fue lo único que salió de sus labios. Dokyun sonrió nervioso.

—Sé que es algo que no te esperabas escuchar, hijo, pero creo que necesito casarme con alguien que siempre ha estado en mi corazón.

Salvaje - Nomin Donde viven las historias. Descúbrelo ahora