Capítulo 13: "Mejor pedir perdón que permiso"

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Liv suspiró, observando por la pantalla de la nave como el resto del equipo se desempeñaba en la batalla. Nunca creyó que se viese tan atraída a la pelea pero, considerando su orígen recientemente descubierto, tenía sentido. Avanzaba ansiosa de un lado al otro, tratando de mantenerse con su sentido común intacto. Estaba resintiendo a Tony por obligarla a sentarse en la banca. Podía hacer lo que cualquiera de ellos allí y, por lo que estaba viendo, no les vendría mal una pequeña ayuda.

—Liv, ¿te encuentras bien? —le habló Bruce desde el asiento del copiloto, logrando que ella detuviera su andar.

—Si, no es nada —respondió, frotándose la frente— ¿Tú cómo has estado? —le brindó una sonrisa cansada— No te veo desde hace un par de meses.

—He estado haciendo un par de cosas —se limitó a responder, indicándole a la chica que no deseaba hablar de eso—. Unas vacaciones no le vendrían mal a nadie —agregó observando la pantalla, en donde Tony luchaba contra varios hombres armados—. Oh, no —el científico se paró y avanzó hasta donde ella se encontraba, quitándose los lentes y observando como una camada de otras dos docenas de hombres se aproximaban a una velocidad vertiginosa.

Le comunicó al grupo, quienes ya de por sí se encontraban con las manos llenas, y le notificaron que probablemente precisaran un poco de ayuda. Claramente, no se referían a Liv. Preferían malabarear con la salud mental de Bruce que recurrir a ella, lo cual encontraba extremadamente estúpido.

—Yo iré —anunció al hombre, quien ya se encontraba abriendo la rampa con un suspiro y aspecto cansado.

—Tony no estará de acuerdo.

—No creo que esté en posición de discernir —le dio una última sonrisa a Bruce y corrió fuera del quinjet, determinada a poner su hiperactividad a buen uso.

Llegó hasta los hombres de Hydra antes de que éstos pudieran interceptar al resto del equipo. Eran al menos una docena que venían desde el este y otra docena y media más desde el sur, de los que Steve y Thor ya se estaban encargando.

Se frenó en su lugar, esperando a que llegaran a donde ella se encontraba, utilizando los segundos extra para pensar una estrategia de ataque. Hasta el momento solo tenía una: atacar ¿Qué podía decir? Su madre era diosa de muchas cosas, pero el buen juicio no era una de ellas.

Con la espada ya brillando en su mano, colocó sus pies en posición de ataque y esperó. La emoción se desprendía de su cuerpo con cada gota de sudor que resbalaba por su piel. Cada estocada le generaba una oleada de adrenalina que hacía que sus músculos temblaran en anticipación del próximo ataque. No sabía si debería de estar disfrutando de aquella actividad tanto como lo hacía, pero no le importaba que su comportamiento rozara la psicopatía en aquel momento. Se encontraba sumida en una fusión de destellos de oro rojo y explosiones violáceas, completamente cegada por la emoción que la invadía. Le salía natural y, por primera vez, experimentaba lo que implicaba tener raíces vikingas. Sentía como si pudiese cargar algo extremadamente pesado solo con sus manos, como un auto o el ego de Tony.

Al ver que se encontraba en desventaja, Natasha corrió en su dirección para ayudarla. Entre las dos lograron tirar abajo a todos los agentes y a un par más que habían llegado a apoyarlos. No le tomó mucho tiempo más al resto del equipo terminar con el trabajo, dando la misión como finalizada. Sin embargo, Liv aún tenía una pelea que enfrentar e, irónicamente, le temía más que a los doce hombres armados descargando municiones en su dirección. Su sonrisa de satisfacción tambaleó en cuanto trabó miradas con él.

—¡¿Qué diablos crees que estás haciendo?!

—¡¿Qué diablos crees que estás haciendo?!

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Warzone Legacy || Pietro MaximoffWhere stories live. Discover now