Apenas intentaban comprender aquella lógica en el escenario nevado, cuando otras cinco aves de fuego impactaron contra sus espadas, chillando como cohetes.

-¡Es uno de los generales!- anunció otro.

Jiang Shen sacudió su malestar a un lado y golpeó una de las golondrinas en llamas que iba en su dirección. Su mano se cubrió de ceniza- ...es Ren Shuan...Zhao Tian, creí que estaba herido.

-No está aquí, son sólo marionetas- dijo él creando un escudo temporal.

¡Marionetas! Ahh...Lo que faltaba.

Las pequeñas aves eran similares a flechas ardientes que golpeaban con certeza, por lo que el grupo tuvo que moverse a gran velocidad, lanzando conjuros y cortando ramas en el camino. Al final, lo único que fue capaz de hacerlos bajar de sus espadas para contraatacar, fueron bestias felinas que saltaron delante de ellos; el fuego las rodeaba y algunas de ellas se dividieron transformándose en guerreros. Las figuras adoptaron una postura que era similar a Ren Shuan al pelear, lo que se hizo todavía más remarcado cuando sus espadas danzaron en cada corte que arrojaron, iniciando pequeños incendios entre los montículos helados.

Zhao Fang bajó de Shuiniao, haciendo que sus mangas giraran junto con él y tras un par de movimientos, su espada creó la ilusión de que se había multiplicado, neutralizando a todas las aves de fuego de una sola vez. Si Ren Shuan era fuego, el hermano Zhao era el agua, lo que lo convertía en el enemigo natural del demonio.- ¡Sigan avanzando!

Qui Bai cortó a la mitad a una de las bestias, abriendo el paso a las escaleras que por fin eran visibles. No obstante, cuando todos estaban a punto de llegar ahí, una poderosa aura demoníaca emanó en forma de fuego azul e impactó con una segunda que lucía como una serpiente de aura violeta. La niebla se mezcló con el polvo de la tierra, cegando por completó a las personas más cercanas al ataque.

Al momento siguiente, una sombra delgada descargó su ira contra el pecho de Qui Bai, quien apenas pudo colocar su sable Juren como protección, haciendo una expresión que decía nunca haber esperado ser lanzado con tanta fuerza por una mujer demonio.

Zen Yie sonrió maliciosamente, despareciendo entre la cortina de humo con gran ligereza para golpear a los demás cultivadores, quienes fueron tomados por sorpresa debido a la visibilidad. Inevitablemente la sangre corrió en la tierra, pero uno no debía subestimar a la gente de Li Qui, después de todo eran expertos cazadores de demonios y con sólo poco tiempo a su disposición pudieron evitar heridas fatales. Empezaron a rechazar los elegantes movimientos con los que danzaba la dama, en un baile que se mezclaba junto a las llamas de Ren Shuan.

En esa gran nube, los ataques volaban por doquier y Jiang Shen tuvo problemas para moverse a través de ellos, sin embargo pronto sintió que algo lo tomaba del cuello haciendo que sus pies se separaran del suelo. Se congeló alzando la mirada; un zorro de fuego le había mordido la túnica, llevándolo lejos del campo de batalla. Gruñó.- ¡Huan Mao, suéltame!

Elevó su espada y cortó la cabeza del zorro sin dudar, al caer, sus piernas se sacudieron débiles, pero ya que Zhao Tian lo alcanzó, decidió erguirse de inmediato. Huan Mao saltó de alguna roca para llegar a ellos, con una sonrisa llena de satisfacción.- Hermano Jiang, tiempo sin vernos, yo...

-¡Joven Zhao!- chilló Zen Yie, prácticamente empujando lejos al demonio zorro en un claro intento por fastidiarlo. De algún modo se había abierto el paso, dejando al resto de los cultivadores peleando con las marionetas.

Huan Mao tropezó vergonzosamente, mostró los colmillos.- ¡Maldita mujer, desaparece! Si quieres tratar con ese túnica negra, ve a otro lado y no te metas en mi reunión con el hermano Jiang.

Los mil cielosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora