Capítulo 9: "Clases particulares de magia"

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Había pasado los últimos dos días realizando visitas diarias a la recién descubierta biblioteca del castillo. No sabía que tanto le permitieran llevarse los libros hacia su habitación ni tampoco si eso se trataba de una buena idea. Tenía un historial desvelandose con temas que le interesaban. Pero de todas formas, un poco de actividad le resultaba oportuno a su cerebro; el ocio luego de dejar la universidad se había hecho sentir en sus neuronas.

Había llegado a un par de conclusiones a partir de los múltiples libros de historia asgardiana que Odín le había encomendado como tarea: su madre estaba teóricamente casada pero se había acostado con más asgardianos de los que a Liv le habría gustado admitir, aquel barco volteado que había visto en su sueño formaba parte de su castillo y ella era la diosa de varias cosas que podían explicar sus habilidades, la guerra y la adivinación entre ellas. Pero, por algún motivo que escapaba su alcance, lo que más llamó su atención fue la habilidad mágica de Freya, quien, según lo que los libros explicaban, era la que había enseñado la magia rúnica a todos los dioses. También estaba sobre su dominio la magia élfica, que parecía ser más potente y difícil de controlar. Tal vez, si hubiera meditado más las cosas habría tratado de saciar su curiosidad de una forma más inteligente de la que procedió a realizar.

—Quiero aprender magia —pidió sin miramientos en cuanto pudo interceptar a Odín, quien se encontraba caminando al tiempo que leía un libro que parecía ser de astronomía.

El padre de todo le blanqueó el ojo por un segundo antes de retomar su expresión indescifrable.

—Todos queremos algo, no quiere decir que lo consigamos —Odín atinó a continuar su camino pero la mirada decidida de Liv lo hizo detenerse—. Yo, por ejemplo, quería terminar este capítulo —y con un suspiro agotado cerró el libro que tenía en sus manos.

—Por favor, leí que mi madre es la diosa de la magia y creo que podría desarrollarla —Odín continuó mirándola con detenimiento, tal vez preguntándose si valía la pena—. Con el mentor correcto, claro —agregó, con la leve esperanza de hacerse un camino a través de los elogios.

—¿Estás tratando de sobornarme con cumplidos? —una pequeña sonrisa se abrió paso en el rostro de Odín y su ojo se entrecerró levemente— Lo peor que podría pasar sería perder mi tiempo, pero cinco mil años de vida tal vez me deje un poco de tiempo disponible para una causa perdida —de mala gana y en lo que parecía su propia forma irónica de tratar el mundo, aceptó.

Liv solo pudo sonreirle ampliamente al hombre, quien suavizó su gesto al notarla.

—Lo primero que necesitas saber es que la magia élfica no se puede aprender, así que quítatelo de tu pequeña cabecita. Si lo tienes, saldrá solo, si no, no hay nada que tu, ni yo para lo que importa, podamos hacer —dictaminó brevemente, y otra vez desde su corta estadía en Asgard, Liv no supo si tomarlo como un insulto—. La magia rúnica es más accesible para los mestizos, sin ofender. Pero de todas formas requiere haber sufrido mucho para poder realizarla. Mi p... yo estuve colgado de Yggdrasil, el árbol de los mundos, por nueve días con una espada atravesada en mi costado para poder desempeñarme completamente —explicó, gesticulando con sus manos al tiempo que continuaba su paseo por el castillo con Liv escuchándolo atentamente.

—Pero yo he pasado un gran sufrimiento —ella lo refutó, provocando una mirada divertida de parte de Odín, quien al involucrarse en ese tema, le comenzaba a resultar un poco odioso—. Mi padre fue asesinado frente a mí hace poco menos que un mes por una alienígena que intentaba secuestrarme y me encerraron por tres días en una habitación mientras me analizaban —explicó, ante la mirada atenta del hombre que ahora la observaba con ambas cejas enarcadas en un gesto poco impresionado.

—Supongo que alcanzará para los hechizos más simples, pero no mucho más que eso, lamento informarte —explicó con el tono calmado que ya resultaba característico en él, mientras se aproximaba a una estantería cercana y tomaba una pequeña bolsa de tela —. Creo que esto te servirá para iniciar, aunque deberías tallar las tuyas para trabajar mejor  —Liv abrió la bolsa y encontró en su interior un gran número de tablillas similares a las del dominó con letras grabadas en uno de sus lados. Odín chasqueó y un pergamino apareció en sus manos—. Con esto podrás familiarizarte con las runas y comenzar a hacer algo con ellas. Hablame cuando realices algún progreso. O cuando incendies algo, eso siempre es una señal —agregó entregandole el pergamino que pesaba más de lo que Liv inicialmente pensó, para luego darse media vuelta y salir rumbo al salón del trono.

Warzone Legacy || Pietro MaximoffWhere stories live. Discover now