— Bueno, porque han sido días muy difíciles para ambos casi no hemos pasado tiempo juntos y te extraño — dije con una sonrisa mientras me paraba frente al banco donde mi hijo estaba sentado — así que por hoy podemos romper esa regla y comer helado antes del almuerzo —

Nath frunció la boca en un gesto que me traía demasiados recuerdos antes de asentir con una sonrisa encantadora y posar sus pequeñas manos sobre mis hombros para después rodear mi cintura con sus piernas.

Camine con él en brazos hasta el salón donde un sofá gris se extendía frente a una gran televisión, ambos nos acostamos uno a lado del otro y nos tapamos con una manta mientras comenzábamos a ver una película navideña que pasaban en esos momentos.

Después de mi pelea con Asher camine por la ciudad soportando el nudo que se formaba en mi garganta y las terribles ganas de llorar, hasta llegar a las oficinas de la fundación de mi abuela y una vez que los papeles que me reconocían como la dueña de ésta quedaron firmados volví a casa.

Quería ser una mujer fuerte pero me era imposible, aunque me doliera admitirlo una pequeña parte de la adolescente enamorada de Asher Faith aún vivía en mi y ella estaba sufriendo tras las declaraciones del ojiazul.

Cuando llegué a casa lo primero que hice fue subir a mi habitación con la excusa de que cambiaría mi vestido y tacones por pijama y pantuflas, aunque en realidad sólo necesitaba cinco minutos a solas para llorar en silencio antes de volver a ser una madre fuerte y alegre.

— Mamá — susurró Nathaniel después de media hora lo cual había sido demasiado tiempo para él.

Es un niño demasiado activo, era quien me mantenía con vida aún en los días más grises. Apenas veía que el brillo de felicidad en mis ojos se apagaba un poco e iba corriendo a mi lado para pedirme que jugara con él.

— Mande

— ¿Puedo escribir mi carta a Santa Claus? — preguntó emocionado mientras comenzaba a juguetear con los mechones de mi cabello.

— Aún no acabas tu helado — dije señalando con la mirada su pequeño plato donde una bola solitaria de color caramelo se derretía.

— Es una suerte que puedo comer y escribir al mismo tiempo — respondió con una sonrisa de oreja a oreja — por favor... no quiero que Santa se olvide de mi —

— ¿Y la película?

— Al final todos celebran la navidad y son felices — susurró como si se tratara de un pequeño secreto que solo yo era digna de saber — pero no le digas a Kristen porque ella aún no lo sabe —

Solté una carcajada mientras miraba a la mujer quien se encontraba sentada a un par de sillones de nosotros con la mirada perdida en la televisión.

— Vamos a escribir tu carta — respondí con cansancio mientras me levantaba del sofá y tomaba su pequeña mano para caminar a su lado — pero después recogerás todos tus juguetes del suelo y los llevarás a la habitación... también las fotografías que sacaste—

— Sí mami — asintió sonriente mientras se hincaba en el suelo frente a la mesa cafetera esparciendo sobre ésta un par de plumones de colores y hojas blancas.

Tome asiento a su lado mientras fingía escribir mi propia carta aunque en realidad solo apreciaba a Nathaniel escribir.

A veces me sorprendía lo parecido que era a Asher, hacían los mismos gestos mientras se concentraban, tomaban las plumas con la misma manera mientras con los dedos de la otra mano tamborileaban inquietos sobre la madera.

— Necesitamos comprar un árbol de navidad — dijo en voz baja mientras comenzaba a dibujar una mancha extraña de color gris— ¿o volveremos a casa antes mami? —

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