Capítulo 7: "¿Qué línea de metro me lleva a Asgard?"

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Afortunadamente, su camiseta era holgada. Pero eso no impedía que las diminutas y filosas garras del pequeño animalito desamparado, que ahora resultaba ser una máquina asesina, se clavaran en su abdomen. La escabulló debajo de su ropa de forma exitosa hasta llegar a su habitación, donde soltó el aire que no sabía que estaba conteniendo. Estaba segura de que se convertiría en una sin hogar por abusar de la hospitalidad de Tony de esa forma, pero para ello debía descubrir que había metido al animal. Y, además, todo era temporal, ¿verdad?

Dejó a la pequeña bola de pelos descansando en una almohada bajo su cama, para luego salir del cuarto decidida a conseguirle algo de leche para amortiguar sus maullidos de reclamo. Abrió la nevera y agradeció internamente a Pepper Pots cuando su búsqueda fue exitosa. Decidió tomar, además de la leche para la gatita, un par de las cervezas que veía en la nevera. Dudaba que Tony las extrañara, su dieta consistía más bien en café y esas latas se veían más como un pedido que Clint hubiera realizado mientras estaba en la torre. Legalmente podía tomar y no iba a quedarse con las ganas -y su creciente contractura en el cuello- por un tecnicismo de Estados Unidos.

La gatita, que en el camino hacia la habitación había bautizado como Luna, la recibió con un maullido de reclamo que Liv tuvo que silenciar. A ese paso el secreto no duraría media hora. En cuanto le dio de comer, Luna se acalló y Liv pudo recostarse un rato y abrir una de las latas.

El reposo no le favorecía a sus cavilaciones. Tan pronto como no tuvo nada más que hacer, la realidad volvió a golpearla de forma arrasadora. Todos los sentimientos que había querido dejar de lado cuando salió de la torre horas antes volvían por ella con la misma fuerza. El sentimiento de vértigo por estar a la deriva volvía a asaltarla en forma de un profundo miedo dentro de su pecho. Porque sí, hoy Tony la tenía en su casa, al menos hasta que descubrieran que sucedía y cómo solucionarlo. Pero, ¿qué pasaría con su futuro? Sin familia, sin hogar, sin dinero y sin poder volver a Suecia por un probable pedido de captura, ¿cuales eran sus opciones? No demasiadas por lo que sabía.

Además, continuaba el factor detonante de sentirse una extraña en su propia piel. Sí, podía continuar aparentando normalidad: tener un gato, conseguir un trabajo, conocer gente. Pero, ¿hasta cuándo podría sostenerlo? Se sentía como si la torre fuese una burbuja y, en cuanto se reventara terminaría el tiempo fuera. Ahora era mitad alienígena, sus arranques emocionales provocaban explosiones y era investigada por el asesinato de su padre. No iba a poder volver a la universidad como si nada sucediera. Ni siquiera estaba segura de querer hacerlo. Se sentía como una farsa, o al menos una verdad a medias.

Era como si su nueva realidad se presentara ante ella como una pila de luces de navidad enredadas, tan grande y enmarañada que no sabía por dónde empezar, pero que de todas formas debía desatar. Se encontraba sobrepasada con la información y no sabía qué hacer con ella. Había intentado ignorarla pero, ahora que la sabía, pinchaba como una astilla en la parte trasera del cerebro. Si no era del todo humana ni asgardiana, ¿qué demonios era?

Comenzaba a ponerse ansiosa por su pensamiento. Su estómago se estaba tensando y su respiración entrecortada anunciaba el llanto próximo. Fue oportuno que Tony golpeara y abriera la puerta en ese momento.

—Pregunta incómoda ¿tu tomaste las cervezas que estaban en... —la observó un segundo y dejó su frase a medio concluir—. Olvídalo. Aunque, pensándolo mejor, eso es un poco ilegal aquí así que... dame una —negoció con la muchacha, a quien una punzada de pánico había invadido por el miedo de que descubriera a Luna—. Thor va a estar muy molesto porque te tomaste sus cervezas, en realidad le gusta esta mar... ¿eso es un gato? ¿por que hay un gato en mi torre? —ahora su ceño estaba fruncido y su mirada levemente alarmada.

—La encontré en un callejón, su madre estaba muerta y sus hermanos también. No podía dejarla, prometo que es temporal —está bien, sabía que estaba emocional, pero cuando las lágrimas empañaron sus ojos tan solo por defender a ese pequeño animal de alguien que ni siquiera había amenazado al respecto, supo que tenía un problema serio entre las manos.

Warzone Legacy || Pietro MaximoffWhere stories live. Discover now