[12] La Sangre

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—Entonces, ¿qué es?

Él no dice nada y aparta la mirada. El aire se vuelve pesado entre nosotros y creo que ofrecerle mi cuello ha sido muy atrevido de mi parte. Darle tu sangre a otra criatura voluntariamente en algunas situaciones se puede considerar coqueteo. Milosh se pone de pie y yo también lo hago, nerviosa. Él camina hacia mi y abro mi boca para decirle que ha tomado la mejor decisión al decidir alimentarse pero él me pasa por un lado y yo arrugo mis cejas al girarme y verlo alejarse.

Bien, no quieres mejorar tu condición física por las buenas, será por las malas. No puedo tener al Protector de Morgan tambaleándose de debilidad por ahí tercamente, no cuando estamos tan cerca de los escudos Gulch. Tomo una respiración profunda, y saco mi daga de mi cinturón para cortar la palma de mi mano y apretarla frente a mí, la sangre gotea al suelo y Milosh se detiene de golpe de espaldas a mí. Está demasiado débil para controlarse.

—Lyla— me gruñe al voltearse hacia mí, su pecho sube y baja con pesadez, las aletas de su nariz moviéndose rápidamente con cada respiración , —No.

Aprieto mi mano, la sangre brota aún más antes de que la herida comience a sanar.

—Está bien— le digo y me arrodillo frente a él, como una presa sumisa, incitando su lado depredador.

Su mandíbula se tensa al igual que cada músculo en su cuerpo y me encuentro respirando agitadamente como él.

—No— su voz es un susurro entre dientes apretados.

Pero ambos sabemos que no podrá controlarse y en segundos, salta sobre mí. Mi espalda choca contra el suelo y él toma mis manos de las muñecas y las sostiene a mis lados, restringiendo mis movimientos aunque no necesita hacerlo. Su rostro está a escasos centímetros del mío y me gruñe con todas las ganas antes de enterrar su cara en mi cuello.

Su aliento es cálido sobre mi piel y sus colmillos me rozan. Me encuentro arqueando mi cuerpo hacia él ante la sensación. Él no duda en clavar sus colmillos y beber mi sangre desesperadamente. Hilos de placer invaden cada parte de mi cuerpo, nunca he sentido algo así al ser mordida, pero bueno nunca me ha mordido un Protector, supongo que él es diferente. Una de sus manos libera mi muñeca y baja para apretar uno de mis pechos, el gemido que escapa mis labios es vergonzoso y no lo detengo porque se siente increíblemente placentero.

Él baja esa misma mano por mi cintura y la descansa en mi muslo antes de escabullirla dentro de mi falda para tocarme. Sé que esto se está saliendo de control pero cuando sus dedos me tocan exactamente en la fuente del placer no puedo evitar disfrutarlo. Él sabe lo que hace.

Milosh deja de alimentarse pero no deja de tocarme, él levanta su rostro para mirarme y mi respiración es un desastre. Antes de que la cordura vuelva a mí, lo agarro del cuello y lo beso. Su boca responde de la misma manera feroz y hambrienta que él se alimentó de mí y como me sigue tocando. Ha pasado tanto tiempo desde que fui tocada de esta forma, desde que sentí algo como esto que me dejo llevar.

No.

Una voz firme y fría susurra en mi mente, parece más un recuerdo lejano que algo del presente.

Tú eres mía, convertiré en polvo a quien te toque.

Esa amenaza lejana me detiene y jadeo por aire. Milosh se quita de encima y se pasa la mano por detrás de cuello, incomodo.

—Iré...— él se aclara la garganta, —asegurarme de que Morgan esté bien.

—Claro— digo divertida al levantarme.

Comienzo a seguir la esencia del resto de convertidos del clan para alcanzarlos y cazar con ellos. Ahora si necesito alimentarme. No deben estar muy lejos, no podemos alejarnos mucho de Morgan porque corremos el riesgo de ser percibidos por los cazadores de Shadow. Ella, incluso en su inconsciencia, nos bloquea a todos como un gran escudo a nuestro alrededor. Eso me hace preguntarme el alcance del poder de los Purificadores.

Shadow...

Cada vez que trato de recordar algo de él solo fragmentos de los momentos en los que lo vi con Morgan llegan a mi y una oscuridad consumidora. Por lo que Milosh nos dijo ella parece temerle mucho y cierta impotencia me invade porque como clan, quizás no seamos suficiente para protegerla en contra de alguien como él, pero no cabe duda que lo intentaremos hasta nuestro último aliento.

Una sensación desagradable circula en mi pecho y me detengo en medio del bosque. Echo un vistazo a mi alrededor pero no veo nada, solo árboles y ramas.

Algo está mal.

¿Debería volver?

Me volteo para regresar y me encuentro de frente con un Purasangre.

Mierda. 

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