Injusto

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Conoció al chico cuando éste solamente tenía 16 años de edad. Fue gracias a una de las becas de su compañía, uno de los tantos programas sociales que ofrecía como empresario socialmente responsable. Claro que le había sorprendido su brillante capacidad, su inteligencia y en general la creatividad que tenía y cómo ocupaba todos sus conocimientos para desarrollar proyectos, por ello rápidamente pasó de ser un pasante más a ser directamente su asistente junior.

Había tenido cinco años para familiarizarse con él y vaya que lo hacía. Sabía de memoria los gestos que hacía cuando se concentraba, cómo arrugaba el ceño al no entender algo y los hoyuelos que se pronunciaban cuando sonreía. Sabía el tono exacto de sus ojos simpáticos y cristalinos que siempre dejaban traslucir todas sus emociones además de estar fascinado con la inocencia que los años no parecían desvanecerse de su voz. Sabía perfectamente que estaba jodidamente enamorado del hombre que había visto formarse a lo largo de todo ese tiempo.

El sonido de la puerta cerrándose lo sacó bruscamente de sus pensamientos sobre el chico Parker.

—Tony, necesito hablar contigo.

—¿Qué ocurre, Pepper?

—Es sobre Peter...

—¿Le pasa algo?

—No, no, es solo que... —Virginia estaba inusualmente nerviosa— Hermano, creo que me enamoré de él.

No podía ser cierto. Su hermana adoptiva no podía estar enamorada de la misma persona que él ¿Cómo podía ser eso posible?

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—Señor Stark... ¿Hice algo malo? —preguntó nervioso el chico.

Tony continuó de espaldas a él, analizando por onceava vez los gráficos del proyecto a desarrollar esta vez.

—No, en absoluto. ¿Por qué lo preguntas?

—Es...es solo qué me parece que últimamente ha estado muy cortante conmigo, pero... tal vez son tonterías mías, lo siento, estoy un poco estresado y ya no sé lo que hago.

Y es que era verdad: había intentado por todos los medios poner distancia con él. Desde hace un par de semanas había buscado olvidarse del chico para no interferir entre Pepper y él.

—¿Estresado? ¿Qué ocurre?

—Señor Stark, si le cuento algo, ¿Promete no odiarme?

—Mocoso, me estás inquietando, sólo suéltalo.

—Es...es que... Ah, esto es difícil... Bien, aquí voy. Yo, estoy enamorado de una persona, lo estoy desde hace varios años.

Bueno, esa era la parte incomoda dónde Tony debía hablar bien de su hermana y desearles mucha felicidad, aunque por dentro sintiera que deseaba morirse ya mismo.

—Virginia es una gran persona, chico. Es enérgica, disciplinada y muy inteligente para las inversiones, les irá bien.

—¿Qué?

—Te he visto sonreírle a Pepper, chico. No soy estúpido.

—No, no, no, no. Es que ese es el problema, Señor Stark. He notado que ella tal vez está interesada en mi, pero... pero yo.

—Vamos, Peter, sólo son nueve años. Si es eso lo que te asusta, no es una gran diferencia.

—No me está entendiendo. Yo no sé cómo decirle a la señorita Potts que, pues, que yo no... que ella no...

En medio de tantos balbuceos, Tony tuvo un presentimiento que le generó alegría y culpa por igual.

—Mi hermana no te interesa ¿Cierto? —Peter asintió con una expresión de culpa en el rostro, Tony continuó.— Entonces deberías decírselo pronto. Pero no entiendo, dijiste que estabas enamorado, pensé que hablarías de ella.

—Es que sí estoy enamorado, pero no de la señorita Potts sino de su hermano.

Peter le sostuvo la mirada unos segundos. Tenía la cara totalmente roja y un gesto que Tony tardó en descifrar. No fué hasta que el chico prácticamente salió corriendo del taller mientras murmuraba un "Lo siento, solo olvide que dije algo" en medio de lágrimas que entendió a qué se refería.

Vaciló al avanzar hacia la salida. El chico le correspondía ¡El chico le correspondía!... pero ir tras él y detenerlo significaría devastar el corazón de su hermana.

¿Qué hacer? ¿Por qué la vida era tan maldita? Pepper había sido su amiga desde el jardín de niños y su hermana adoptiva cuando los Potts fallecieron en un viaje hacía veinte años. Realmente la amaba como hermana y no quería por ningún motivo lastimarla.

¿Habría forma de arreglar todo eso sin que nadie saliera herido? ¿Qué preferiría perder? Ambos cariños eran genuinos pero por primera vez no podía tener todo lo que quería.

Fue casi instintivo, su subconciente sabía la respuesta.

—¡Peter! —gritó mientras se precipitaba a los ascensores.

No daría marcha atrá y que pasara lo que debiera pasar.

Stand by meDonde viven las historias. Descúbrelo ahora