– ¡Daniel, cachorro, baja a desayunar! – gritó la voz de su madre desde el primer piso.

– ¡Ya voy, mamá! – gritó de vuelta.

Se dispuso a levantarse de la cama para ir a lavar sus dientes antes de bajar a desayunar, pero el ruido de su teléfono ante una notificación de mensaje lo hizo distraerse. Tomó el teléfono entre sus manos pálidas y abrió los mensajes al ver claramente el apodo que tenía lata Aiden en ese teléfono.

Pulgoso🐾: Por favor ven a mi casa en la tarde, debo hablarte de algo muy importante.

Daniel: Ok.

Dejó el teléfono de lado y fue a lavar sus dientes para después darse un baño con agua caliente. Mientras se encontraba bajo la lluvia artificial de agua caliente no pudo evitar pensar en Aiden, había sido su mejor amigo desde que tenía memoria junto a Max, un beta de 18 años de edad, pero los últimos meses, Aiden había comenzado a actuar de forma extraña. Ahora muy rara vez lo veía, y siempre que lo veía estaba rodeado de chicas y le decía que hablaran en otro momento, así que aunque le parecía raro que de repente quisiera hablar con él en la tarde también estaba muy emocionado al respecto. Con Max su relación era casi la misma de siempre, aunque había notado que ya para muchos alfa, Max comenzaba a ser un chico atractivo y atrayente, haciendo sentir a Daniel, muchas veces como un cero a la izquierda.

Bajó en cuanto se puso algo de ropa y bajó con su madre sin ver rastro de su hermana y su padre. Se sentó en la silla para esperar su desayuno, y antes de entregarlo su madre le dio un dulce beso en la mejilla, poniendo después el plato de comida frente a él, unos ricos waffles con crema y miel. Luego su madre se sentó frente a él, pero en el plato de ella solo había un waffle con miel, probablemente no tenía hambre y solo comía para acompañarlo.

– Aiden me envió un mensaje – dijo para llamar la atención de su madre y ella desvió la mirada de su plato para observar a su cachorro con curiosidad.

– ¿Qué te dijo? – preguntó con genuino interés.

– Que quiere hablar hoy en la tarde conmigo – respondió– ¿No te parece extraño que de repente quiera hablar conmigo? – cuestionó mientras cortaba en pedazos los waffles.

– Quizás solo quiere arreglar las cosas, quizás ha notado que él, Max y tu se han distanciado demasiado – trató de razonar su madre.

Él había pensado eso, por supuesto, pero ni siquiera cuando tenían una pelea lo llamaba tan de repente a su casa porque amaba su privacidad y aunque no era raro que Daniel estuviera en su casa tampoco lo invitaba tan de repente.

– Mamá… Si resultó ser omega, ¿crees que papá me seguirá amando? – cuestionó mostrando al fin sus preocupaciones.

– Nos preocuparnos de eso cuando llegue el día cachorro, no te carcomas la cabeza con esa idea – respondió su madre mienttas acariciaba su mano.

Daniel sabía que su padre odiaba a los omegas más que a nada, esperaba no resultar omega, no quería ganarse el repudio de su padre.

– ¿Dónde están papá y Molly? – preguntó mientras comía para tratar de cambiar el tema de comberzacion.

– Están vigilando la frontera con algunos alfas, esta semanas han habido muchos vampiros y lobos exiliados que han querido cruzar – explicó su madre.

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⏰ Poslední aktualizace: Apr 27 ⏰

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