"Entonces ¿hay una razón por la que apareciste?" Sam preguntó después de que habían estado en el camino unos minutos. Una vez que Optimus estuvo libre de la mayor parte del tráfico, considerando la hora tardía, había desactivado su holograma, dejando a Sam para hablar con el tablero. Sin embargo, no tenía realmente ningún problema con esto: hablar con los hologramas siempre se sentía falso, no había nadie que realmente los mirara a los ojos. "Me estoy saltando un poco el tan necesario estudio de recuperación".
"Quería saber cómo estabas," respondió Optimus, su voz haciendo eco en la cabina. "Solo saliste del hospital hace unos días".
La camioneta parecía nerviosa por alguna razón. Sam pensó que probablemente estaba más preocupado de lo que decía y sonrió.
"Bueno, todavía no puedo dormir de lado, vale la pena, pero los médicos dicen que debería recuperarme sin necesidad de cirugía plástica. ¿Qué hay de ti? Al final tampoco estaba en mejor forma".
"Ratchet me dio el valor de un audial" respondió Optimus. "Pero nuestras lesiones son más fáciles de reparar que las sustancias orgánicas. Me repararon completamente en unos pocos días".
"¿Y los otros?"
"Todos, excepto Arcee, están bien. Dos de sus unidades se dañaron, la reparación tardará más".
"¿Pero ella estará bien?"
"Volverá a todas las ruedas a finales de mes".
Ambos cayeron en un cómodo silencio, saliendo de la ciudad.
"Tengo algo que necesito darte."
Los ojos de Sam volvieron al tablero.
"¿Oh?"
"En la guantera. Es algo que dejaste en Egipto".
La pequeña puerta se abrió de golpe, y Sam se tensó cuando vio una luz familiar.
"Tienes que estar bromeando"
Lentamente, sacó la matriz de la guantera, sosteniendo la jaula de metal en su regazo. Había un ligero zumbido en sus oídos cuando lo sostuvo, lo suficientemente oscuro como para no ser irritante.
"Pensé que esto estaba destruido, lo hiciste estallar".
Al menos, eso es lo que había pensado. Los gobiernos mutuos del mundo todavía se estaban volviendo locos tratando de ocultar la mitad de la pirámide perdida y los escombros alienígenas que sobresalían de ella.
"No", respondió Optimus. "Logré eliminarlo de la máquina una vez que dejó de funcionar. Y probablemente no funcionó. El conocimiento que obtuviste del Allspark se transfirió al interior cuando lo recibiste".
Oh. Por eso ya no se estaba volviendo loco. Bueno saber.
"Obtuviste esto en tu búsqueda para salvarme", continuó Optimus. "Y ahora lo estoy devolviendo a su legítimo portador".
Oh no.
Frenéticamente, Sam trató de volver a ponerlo en la guantera, solo para que la puerta se cerrara.
"Hombre grande, en serio, necesitas mantener esto", tartamudeó Sam. "Te pertenece."
"En realidad, la Dinastía de los Primes te lo confió", le recordó Optimus. "Por mucho que me gustaría tenerlo cerca, no es mi lugar".
Lo que era completamente opuesto a lo que Sam había recogido de la experiencia, y ciertamente él todavía no se había rendido.
"Optimus, vamos", intentó de nuevo. "Un dormitorio universitario no será un lugar seguro para ello. Si los Decepticons deciden que lo quieren, y dado nuestro historial, probablemente lo harán, no habrá mucho en su camino".
El camión se quedó en silencio, dejando a Sam para vigilar las carreteras.
"Lo devolveré, Sam", respondió finalmente. "Con una condición."
El adolescente frunció el ceño. "¿Cual es?"
"Habla con los Primes", pidió Optimus. "Quieren hablar con usted. Si aún desea devolverlo, respetaré sus deseos".
Sam suspiró, sosteniendo la Matriz en ambas manos mientras el zumbido se hacía más fuerte. "Entonces, ¿cómo hablo con ellos? La última vez me arrastraron hacia donde estaban".
"¿Sientes algo cuando lo sostienes?" Preguntó Optimus, sonando nervioso otra vez.
Los ojos del adolescente se estrecharon. "Una especie de zumbido en mi cabeza".
"Trata de enfocarte en eso", ofreció Optimus.
Manteniéndose al nivel de los ojos, Sam miró hacia el centro brillante, e intentó llevar el zumbido a la superficie.
"Aquí va nada."
El zumbido creció en intensidad, y Sam se dio cuenta de que había cerrado los ojos. Inmediatamente abriéndolos, se sacudió en shock.
