- Te amo Vicent - susurro mientras enlazo mis manos a las suyas.

- Lo sé mi pequeña Jazmín. Prométeme que nunca te vas a ir - mueve la punta de su nariz en mi mejilla.

- No quiero repetir lo de ayer, no quiero que estés con otra mujer.

- Sólo seré tuyo, como tú eres mía.

Giro mi figura hasta que quedo pegada a su pecho.

- Eres mi mujer Jazmín.

- Y tú eres mi hombre – acomodo mis manos en ambos lados de sus hombros.

Vicent se inclina hacia mí mientras me toma de la cintura para plantearme un beso profundo, su lengua se abre paso con desespero buscando la mía mientras yo lo recibo con la misma intensidad.

- Deberemos ir a casa de tu madre a celebrar – dice cuando nos cuesta retomar el ritmo de nuestra respiración.

- ¿En dónde está tu auto?- digo cuando no veo el jaguar gris, ni ha Carl por ningún lado.

- Lo envié al auto lavado.

- Oh - observo de lejos un auto acercarse a donde nos encontramos. La puerta del camaro negro último modelo se abre dejando ver Carl.

- Llegó esta mañana del concesionario señor - Carl le tira las llaves a Vicent y este las recibe en el aire.

- Gracias Carl.

- Siempre es un gusto. Iré por el otro auto al servicio de lavado.

- Entendido Carl.

- ¿Lo has comprado?

- Tenía que tener una segunda opción, ¿sube señorita?

- Por supuesto - me rio cuando abre el asiento del copiloto y él sube al volante.

- Bueno, veamos qué tan bueno es como lo describían en el folleto. Me recuerda al Vicent de dieciocho.

- ¿Eso fue hace exactamente cuánto? - suelto una risa.

- Hace muchos años, cuando era un imbécil solitario.

- No dices mucho de tu vida, bueno.. De tu juventud.

- No hay mucho que decir, era muy solitario para ese tiempo - enciende el estéreo y juega con la estaciones hasta que se detiene en una canción de Nirvana, Come as you are-. Mi padre pasaba la mayor parte de su tiempo cerrando negocios y yo estudiando finanzas. Tenía que hacerme el negocio algún día y todas sus expectativas estaban puestas en mí.

- ¿Qué hay de Leonardo? ¿Como era su vida?

- Chicas, bebida, una vida desenfrenada, mi padre lo amenazó con dejarlo sin un centavo si seguía con ese estilo, fue cuando asumió responsabilidades.

- El señor Leonardo ha sido un hombre que no maneja muy bien su ira, descarga su rabia con otros.

- Paso tres años en un reformatorio. Leonardo quiso siempre ser el centro de atención de mi padre y creyó que ocasionando problemas lo lograría.

- Espero que tu hermano algún día pueda mejorar su forma de actuar. Ambos llevan la misma sangre.

- Pero somos muy diferentes.

Vicent conduce hasta mi casa y una vez que llegamos puedo observar a mi hermana hablando con mamá.

- Silvia, si viniste –digo y ella mira mis espaldas a Vicent, hace una mueca de enojo en su boca.

- En realidad no lo he hecho por ti Jazmín - responde ella-. Tenía que hablar algo con mamá.

- ¿Está todo bien?

Seducir a un extrañoWhere stories live. Discover now