Capitulo 2.- El demonio.

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El ambiente es frio, humedo, lugubre, funesto...

Parece que la noche y esta casa están casi fusionados, por que posee un aire macabro.

Lo presiento sin dificultad al dar unos pasos cerca, cadáveres y restos de cuerpos de aves con el cuello partido cerca de la casa. Ventanas rotas, puerta rota....

Cualquier persona sentiría un escalofrió al ver esta casa.

- Usted espere aqui- le comunico a la señora Warren.

-Tenga cuidado...- me dijo.

Yo doy mis primeros pasos adentro, entrando por el umbral, veo sillas rotas, cuadros en el suelo, miro a la sala, otro infierno verdadero de cosas rotas. Aunque sentia una sensacion de agobio, no sentia aun la presencia infernal que me habia contado aquella señora.

Indagando mas en la tenebre casa, subo las escaleras.

Saco el encendedor de mi bolsillo y prendo una llama que ilumina la inmensa oscuridad que reinaba esta segunda planta. La madera cruje paso a paso, el aire parece mas asfixiante, tal vez por la grotesca inmensidad de polvo del aire. 

No, tal vez no, siento mis pulmones ardientes, el aire caliente, doy unos pasos hacia tras evitando la tragedia de morir quemado por una llamarada inesperada que salio de la nada.

-¿Lo esquivastes?- sonó una voz de la penumbra mas oscura.

Aclaro mis ojos, fui ciego, pero por suerte no estupido. Lo veo materializarse, su forma es como la de cualquier demonio asqueroso de este mundo.

-Bienvenido John Constantine, No eres como esos maricones de la iglesia- dijo riendo con una gran sonrisa la cual desprendía unas llamas de fuego.- Esperaba matarte con eso-

Esta mas que claro que la señora dijo la verdad respecto al demonio.

-Veo que eres un fanfarron al compararme a uno de ellos- tiro mi cigarrilo al suelo.- Yo no le oro a un ser que se burla de nosotros-

El demonio dio unos pasos al frente, dejando quemaduras en el suelo. Su olor era repugnante.

-Pues ya se donde vendrás al morir por mi- me dijo sonriendo.

En un segundo, caí del piso segundo al primero, el piso se habia destruido por una pisoteada del demonio. Me puse de pie de inmediato generando unos círculos mágicos en mis manos. El demonio se materializo al frente mio para agarrarme y lanzarme contra una de las tantas cosas que hay destruidas en la habitación.

Me lanzó con tanta fuerza que una pata de una vieja silla se perforó en la parte baja de mi espalda.

-¿Quien Fanfarronea ahora?- me dijo el Demonio, dio pasos hacia mí pero un sangrado en su brazo hizo que parace.

-Parece que tu- dediqué una sonrisa orgullosa, lo había lastimado antes de que me lanzará.

Con mis círculos mágicos, lastimo al repugnante haciéndole varios agujeros en sus brazos y torso. El demonio apretó los dientes, y corrió para embestirme usando sus cuernos deformes para perforarme, me quejo por el dolor y usando mi magia lo alejo en un movimiento arriesgado.

Las llamas del inmundo infierno surgen para arrebatarme la vida, pero yo logro alejarlas con las mías propias.

Nuevamente logro perforar en partes de su cuerpo, perforo un corazón de los 7 que tiene un demonio.

Logro lastimarle la cara para luego lograr perforar más hasta destrozarle 3 corazones a la vez.

-¡Hijo de puta!- se convierte en neblina y va a por mí para agarrarme del cuello.-¿Crees en el diablo?-  me dijo irritado sonriendome, apretando mi cuello con sus carnosas manos rojas.

-No, el cree en mí, pero no en tí-

Le corto el brazo que usaba para sujetarme, luego le perforó 2 corazones que tiene para después usar más magia y reventarle la cabeza. Sangre borbotona de la extremidad arrancada, ensuciado mi ropa.

- ¿Cómo te quedas cabra?- digo en un momento de forma irónica.

-¡¿Estas bien?!?- grito la mujer, Judy Warren en la entrada de la puerta.

Yo voy hacia ella y la veo algo exasperada.

-¿Que pasó ahí dentro?- Preguntó ella.

Agarro un cigarrillo.

-Lo que tenía que pasar- le digo.

La pelea no fue tan larga la verdad, aún así no resultó rápida.

Camino hacia afuera.

-Bueno ya que le ayude...- le digo, pero paro en seco. Pienso un momento, ese demonio....

¿Cómo sabía que vendría?.

-"¿Lo esquivastes?" "Bienvenido John Constantine"- recordó en su cabeza, ciertamente palabras de alguien que sabía de su venida.

-Señora Warren...-

-¿si?-

-¿Cómo el demonio sabía de mi venida?-

En un pasmo corto del tiempo, solo sonaba el sonido puro del tiempo, corrientes frágiles moviendo mi pelo, y su sonrisa cambio drásticamente a una lunática.

......

¿Me extrañastes?

John Constantine: El conjuro Donde viven las historias. Descúbrelo ahora