s e v e n t e e n

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Y era verdad. Cuando vio por el espejo retrovisor como su hija cayó dormida con rapidez, se dio cuenta que así como necesitaba estar acompañado en esos momentos, también necesitaba estar solo con ella. Es extraña la manera en como las emociones funcionan, pero en algunos casos es mejor dejarse llevar por ellas y por tus instintos.

Sintiendo su cuerpo más pesado que nunca, escogió una pijama para Juliette y siendo cuidadoso de no despertarla comenzó a cambiarla para que pudiera dormir más cómoda asegurándose de al final darle un beso en su frente y arroparla con una cobija cálida.

Fue estando en su propia recámara, esa donde durante quince días sus padres durmieron, que Joe se sintió terriblemente solo. Giraba de un lado a otro sin lograr conciliar el sueño que al final decidió ponerse de pie, caminar sigilosamente hasta la habitación de su hija y escabullirse entre las colchas para recostarse a lado de Juliette.

—¿Papi? —murmuró la niña con voz pastosa tallando sus ojitos.

Shh, vuelve a dormir, hermosa.

—¿Cómo dormir si hay un polisón en mi barco?

—¿Qué es un polisón? —preguntó Joe y Juliette rodó los ojos.

—Tú realmente no sabes nada de piratas, papi.

Su padre le sonrió pellizcando suavemente la punta de su nariz. —Perdón, yo solo sé ser papá.

La niña le miró fijamente con sus ojos azules y somnolientos. Sus manos se dirigieron a apretujar sus mejillas y esbozó una amplia sonrisa.

—Y eres el mejor papá del mundo —. Susurró como si se tratara del secreto más preciado del mundo.

Y para ella lo era.

No quería que ningún otro niño o niña del mundo descubriera que su papi era el mejor de todos porque, aunque eso fuera un sentimiento malo, ella no lo quería compartir con nadie más. Claro, a excepción de algún futuro hermanito o hermanita...

—¿Tú crees que soy el mejor papá del mundo?

La niña asintió y se acercó para soltarle un gran beso en su frente.

—Papi, ¿puedes dormir conmigo esta noche?

—Julie, yo iba a pedirte lo mismo.

—¿Tú también te sientes solito ahora que mis abuelitos y mis tíos se fueron?

Joe asintió mientras se acurrucaba junto a su hija arropándola en un abrazo.

—Vamos a extrañar mucho a los abuelitos y a los tíos ¿verdad?

—Un montón.

—¿Qué tanto vas a extrañarlos?

—Voy a extrañarlos... como lo mucho que extraño hacer guerras con bolas de nieve.

Joseph rio y apretó a la niña contra su pecho.

—Eso es demasiado.

Julie asintió dando un gran bostezo.

—Buenas noches, hermosa.

—Buenas noches papi. Te amo.

—Y yo te amo mucho, mucho más.

—¿Cómo cuánto? — elevó su carita curiosa.

—Cómo... doscientos ochenta y cuatro helados de chocochispas.

Juliette formó un gran gesto de asombro. —¡Eso es... eso es! — Miró sus dedos como si quisiera contabilizarlo —¡Eso es demasiado!

—Pues así de mucho yo te amo, mi torbellino rojito.

Luces en el balcón || BenHardy x JoeMazzelloWhere stories live. Discover now