Capítulo 34 (parte 1).

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—¿Cómo estás?

—Estoy bien. Me atrevería a decir que estoy mejor que tú. ¿Has podido hablar con ella? —Iri acompañó su pregunta con un gesto de su cabeza en dirección a la puerta del baño.

—No —contestó mientras echaba hacia atrás su peso para poner la silla sobre sus dos patas traseras—. Y la verdad es que después de...

—Sí, en cuanto se entere estarás bien jodido. —La chica profirió un suspiro que revolvió varios de sus castaños mechones—. No sé, Ciro —añadió. Había dejado el informe de lado y contemplaba al chico con semblante serio—. Yo no soy Aera, y por mucho que lo intente no llego a comprender por qué hiciste eso. No puedo ayudarte.

El nombre de la exploradora hizo que Ciro devolviese la silla a su sitio de un golpe brusco.

—Ni quiero que lo hagas.

Y sin decir una palabra más, se levantó del asiento para irse a la zona de la casa que no se encontraba ocupada por nadie.

***

Pix había tardado varios minutos en encontrar la postura perfecta sobre el regazo de Ciro. El zorro blanco de Evey les había recibido con cierto resquemor al comprobar que su dueña no se encontraba entre ellos, pero tras olfatear a cada uno de los allí presentes, el animal pareció resignarse y aceptó que tendría que esperar un poco más para ver de nuevo a su amiga.

Ciro había observado con curiosidad el comportamiento del animal. La mayor parte del tiempo Pix había permanecido cerca de Valia, pero de vez en cuando decidía darse una vuelta por la casa y montar guardia en la puerta del baño donde descansaba Mara. Era como si sintiese predilección por las Alaine; como si ya las conociese de antes. Ciro sabía que Valia y Evey trabajaban para el F.M.A, por lo que posiblemente habían compartido múltiples experiencias a lo largo de los años, pero le resultaba extraño ver que Pix también pareciese conocer a Mara. ¿Acaso la joven esmirense sabía de la existencia del Frente Multiversal Armado y de todo lo que hacía su madre, y por ello la acompañaba durante sus incursiones ilegales a la Tierra? ¿O tal vez Mara también pertenecía a aquella organización? ¿Cómo si no iban a conocerse Evey y ella?

Una vez más, el explorador se encontraba en un callejón sin salida. Había demasiadas incógnitas rodeando a las Alaine y no veía el momento de que alguien le sacase de dudas. Y por si fuera poco, todo parecía haberse perdido en el olvido tras los últimos acontecimientos, donde él había resultado ser el protagonista.

Contra todo pronóstico, habían conseguido rescatar a Mara. Realmente nunca estuvo muy convencido de que lo conseguirían, pero en las misiones nunca había demasiado tiempo para pensar en los desenlaces; era necesario mantener la cabeza siempre en el presente y Ciro ya se había acostumbrado a aquella sensación de vacío e incertidumbre en su interior.

Y aún así, el precio a pagar por cumplir el objetivo de la misión había sido muy alto. Las situaciones ocurridas habían sacado lo peor de él, justo cuando pensaba que había conseguido dejar atrás su pasado en la Tierra. Había matado a Ockly, así como a varios soldados silícolas dentro de los laboratorios de alta seguridad y hasta había disparado a una exploradora de su propia sección. El cuerpo de su amiga Aera descansaba en el desierto de Sílica, y tal vez no volviese a ver a Evey nunca más.

Todo por salvar a una chica que tal vez no tuviese salvación posible.

Ciro se deshizo de la coleta que llevaba y dejó que su negro cabello cayese libre sobre sus hombros. Sentía de nuevo aquella familiar sensación de ardor en el pecho, como si todos sus pensamientos estuviesen amontonándose bajo sus costillas y quisiesen salir de su cuerpo al mismo tiempo. Necesitaba desahogarse, pero ninguno de los allí presentes parecía querer hablar con él, ni él tenía ganas de hablar con nadie. Ni siquiera con Valia, la única que no le había echado en cara el haber disparado contra Liria.

Quería ir a alguna parte donde no fuese juzgado por nadie. Donde sus recuerdos pudiesen ser borrados, donde la gente le apreciase por lo que era en ese momento y no por lo que había hecho en su vida anterior. Su vida en el Cubo había sido un mero espejismo. Si bien al principio había creído firmemente que empezaría de cero, sus ilusiones habían caído en saco roto en cuanto le hubieron metido en la sección de exploradores por haber delinquido en la Tierra. Y aunque había tratado de convencerse a sí mismo de que la comunidad del Cubo le trataba como a uno más, lo cierto era que nadie lo hacía. Sólo Aera parecía haber comprendido cómo se sentía, y sólo ella había sido capaz de hacerle olvidar que, tiempo atrás, había empuñado una pistola y había matado con ella a quien decía ser su padre.

***

Se despertó cuando escuchó el leve gemido de las bisagras de la puerta del baño. Alguien entraba o salía del lugar, pero en aquella oscuridad Ciro no podía distinguir quién era. Se mantuvo con los ojos abiertos y el cuerpo en tensión. ¿Y si era Mara? ¿Estaría todo el mundo tan dormido como para haber dejado de montar guardia en la puerta?

Pix, que hasta entonces había permanecido a su lado hecho una rosca, se desperezó y caminó decidido en dirección a la silueta que avanzaba con cautela hacia la cocina. El zorro emitió un leve gruñido que fue rápidamente disuadido con un chistado y con algo que pareció ser comida, a juzgar por el sonido crujiente que hicieron sus dientes al masticar.

Ciro aguzó la vista para tratar de averiguar de quién se trataba, pero las patas de la mesa se interponían en su línea de visión y sólo pudo ver unas piernas deteniéndose al lado de lo que creía recordar que era el cubo de la basura. Con los ojos algo más acostumbrados a la oscuridad, el explorador pudo observar cómo la figura se agachaba para tirar algo al contenedor y luego salía de la cocina en dirección a las estanterías donde Evey acumulaba aparatos varios. Pareció manipular algo que se encontraba sobre ellas para a continuación dirigirse a una de las esquinas de la caseta, donde se tumbó tras proferir un pequeño suspiro.

Era obvio que no era Mara, pero a Pix no pareció desagradarle su compañía, puesto que decidió cambiar el regazo del explorador por el de quien quiera que fuese aquella persona. Ciro soltó de golpe todo el aire que había estado reteniendo, relajó sus músculos y se dio media vuelta en el suelo para tratar de buscar una postura algo más cómoda.

Apenas había cerrado los ojos cuando un terrible quejido procedente del cuarto de baño rompió el silencio.

Mara aullaba de dolor.

———

Aloha!!! Muchas gracias por llegar hasta aquí, espero que os haya gustado el camino y lo que queda por venir :D

Nunca he hecho esto de poner comentarios dentro del mismo capítulo, pero es que no queda nada para que acabe esta primera historia y me gustaría saber vuestras opiniones y teorías. Qué pensáis? Cómo creéis que acabará la historia? Os están gustando los personajes? Hay alguno al que odiéis mucho? Alguno al que queráis? Qué opináis de Mara y todo lo que está causando su rescate?
Contadme cosas! Lo que queráis, estaré encantada de leeros y contestaros.

Nos vemos el próximo sábado con nuevo capítulo :)

Nos leemos!!

Mara (I)Where stories live. Discover now