II

502 29 4
                                    


Los días seguían su curso, sin embargo, no eran tan pesados como Sakura lo pensó. Aunque estaba renuente a aceptar que ya no podía hacer su servicio militar, la idea de pasar tiempo consigo misma su bebé y una que otra visita del Hokage no le era tan desagradable. Porque sí, los últimos días, la presencia de Kakashi era más notoria en su hogar, ya sea entre semana a altas horas de la noche o un viernes por la tarde, Kakashi se hacía un espacio en su agenda para poder visitar a la Kunoichi. Eso era algo que realmente agradecía, se rumoreaba en la aldea de que Naruto pediría la mano de Hinata (cosa que la tenía un tanto molesta, más que nada porque no lo había escuchado aún de la boca de su amigo rubio) pero,  siendo sinceros el agetreo en la aldea era recurrente estos días, de hecho, ni ella misma había podido difundir la noticia a sus allegados. O el hospital estaba al tope y no podía hablar con Ino, o sus compañeros estaban de misión. Realmente era agotador el sólo pensarlo. Tenía que reunir a tantas personas en un mismo momento, en un mismo sitio y concordar con que sus agendadas estén desocupadas.

Ahora se encontraba ahí, dando un pequeño paseo en la aldea, inconscientemente sus pues la habían puesto a admirar el cristal de una pequeña tienda para infantes, para recién nacidos en realidad; ¿tan evidente era que estaba encinta?

No tuvo tiempo de retroceder cuando un chico la haló directamente en la tienda, el lugar era pequeño, más que nada se podían apreciar pequeñas canastas abarrotadas de ropa de bebé y estanterías con productos para el cuidado de piel y zapatitos.

Aquel chico de verdad era persistente, le recordaba demasiado a una versión más pequeña de Naruto.

Sin embargo, si se quedó ahí fue porque se encontró a si misma rebuscando entre los estantes y canastas; le emocionaba la idea de elegir ropa para su bebé, pensaba en mimarlo y vestirlo con algún traje tierno de animalito, con lo adorable que sería, seguramente todos caerían rendidos ante él.

Sin embargo, aún era demasiado pronto para saber el sexo del bebé, y siendo sincera, no quería descubrirlo hasta el momento de su nacimiento. Era una especie de raro deseo que se había formado en su mente días atrás.

Así qué, cualquier artículo que comprometiera el sexo del bebé estaba fuera de su gusto. El color amarillo no era de sus favoritos. Y eso al parecer, era lo único que podía ofrecerle el negocio. Ya estaba por irse un tanto decepcionada de la pequeña tienda,  sin embargo, en un pequeño espacio de ropa acumulada vio un atuendo de color naranja, similar al mismo naranja que usaba su mejor amigo en sus días de Genin.

Lo observó un tanto nostálgica, Naruto siempre le había apoyado sin importar la situación. De verdad quería que su hijo creciera como Naruto, con esa misma sonrisa radiante en el rostro.

Tomó camino a su pequeño departamento, sin embargo, antes de perderse en el monto de gente, una voz un tanto débil la detuvo.

-¿Sakura-san?- Saludó la chica Hyūga prendada de la mano de su alegre Uzumaki.

-Oh, Hinata, Naruto, Hola- Saludó la Haruno acompañado con un gesto de mano.

Hinata copió su acción cordial y al contrario Naruto le sonrió con informalidad.

>>Vaya par<< Pensó con una leve sonrisa en el rostro.

No pasaron ni cinco minutos cuando su escandaloso amigo ya le había sacado una conversación que creía iba para largo, lo que creyó un simple encuentro casual se convirtió en una conversación de camino, y cuando menos se enteró, les estaba siguiendo el pasó. Hinata parecía un tanto cohibida, apenas si soltaba un par de comentarios acabando por agachar la mirada con timidez.

Sakura simplemente se hacía una idea de lo que estaba pasando;
¡Claro! Estaban en medio de una cita y el bobo de Naruto la había entrometido a ella.

Inmediatamente dió una escusa para escabullirse, disculpándose con Hinata silenciosamente por estropear parte de su cita.

Sin embargo, antes de siquiera pensarlo, Naruto como era de costumbre, había arruinado su sutil intento de huída; había visto como hace rato Sakura cargaba el pequeño mameluco anaranjado. Maldecía a si misma por llevar una bolsa prácticamente transparente.

-Bu- bueno...- Empezaba a tartamudear, e inconscientemente se sonrojaba, eso ya era una actitud sospechosa para sus compañeros.

Por supuesto que quería dar la noticia, pero no esperaba hacerlo en un lugar público, justamente cuando venía de camino, empezaba a planear el como decírselo al resto de sus amigos. Quería que fuera íntimo. Sin embargo, ahí estaba,  con una actitud totalmente impropia de ella y con la lengua enredada.

-¿Sakura-Chan?- Ya un tanto más serio, Naruto empezaba a preocuparse por el repentino enrojecimiento de su amiga.

-Olvídalo, No lo haré aquí- Se dijo así misma la Haruno.
Con una sonrisa nerviosa, se dirigió a la pareja.

-¿Podrían venir hoy en la noche? Necesito decirles algo importante.

Un rubio confuso y desconfiado, y una pelinegra dubitativa aceptaron con un asentamiento de cabeza.
Para Sakura aquello fue un gran paso. Quería que la primera persona en enterarse fuera el rubio.

SaradaWhere stories live. Discover now