"Las palabras se ahogan"

23 1 0
                                    


De repente empece a existir, de otra forma, conociendo todo lo que me rodeaba. Como si siempre hubiera estado antes ahí. Nombres, fechas, lugares, personalidades. Estaba dispuesto a aprender incluso más y estaba sorprendido por lo que ya sabia. Sin embargo, me extrañaba el no saber cuando aparecí, si era verdad esto que estaba viendo, tenia grandes lagunas mentales.De un momento a otro, las inquietudes desaparecieron, como si hubiera visto algo mas importante...No sirve, no es preciso. Incluso mi forma de redactar pensamientos adentro de mi cabeza parece estar ahogada y confundirse consigo misma. Pero me gusta, me gusta que no funcione, y que después la cambie, y después vuelva a cambiar, porque nunca será perfecta. Es imposible. Cuando logré comprender eso, el mundo era un lugar mejor. Los detalles eran bonitos, e incluso podía ignorar a la gente idiota. Convertirlos en figuras abstractas que circulaban por mi vista. Este es mi territorio, y cada vez lo comprendo un poco mejor. Ya no busco nada, pero lo veo todo...

Apareció una chica hermosa de la nada. Digamos que la observe desde lo lejos sentado en una banca. Parecía mentira, la verdad es que no recuerdo de donde apareció. Ella era preciosa. Como si fuera la primera mujer que hubiera visto en mi vida; me pareció tan diferente y especial, pero a la vez muy similar a mi. Logré confundirme como ya había olvidado a hacerlo. Logré hablarme, entonces en mi cabeza surgió otra inquietud; no era saber que decir, sino que ahora recordaba que nunca antes había hablado, o se me había olvidado como se hacia eso.

De un momento a otro, estaba hablando con ella, ya la había empezado a conocer, o mejor dicho, después de un momento o incluso una eternidad, ya la conocía. Ya no recuerdo las palabras, pero ellas surgían de la nada, al igual que las sonrisas, luego la atracción, después los besos. Luego el amor. Me daba cuenta de lo que significaba esto, después de tanto odio a todo lo que me rodeaba, ahora podía encontrarme en paz, por fin. Aprendí que nunca había amado a nadie realmente, porque esto era muy fuerte. Yo estaba unido a ella. Ahora conocía la felicidad, el respirar con calma y el descansar.

 Sin embargo no podía evitar sentir que algo faltaba. Lo empece a descubrir con el tiempo, cuando ya llevábamos una vida de enamorados. Yo era más feliz que nadie en el mundo y solo existíamos nosotros dos. De repente aparecía un que otro amigo en nuestras vidas, nos juntábamos a conversar, convivir y reír, pero antes de pensarlo, literalmente se esfumaban y dejaban de existir.

¿Que hacíamos? No me importaba, solo me dedicaba a amarla. Estaba absolutamente absorto en ella. Podía hablar con ella por horas y escuchar su voz, recordarla. Pero ahora, yo me empezaba a esfumar, como mis amigos, me estaba desconectando; desapareciendo poco a poco. La realidad se fusionaba con la alucinación y ahora las confundía. Fue ahí cuando empece a salir a la superficie, el ruido me molestaba, entorpecía nuestra paz pero hablaba con ella y el dolor se apaciguaba a tal punto que se me revelo la verdad. 

Golpee fuertemente la pared de mi habitación para callar el sonido y ella me decía que no me preocupara. Ella era el contraste con todo lo demás. Era lo único que me quedaba pero su voz se apaciguaba, de repente salían burbujas de sus labios. El sonido de su voz se calmaba pero sus palabras se ahogaban. Las mías ya no existían.

No podía ser el maestro de mis sueños o mis deseos. Mas bien mis anhelos se apoderaron de mi. Ella se iba poco a poco y su preciosa voz se escapaba de mis recuerdos. Que odio, que pena, que tristeza contagió lo que me quedaba. Ya nada importaba. Me olvide de su risa, de su llanto, de su cariño, de su olor, de su mirada, de su tacto, de su vida. Incluso de su voz. Pero nunca la olvidé a ella.

Poemas atrapantesWhere stories live. Discover now