Capitulo 2

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-¿¡Qué demonios te pasa Potter?! -exclamó Zabini más pálido de lo normal, al abrir la puerta.

-¡Dile a ese imbécil que salga, que quiero hablar con él!

-En primera, ¿Quién te crees que eres para tocar así en una casa que no es la tuya?... y en segunda, a quien buscas no está aquí.

-¡Ya sé que eres su tapadera, dile que no sea cobarde y que salga de una vez!

-Ya te lo dije... -Respondió Zabini sin terminar de hablar, ya que Harry lo hizo a un lado de un empujón, entrando como alma que lleva al diablo a la sala común de los Slytherin; se sorprendió al ver a todos ahí, todos en silencio y con caras largas; incluso Crabbe y Goyle tardaron unos segundos en reaccionar al verlo parado ahí.

-¿Se puede saber qué diantres quieres aquí, Potter? -preguntó Pansy Parkinson sin levantarse del sofá en el que estaba sentada junto a la chimenea.

-Busca a Draco -dijo Zabini a su espalda.

-¡Ah!... pues no está aquí.

-Mentirosa -dijo Harry.

-No miento... -respondió Pansy impasible- si no me crees, compruébalo tú mismo.

Harry no esperó a que se lo repitieran y buscó en cada una de las habitaciones para regresar nuevamente a la sala común.

-Es un cobarde, no se atreve a dar la cara.

-Pues entonces búscalo en otro lado, -respondió ella- tiene cosas más importantes que hacer que escuchar a un idiota, a una sangre sucia y a un pobretón.

-Maldita... -murmuró Harry antes de salir de ahí.

Harry fue a su habitación por el mapa del merodeador, pero grande fue su sorpresa al no encontrar el nombre de Malfoy en ninguna de las motitas que se movían por todo el castillo; lleno de contrariedad se acostó pensando en mil formas de torturar a Malfoy, cuando por fin el cansancio lo venció.

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Harry notaba su cuerpo liso deslizándose por el suelo cual si fuera una serpiente, estaba oscuro y sin embargo, él veía a su alrededor objetos brillantes de extraños colores; a primera vista el pasillo estaba vacío, pero no... había un hombre sentado en el suelo, enfrente de él, con la barbilla caída sobre el pecho y su silueta destacaba en la oscuridad; Harry sacaba la lengua... percibía el olor que desprendía aquel hombre... quería morderlo, se moría de ganas de morderlo... pero debía contenerse ya que tenía cosas más importantes que hacer... sin embargo, el hombre se movió y se puso de pie de un brinco, Harry se elevó por los aires lanzando una dentellada a aquel pelirrojo al tiempo que alcanzaba a ver una cabellera rubia platino adelantársele y un destello de luz, el pelirrojo gritaba de dolor... y luego se quedaba callado, se tambaleaba y se apoyaba en la pared... la sangre manchaba el suelo... -a Harry le dolía muchísimo la cicatriz, como si su cabeza fuera a estallar.

-¡Harry, Harry!.. -Escuchó que lo llamaban y abrió los ojos con el cuerpo empapado de un sudor frío- ¡Harry! -exclamó Ron muy asustado.

-Tu padre... -dijo entre jadeos- han... han atacado a tu padre...

-¿¡Qué?!... -exclamó Ron sin comprender.

-¡Tu padre!... ¡está herido!... esta grave... había sangre por todas partes...

Se armó un revuelo tremendo, por un lado Harry intentando convencerlos de que lo que decía era verdad, y los demás mirándolo con extrañeza, hasta que por fin McGonagall lo llevó con el director, el cual se puso en acción y a lo cual el señor Weasley fue atendido a tiempo.

Ya casi al amanecer, Harry regresó a su habitación sintiéndose agotado tanto física como emocionalmente, al menos ya no le dolía la cicatriz, aun así no lograba conciliar el sueño y cuando por fin éste empezaba a vencerlo, abrió los ojos sobresaltado al tiempo que se sentaba de golpe en la cama.

-Un momento... -dijo en un murmullo- esto no puede... no... No será capaz de tanto- Entonces, arrojando las mantas a un lado, abrió su cajón y sacó el mapa del merodeador y lo puso en su cama.



CicatricesWhere stories live. Discover now