Revisaron que estuviera lo suficientemente seguro y fuerte para soportar el peso y con un ligero temor inicial le pidieron a Juliette que hiciera el honor de resbalarse por primera vez. La niña accedió gustosa y subió las escaleras contenta. Joe y Ben se colocaron uno por cada lado a los costados de la resbaladilla y festejaron entre los tres cuando confirmaron que su construcción de madera había resultado estable y auguraba un éxito.

Solamente les faltaba la proa del barco, y con eso Benjamin y Joseph estarían dando por finalizada la construcción de la cama de Juliette.

Y para ser honestos, a estas alturas Joe anhelaba eso.

Esa semana en el trabajo estuvo bastante cansada; la compañía se encontraba en tiempos finales para cerrar un gran trato con una empresa de telecomunicaciones y todos los departamentos tenían las fechas encima para entregar sus propios proyectos; cada día de esa semana se vio en la necesidad de llevar trabajo extra para su casa porque si no los tiempos no le alcanzarían para supervisar, evaluar y corregir los diseños de su equipo.

Joseph odiaba hacerlo porque eso significaría dedicarle menos tiempo a su hija por las tardes así que prefería dejarlo hasta el final y trabajar luego de que ella se durmiera. Y a pesar de que eso le estaba ocasionando problemas con el sueño y unas tremendas ojeras bajo sus ojos, no podía encontrar otra solución.

Creo que deberías aprovechar el día y descansar, Joe. Si gustas puedo venir la próxima semana.

Fue lo que le comentó Benjamin apenas lo dejó pasar a su departamento. Él se negó y trató de darle su mejor cara. Si, se sentía terriblemente cansado pero el llegar a su hogar y ver el montón de maderas apiladas y una cama a medio armar comenzaba a alterarle los nervios. Por su salud mental, necesitaba ver orden y disminuir las cargas de estrés.

Aunque bueno, tampoco negaría que la simple presencia de Benjamin resultaba ser tranquilizante y lo distraía de toda la carga semanal, sólo que eso no lo admitiría frente al rubio.

Afortunadamente ese día logró dormir temprano a Juliette, no sabe si se solidarizó con él o simplemente fue azares del destino pero agradeció a todos los cielos cuando aún no pasaban las ocho de la noche y su hija ya se encontraba durmiendo. Y esta vez no haría pendientes de la oficina, suficiente tuvo con desvelarse el viernes y el sábado que ese domingo aprovecharía para por fin tirarse a la cama a una hora digna y dormir por lo menos ocho horas completas.

Por ese mismo motivo estuvo a punto de hacer un berrinche y patalear cuando, mientras se lavaba los dientes, su celular comenzó a sonar mostrando una solicitud de videollamada por parte de Rami. Dejó correr el timbre considerando sobre si contestar o no, pero al final su alto sentido de amistad le hizo deslizar el dedo por la pantalla iniciando con ello la videollamada.

-¡Buenas noches, Joseph Mazzello! - saludó con demasiado ánimo y un rostro alegre desde el otro lado. -Ughh, mírate. Te ves como la mierda.

Joe le dedicó un rostro cargado en sueño con restos de pasta dental en su boca. Se enjuagó y después contestó.

-No necesitas decirme aquello que ya sé, Rami.

-¿Demasiado trabajo?

-Estamos en finales de un proyecto.

Rami hizo una mueca de condescendencia. Sabía lo que "finales de un proyecto" significaba en una empresa como en la que Joe trabajaba.

-Debería colgar entonces, vete a dormir.

-Nop - Joe se tiró en el sofá. -Quiero hablar contigo aunque sea unos minutos.

Luces en el balcón || BenHardy x JoeMazzelloWhere stories live. Discover now