- ¿Qué te pasa?

Eiji cogió su barbilla para ponerla ante sus ojos.

- Tienes las pupilas dilatadas, la piel tibia y los labios sonrosados más que de costumbre.

Enma se mordió el labio ansiosa.

- No lo sé.

Eiji fue a besarla, pero ella aparto su rostro haciéndolo apretar los dientes sobre su mejilla furioso mientras la besaba levemente.

- ¿Esa es tu respuesta para todo?, te recuerdo que con una llamada podemos ir a por tu hermana.

No contesto, solo se mordió el labio.

- Yo creo que estas excitada, pero ¿Porque?

Enma trago mientras él mordisqueaba su cuello, fue a evitarlo, pero Hideo cogió sus muñecas y la echo sobre su cuerpo dejando a Eiji más acceso hacia abajo, le desnudo los pechos y los beso y toco con mimo haciéndola gimotear y temblar hasta casi alcanzar el clímax.

- No sé porque me siento así.

- Yo te lo diré.

Hideo le torció el rostro hacia él y se la acercó hasta quedar pegados, azul y gris, agua y niebla.

- Te gusta lo que te hacemos y tu cuerpo te pide más.

Él abrió la boca cerca de la suya soltando un claro A, mientras Eiji beso su cuello haciéndola cerrar los ojos, cuando los abrió un rojo fuego en los ojos de Hideo la miraban, hasta que se terminó de inclinar besándola, su fantasía se cumplió, Hideo tiró todo al suelo, rompió su vestido y la arrojó en la mesa boca abajo. Levantó sus caderas hasta su boca y ella chillo de placer mientras él comenzaba a devorarla con verdadera y ruidosa ansia haciéndola correrse. Eiji la cogió por los codos y la arrastro fuera hasta su asiento donde él estaba con su verga esperándola, la beso y la dejo hacer, experimentar e intentar complacerlo.

- Trágatelo todo Enma.

Su pedido fue un suspiro que la ayudo a querer complacerlo mientras seguía ayudándolo con sus manos y sus labios a liberarse, finalmente lo hizo e incluso salpico un poco su rostro, se quedó lamiéndolo hasta que Hideo la arrastro a un inmenso salón seguido de sus hermanos, se tumbó en el sofá y la ayudo a montarse sobre él, mientras Dai pulsaba detrás, jugaron con ella, la mordieron por todo el cuerpo, la besaron y cuando acabaron Hiro la sacó y la tumbó sobre Hikaru ayudándola a clavarse y él se colocó en su entrada, así una y otra vez hasta que acabo en la alfombra tirada como una muñeca sucia y usada. Pero no le importaba, estaba a gusto, un temblor la recorrió pero sobre la inmensa alfombra crepitaba un fuego que los calentaba durante el acto y ahora con una manta echada encima la llevo al más placentero sueño que nunca hubiese tenido. Bastantes horas más tarde Enma abrió como pudo los ojos, estaba boca abajo en un gran salón y empezó a recordar.

- Dormilona.

A su espalda cinco hombres de hierro en los ojos la miraban.

- Dios mío, no me puedo levantar.

Hideo soltó una ruidosa carcajada levantándose.

- Vamos, te encanta que te levante.

Él cogió sus nalgas y la subió hasta su boca lamiéndole todos los muslos y las nalgas hasta abrirlas a lametones haciéndola suspirar.

- ¿A que sí?

Le dio la vuelta y se subió sobre ella hasta quedarse mirando a sus ojos.

- Esto no está bien.

Sumisa de cinco dragonesWhere stories live. Discover now