—¿Cómo? —respondió ido. RenJun seguía desconfiando de él.



—Que dónde está Jeno —repuso, esta vez usando una voz que se escuchaba más grave, como queriendo demostrar superioridad. O quizás sólo estaba apurado.



—Ah... dos celdas más adelante —dijo en un susurro—. Jeno no se encuentra bien. Su cuidador lo castigó con Escopolamina hace un par de horas atrás.



JaeMin tragó saliva. Sabía quién era el cuidador de Jeno, y él era uno de los más peligrosos. JaeHyun tenía la habilidad de la cautela. Y con su inteligencia, aquella mezcla puede llegar a ser mortífera.



—No... no hay problema —titubeó. Carraspeó su garganta para poder darse más seguridad—. Sé que hacer, tranquilo.



RenJun no respondió a pesar de la montonera de preguntas que tenía. El comportamiento de JaeMin era extraño, como si le hubiesen lavado el cerebro... o algo así. No sabía qué era, pero no confiaba plenamente en él.



Estando concentrado tanto en sus pensamientos, no se dio cuenta de que JaeMin ya le llevaba la delantera. El chico se situó enfrente de la puerta, y después de mirar por la ventanilla, se dispuso a actuar. RenJun vio cómo cortaba unos cables, y luego colocaba una contraseña con una maniobra que era casi profesional. RenJun se percató de la rapidez, pero a la vez la sutileza que utilizaba.



JaeMin por fin abrió la puerta, encontrándose con Jeno sentado en su cama. Abrazaba sus piernas con fuerza, y se movía de adelante hacia atrás con algo de histeria. Sus mejillas marcaban el trazado de sus lágrimas, y cuando alzó la vista para verlo a él, fue semejante a haber visto un milagro.



—JaeMin... —musitó, poniéndose de pie al instante. Flaqueó en el intento, y terminó cayendo de vuelta a la cama.



El otro chico aprovechó para acercarse a él, y antes de que cayera en pánico, cosa que vio antes de que lo hiciera, lo abrazó con fuerza, como si no lo hubiese hecho en años.



—¿Qué...? —soltó Jeno por la repentina acción.



—¿Que qué estoy haciendo? —dijo JaeMin, soltando el abrazo y mirándolo amable, regalándole la mejor de sus sonrisas. Jeno no respondió, ni siquiera movió un pelo—. Creí que lo necesitabas, te veías bastante agobiado.



—Gra... ¿gracias? —quiso decir seguro, pero no le salió.



Finalmente, JaeMin se puso de pie. Ahora había que ir al siguiente destino.

simon project • 00 lineWhere stories live. Discover now