Miró por la ventanilla, y efectivamente, allí estaba. RenJun yacía tirado en el piso, llorando de forma descontrolada como si le hubiesen roto el alma. Su delgado cuerpo sólo estaba cubierto por una bata de hospital que no le cubría casi nada. Estaba descalzo y su cabello se veía sucio.



JaeMin no tuvo más opción que actuar. Cuidadosamente tomó el lector de huellas, y tiró de él con fuerza para desconectarlo. Mordió todos los cables de forma inmediata para evitar que la alarma sonara y todo se fuera a la basura.



RenJun estaba casi libre, sólo faltaba colocar la contraseña correcta para que la puerta de abriera. Y eso no era problema, se lo sabía de memoria.



Segundos después, la puerta había sido abierta. RenJun alzó la vista, y sus ojos se abrieron de par en par cuando vio que era JaeMin.



—¿JaeMin? ¿Qué... qué haces aquí? —preguntó, como no creyéndose lo que estaba viendo. Su llanto había cesado, pero había un atisbo de susto en sus ojos. JaeMin predijo lo que RenJun haría a continuación, y actuó antes de tiempo.



RenJun estaba a punto de gritar de la histeria, pero JaeMin no lo dejó. En cambio, se agachó y se acercó a él para colocarle un dedo sobre sus labios, ordenándole que se callase.



—Shh... No hagas ni digas nada más —le susurró—. He venido a salvarte. Sé cómo salir, pero necesito que confíes en mí. —JaeMin le sonrió, sin embargo, no fue correspondido. RenJun seguía mirándole con confusión y miedo, era evidente por el temblor de sus pupilas y el brillo triste de sus ojos.



JaeMin se colocó de pie rápidamente, y le extendió una mano a RenJun, esperando a que la tomara. No lo hizo.



—Vamos, confía en mí. No te haré nada malo, lo juro —decía sin quitar esa sonrisa que a RenJun le estaba incomodando un tanto. RenJun sabía que este no era JaeMin, porque el chico que él conoció con ese nombre en el pasado, no tenía esta aura tenebrosa, que hacía incomodarte con tan sólo mirarlo un par de segundos. Este no era JaeMin, por ningún ángulo en el que fuese analizado.



No obstante, RenJun aceptó de todas formas. Este supuesto JaeMin se había dado el tiempo de burlar la seguridad del establecimiento para venir a salvarle, y si no quería engañarle, era porque de verdad tenía buenas intenciones con él.



Le hizo salir de su metro cuadrado, y RenJun, aún dudoso, le siguió.



—¿Dónde está Jeno? —preguntó, mirando hacia todos lados. JaeMin tenía la mano entrelazada con RenJun, y al parecer no pensaba soltarlo.

simon project • 00 lineTempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang