Capitulo 18 JIRAFAS CON LECHE

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Después de la muerte de Marta, la perra ovejero inglés de Alain, los días no fueron nunca más iguales. Alain se encerró durante algunos días en su apartamento y no recibía a nadie. Inclusive desconectó el teléfono. Por esos días la ciudad estaba llegando a su fin y en las calles se sentía ese olor a voy a plantarte un puño en la mitad de tu jetica cerdita preciosa te tengo rodillas raspadas puerta cerrada 8 pm cigarrillo rubio animal lluvia animal lluvia nalguitas rosadas te tengo animal lluvia animal lluvia treinta grados. En todo caso Alain dejó un diario de lo que fueron sus últimos días antes de internarse definitivamente en el Club de Muertos de la ciudad. El diario lo recuperamos con Max, un día que fuimos a la avenida Blanchot a buscar provisiones. Cuando pasábamos por el edificio donde vivía Alain, Max me dijo que entráramos. Subimos al cuarto piso, al apartamento de Alain. Estaba totalmente saqueado. Por todas partes había botellas vacías y paquetes de cigarrillos. Había también
algunas fotos de las fiestas famosas que hacía Alain. En una se veía a Marciana totalmente ebria alzándose una falda rosada estampada con florecitas amarillas de yo no fui. En otra fotografía Régine abrazaba a Marta la perra de Alain y tenía los ojos vidriosos. Estaba llorando, cosa que siempre sucedía después de que se tomaba un par de whiskys cerca de la ventana. Tal vez la foto había sido tomada después de las tres de la mañana porque olía a café negro derramado cerca de la ventana, a veamos a las palomas y tomamos whisky, a abrázame aquí y ahora, a qué triste está la noche tengo sueño whisky negro espuma negra pocillo mierda espántame las aves negras que vuelan por la mitad de mis sueños. Mayo 6 «... esta mañana fui al parque donde está enterrada Marta y me senté junto a su tumba. Le leí algunos poemas idiotas. No había mucha gente en el parque. Después caminé por la avenida Blanchot y me metí a un cine. Estaban dando The Catered Affair con Bette Davis. Me encantan los ojos de Bette Davis. Y su
boca. Y su forma de decir no ahora no, házme el amor después del café. Después caminé otro rato por la Blanchot y fui a casa. Estaba rendido. 6 pm. Prepare algo de comer y dormí. A la media noche me desperté y fui a la ventana y me dieron ganas de tener a Bette Davis para que me preparara un café antes de hacer el amor». Mayo 7 «Era jueves. Salí a la avenida Blanchot a comprar unos labiales y unos chocolates para Marciana que se encuentra en el sanatorio. Le compré cualquier labial y cualquier chocolate. Le dije a la señorita de la tienda que la invitaba a un café y me dijo que qué me estaba creyendo. En todo caso tuve una erección con aquella mujer de ojos grandes que me empacaba los labiales rojos para Marciana y me dieron ganas de untarla de labial, de decirle mande todo para la mierda y nos vamos a la playa, a un cine, nos emborrachamos, hacemos el amor, te juro no te pregunto el nombre y luego nos despedimos, y de pronto te regalo una de mis camisas de flores tropicales como recuerdo. Después
fui al sanatorio a ver a Marciana. Me llenó de besos y me dio las gracias. El día estaba triste. Marciana me dijo que era un cerdo. Ya lo sabía. Marciana me dijo que me parecía a Blasfemia, el caballo y me rogó para que la llevara a tuche por todo el sanatorio. Después nos sentamos debajo de un árbol y Marciana se puso a contar las hojas secas, uno, dos, tres, cuatro y me abrió la camisa y me pintó su nombre en la mitad del pecho y me dijo pequeño cerdo te adoro». Mayo 8 «Estaba dormido y de pronto me despertó el teléfono. Puta mierda, pensé. Justo conecto el aparato y suena. Eran las ocho de la mañana. Era Oliver con su voz gangosa. Mierda. Régine había intentado suicidarse. Se había metido como 60 pastillas. Puta mierda. Definitivamente a las puticas de la avenida Blanchot no se les podía dejar con pastillas solas a las cinco de la tarde en una tarde de domingo. Me vestí y fui al hospital. Llevé unas flores. Entré a la habitación 208. Régine estaba pálida. Le di un beso en la frente, pero Régine se volteó y me dijo que le diera un beso en
la nalga. Luego Régine me dijo que cerrara la puerta de la habitación y le trajera la cartera. Me pidió que sacara los cigarrillos que estaban con las pastillas anticonceptivas. Fumamos en silencio. Después Salí. Caminé un rato y fui al zoológico. Me pareció que las nalgas de Régine eran parecidas a las de una jirafa que comía hojas. Puta mierda». Mayo 9 «En la tarde fui al hipódromo. Nada especial, en todo caso. Aposte por LSD, pero no gané. Intenté entablar conversación con una mujer que estaba a mi lado y que olía sábana de clínica, a zanahoria, a yo no vivo lejos de donde usted vive, si quiere le doy el teléfono, mejor no, tengo mamera. Dejé que esa mujer que olía a zanahoria se fuera con un hombre de camisa a cuadros que tenía cara de conejo. Regresé a la ciudad y me dieron ganas de tener una sobredosis. O tal vez me dieron ganas de un huevo frito. O tal vez ganas de un huevo frito y después irme para Nueva York».
Mayo 10 «Estaba en el bar. Diez de la noche. Un whisky. Dos whiskys. Tres. O tal vez cuatro. Un cigarrillo. Una mujer a mi lado me soltaba palabritas húmedas, palabritas que olían a eso, a whisky con cigarrillo y teticas solitarias con pecas. Entonces Perlita me dijo que tenía una llamada. Era Marciana que me llamaba del sanatorio, y me dijo que estaba vuelta mierda, que por favor fuera a llevarla a tuche por todo el sanatorio, que yo era un cerdo, ya lo sabía, que me iba a mandar matar. Me tiró el teléfono. Después el bar se llenó de japoneses o de filipinos. A las dos horas volvió Perlita y me dijo señor Alain otra vez Marciana, mierda. Esta vez me dijo que me iba a cortar en pedacitos y que iba a envolver esos pedacitos en papel regalo para darlos en los cumpleaños de sus compañeros de sanatorio. Le dije que me parecía muy bien, pero que ojalá el papel regalo no tuviera carritos, por que odiaba ese papel con esos motivos. Está bien cerdito dijo Marciana y colgó. Me quedé en el bar hasta que todos los japoneses o filipinos se hubieran emborrachado. Después fui y me
sentí en Tokio. Todo el mundo tenía el culo amarillo». Mayo 14 "Los días anteriores fueron tediosos. Nada especial. Hoy por la mañana fui a la clínica y saqué a Régine. Después fuimos a una iglesia y Régine se confesó. Régine me dijo que quería dar vueltas por la ciudad y entonces le dije al taxista que fuera por donde le diera la gana. Régine tenía las manos llenas de moretones por el suero. Olía a suero. Suero era tener a Régine al lado con ganas de vomitarse cuando pasamos cerca de la universidad. Suero era esa camisa verde de Régine. Suero era la cara de bagre del taxista. Suero era ese cielo triste. Suero era Régine diciendo que paráramos en un bar porque tenía ganas de un vodka. El taxi nos dejó enfrente del bar La Gallina Punk. Realmente Régine parecía un cadáver más, allí en ese bar. Nos dirigimos a la barra y le dije al que atendía hey dos vodkas con hielo, para mí y para mi muertita. Régine me dijo que tenía ganas de vomitar y entonces la llevé al
baño. El baño estaba lleno de gotas de sangre. Una mujer se cortaba las venas enfrente de una fotografía de Sid Vicius. Le dije que cuidado ensuciaba a Sid. La mujer me contestó que no le jodiera la vida, que más bien le pasara una foto de Johnny Rotten para cortarse las venas de la otra mano". Mayo 15 «Me desperté primero que Régine. La vi dormida y realmente parecía un cadáver que soñaba con aviones azules. Le preparé un jugo de naranja y la desperté con un beso en la frente. Régine se despertó y me dijo hola pequeño cerdo buenos días, qué rico jugo de naranja. Me dijo que había soñado con una avenida llena de flores de nitrógeno que quedaba en una ciudad de edificios blancos y cielo azul. Todo el día Régine se la pasó en el sofá donde se solía sentar en las fiestas. No comió nada en todo el día. Solamente tomó café negro y unas tostadas. En la noche antes de dormirse tuve que cantarle una canción para que se durmiera había una vez un barquito chiquitito chiquitito que no podía navegar que no podía navegar y pasaron una dos tres
cuatro semanas y el barquito no podía navegar. Antes de dormise Régine me dijo que le diera un beso en una tética. Su tética me supo a Milo». Mayo 16 «Oliver me llamó esta mañana y me dijo que fuéramos al estadio, pero le dije que no podía, que qué vaina, pero que era por Régine. Oliver me dijo que fresco, que conocía a un médico amigo, que sólo era cuestión de ir hasta allá con el tipo y que él le ponía una inyección para que durmiera mientras íbamos al estadio. En la tarde llego Oliver con el médico. Régine estaba en el sofá leyendo una revista. El médico le dijo oye nenita preciosa estira el brazo que el doctor te va a inyectar alguito que no te va a doler. Régine estiró el brazo y cuando el doctor, un tipo con cara de perro San Bernardo iba a aplicarle la inyección Régine le metió un mordisco. Cuando lo soltó Régine le dijo oye nene precioso estira el brazo que te voy a inyectar alguito que no te va doler. Después se paró como loca detrás del doctor a morderlo. Entre Oliver y yo la detuvimos. Antes de salir el doctor con cara de San Bernardo me
dijo que lo que la nenita necesitaba era un veterinario». Mayo 20 «Hoy llevamos el espectáculo del bar La Cosa Divina a una fábrica. Fue la locura. Los trabajadores se enloquecieron con las nalguitas rosadas de las chicas. Pusimos música de Donna Summer. Las chicas se untaron todo el cuerpo de grasa. Olían a acpm, a diesel, a cuarenta caballos de fuerza. El gerente de la fábrica se tiró en el ring de lodo. Todo por mejorar las relaciones industriales. Después llegué a casa y Régine me había preparado algo de comer. Antes de dormirnos hicimos avioncitos de papel con las páginas de la guía telefónica y los lanzamos por la ventana. Después Régine se puso a lanzar los avioncitos con pedacitos de sus calzones, que había recortado y me dijo fresco loco, que esos eran los paracaídas de los aviones, que qué pensaba de la vida, puta mierda». Mayo 21 «Antes de salir del apartamento sonó el teléfono y le dije a Régine te apuesto a que es Marciana. Contesté
y efectivamente era Marciana y me dijo con voz suave hola cerdito y entonces colgó. A los cinco minutos volvió a llamar y me dijo exactamente lo mismo hola cerdito y colgó. A los cinco minutos volvió a repicar el teléfono y Régine contestó. Marciana le dijo hola puta asquerosa. Régine le contestó que fresca loca, que no pasaba nada, que yo solamente le daba un beso en la tetica antes de dormir, que fresca. Marciana le dijo que si yo ya le había dicho que su tetica me sabía a Milo, que eso se lo decía a todas las mujeres. Régine le dijo que no, porque estaba escasa de leche. Marciana tiró el teléfono y me dieron ganas de ordeñar una vaca y también ganas de un café con leche, con mucha leche». Mayo 23 «Ya lo tenía decidido. Tenía reservación para ir al Club de Muertos. Le dije a Régine que me iba al otro día, que no la podía llevar y ella se puso a llorar y se fue al sofá. Después se fue a la cocina y cogió unas naranjas, las partió y se untó todo el cuerpo y me dijo que la lamiera, que ella era un jugo de naranja, que le hiciera el amor allí, a esa hora, con sabor a naranja. Le
dije que prefería el jugo de mango. Después salimos. Caminamos un rato. Fuimos al zoológico y le mostré a Régine la jirafa que tenía las nalgas parecidas a las de ella. Pasamos por la jaula de un oso polar y Régine me dijo que mi pelo era igual al de ese. Después fuimos al metro. Eran las seis de la tarde. El cielo estaba triste, gris, como si hubieran regado café negro sobre las nubes. El metro empezó a andar. Íbamos en silencio. Antes de bajarme, le di un beso a Régine. Le dije bueno nena hasta aquí llego yo, fue maravilloso conocerte, cuídate. Me bajé del metro, en una estación cualquiera. Régine pegó su rostro contra el vidrio. Corrí unos metros con la mano pegada al vidrio donde Régine tenía su rostro. Te amo, me dijo en silencio, Antes de que el metro se metiera en la oscuridad. Yo también te amo respondí en silencio cuando el metro ya estaba asaltado por la oscuridad. Me sentí roto. Un gusano, roto. Eran las siete de la noche. Me senté un rato allí en esa estación solitaria. Fumé un cigarrillo. Dos cigarrillos. Me dormí en la banca y soñé con jirafas amarillas en la mitad de un vaso de leche».

-FIN-


Opio en las nuvesWhere stories live. Discover now