Dolor - Justicia Parte I

10 0 0
                                    

Aún recuerdo aquel viernes por la noche cuando caminaba hacia el terminal para viajar hacia donde mis padres. Recuerdo haber salido de la estación y ver que ya todo estaba muy solo y oscuro, no me gustaba para nada que estuviera tan oscuro, nunca me ha gustado caminar por esa calle, siempre hay tipos que piensan que sus asquerosos "piropos" le gustan a alguien. Comencé a caminar rápido, solía ser muy distraída con mi entorno, pero esa vez sentí algo extraño, sentí que alguien me miraba, era una sensación muy fea. Ni siquiera quise voltear a mirar, simplemente caminé más rápido todavía, pero la estúpida maleta estaba dañada y me hacía tropezar cuando trataba de ir más rápido. De pronto, justo cuando estoy cruzando en frente de un barrio muy feo, sentí que alguien me tomaba del brazo bruscamente, cuando me giro, un hombre que apestaba a alcohol, me está sonriendo, era una sonrisa cargada de maldad, se me puso la carne de gallina e intente zafarme, pero él me presionaba muy fuerte. Se me acercó al oído y mientras con una mano me sujetaba del brazo, con la otra presionaba en mis costillas un objeto que no supe distinguir si era una navaja o un destornillador. Me dijo con una calma aterradora que no gritara. Nadie reparó en mí, nadie se fijó en la chica que iba sujeta del brazo de un hombre que la llevaba casi a rastras.

Estaba muy asustada, mi mente volaba con las posibles cosas que yo podía hacer; desde meterle un empujón, golpearle por la manzana de Adán con mi puño, darle un fuerte pisotón o pegarle por las costillas... Venían a mi mente las miles de maniobras de defensa personal que vi en esos videos de internet, pero lo cierto del caso es que nadie te enseña a qué hacer cuando el miedo te bloquea y no te deja actuar.

Al llegar a un callejón me tiró al suelo y me dio un golpe en la cara con el que perdí la vista por un instante, la cabeza me martillaba horrible. Mi conciencia volvió y sentía como este hombre me besaba el cuello, me desgarró el vestido que llevaba puesto... Yo trataba de quitármelo de encima, pero era mucho más pesado que yo y aun sentía como me presionaba con lo que sea que me estuviera amenazando, él seguía tocándome, por mis mejillas rodaban esas lagrimas que ahogaban mis gritos de auxilio, no entendía por qué esto me estaba pasando, me sentía impotente al no poder hacer nada para defenderme. Lo odiaba, lo odiaba tanto, quería morirme, sí eso quería. Cuando el monstruo logró lo que quería dejé de existir, ya no era yo la que estaba siendo invadida, sólo era un cuerpo inerte, un cuerpo sin vida. En ese momento entendí que si quería morir de verdad, tenía que gritar, esa sería la única forma de lograr que él terminara con lo que empezó. Y así lo hice, grité, grité a todo pulmón pidiendo auxilio. El monstruo asustado por mis gritos de auxilio hizo lo que yo esperaba: ¡atravesó mis costillas con el objeto punzante! Aún recuerdo lo que era, al final si tenía razón, era un destornillador. Sentí dolor, pero nada comparado con el dolor de ser tomada sin tu consentimiento, nada como el dolor de que unos labios que tu no querías besaran tu cuerpo, nada como el dolor de ser golpeada sin saber el motivo. El hombre salió corriendo y me dejó allí tirada en ese callejón, desangrándome a mi suerte.

Estuve a punto de morir, pero llegaste tú alertado por mis gritos de auxilio. Yo quería morir y tú no me los has permitido. Pero gracias a ti tengo un propósito: Encontrar al monstruo que destruyó mi vida y que fue tan estúpido para dejar su cartera tirada junto a mí. Y no, no lo llevaré a la justicia. La justicia del hombre no será nada comparada con mi Justicia

Continuará...

You've reached the end of published parts.

⏰ Last updated: Feb 18, 2019 ⏰

Add this story to your Library to get notified about new parts!

Historias para DormirWhere stories live. Discover now