prenez soin de moi

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   Cuando se halla solo de nuevo, toma el cuaderno en el que escribe sus canciones y había terminado hace tiempo y vuelve a leer la última página. Aquella que se encontraba escrita cuando Doyoung le obsequió el cuaderno, cuyas letras parecen querer animarle en este momento incluso si, hace bastante tiempo, lograron hacer que lo odiara por haberlo abandonado.

"Nunca dejes que nadie se lleve la luz de tu mirada, nunca te fundas en la oscuridad. Simplemente recuerda, tú siempre brillarás."

   Jaehyun solía pensar que la canción era sumamente hipócrita, que tales palabras se encontraban allí por pura malicia de parte del otro, porque sabía que no iba a brillar en mucho tiempo después de su partida. Y ahora, después de escuchar a Jongin, piensa que quizás, y solo quizás, las intenciones de Doyoung no fueron completamente malas.

Puede que no se hubiera visto con las agallas de decir "ya no te quiero". Y si Jaehyun tuviera que hacer eso, algún día y por cualquier motivo, también estaría asustado. De cierta forma, empieza a entender. Lento.

   Tiene tiempo de reflexionar los días en los que Youngho no está, es algo a lo que no está acostumbrado y siente un peso crecer cada vez que abre los ojos encontrándose con un lado de la cama vacío. Se esfuerza en tener presentes las palabras de Jongin, alimenta las esperanzas que tiene en que Johnny vuelva pronto con recuerdos no tan lejanos de él diciéndole, con gran afecto, que lo quería.

   Johnny me quiere y volverá, tan solo necesita tiempo y se lo voy a dar, aunque eso implique sentirme terriblemente mal los días que no esté a mi lado, porque yo pedí que se fuera, yo provoqué esto.

   Se repite esas palabras durante mucho tiempo. En realidad, semanas que parecen años.

   La noche en la que Youngho vuelve, cuando escucha la cerradura ceder y es consciente de que no hay manera de que sea otra persona, puede dejar de contener la respiración y sentir alivio. No sabe hasta qué punto ha estropeado las cosas, ni sabe cómo debe recibirlo después de decirle que era mejor que se fuera de su vida. Tan solo se dedican miradas vacías y a la vez llenas de arrepentimiento, que casi son capaces de hablar por ellas mismas sin necesidad de ser explicadas.

   —Tengo que recoger mis cosas. Perdón por despertarte.

   Johnny habla en voz baja, como si hacerlo más alto pudiera quebrarlo en dos. Sobretodo porque irse o llevarse sus pertenencias a otro sitio es la última cosa que quiere hacer, y Jaehyun conoce sus pensamientos. Conoce su corazón alegre, su alma pura y ahora débil, por lo que le es triste verlo aparentar fortaleza cuando está más desprotegido que nunca.

   Da varios pasos hacia el frente y Jaehyun lo deja avanzar. Cuando ya no puede verle el rostro y la urgencia por un poco de contacto llega al límite, lo abraza por detrás. Ninguno retrocede ni se molesta en negar que no necesitan un abrazo colmado de todo el cariño del que habían carecido durante semanas. Lo aceptan, con toda la naturalidad con la que el pecho de uno encaja con la espalda del otro y sus brazos se ciñen a su torso con fuerza, como si nada más existiera en ese instante, casi perdonándose cualquier error que pudieran haber cometido.

   —Esta noche necesito que cuides tú de mí. Hoy no puedo ser yo quien te proteja, Jaehyun. Hoy... no me siento bien. Mañana, tal vez, me encuentre mejor —Johnny susurra mientras su voz se quiebra más y más con cada palabra.

   Es entonces cuando las manos de Jaehyun lo sueltan y finalmente se miran cara a cara, es en ese mismo instante en el que Jaehyun se da cuenta de lo estúpido que ha sido y siente cada órgano suyo estallar de dolor ante la imagen que tiene delante: lágrimas repartidas por doquier en la cara de alguien que solo merece risas, ojeras violáceas bajo los ojos brillantes de los que tanto le gusta hablar, la ausencia de esa sonrisa juguetona que besa cada vez que puede.

   Se siente culpable. Quiere llorar por él. Limpia las lágrimas contrarias tanto como sus manos le permiten, besa su mejilla y lo abraza de nuevo, rodeando su cuello y encontrando felicidad al tener los brazos de Johnny alrededor suyo de nuevo.

   —Ya vuelvo —le comunica, separándose desganado de su cuerpo.

   Tal como un niño pequeño carente de querencia, Youngho espera impaciente sentado en el sofá. Su rostro se ilumina sin quererlo en cuanto ve a Jaehyun de nuevo en el salón, con un pijama en la mano y una sonrisa pequeña adornando su cara.

   Y cuando todo está listo y John descansa su cabeza en el regazo del más pequeño, mientras éste le acaricia el cabello con devoción, Jaehyun decide mostrarle que está dispuesto a cambiar si eso consigue no verlo llorar nunca más.

   —Ha sido un largo, largo tiempo desde que he memorizado tu rostro. Ya han sido cuatro horas desde que he deambulado por tu casa. Y cuando duermo en tu sofá me siento a salvo, y cuando traes cobijas me cubro la cara. Y diría que te amo, pero decirlo en voz alta es difícil. Eres la vida que había necesitado todo este tiempo.

   Esta vez nadie ha tenido que pedirle que cantara. Simplemente lo hace porque expresarse así siempre le es más fácil. Mientras recorre el pelo de Johnny, se agacha para besarle los labios de forma fugaz.

   —¿Reconoces ese cuaderno? —dice al dejar de cantar y señala con el dedo, cuando Johnny aún se halla deleitándose en su voz meliflua y encantadora. Asiente en breve. Es el cuaderno donde suele escribir, aquel tan secreto y prohibido— pronto me desharé de él. Mi guitarra lloró más que nunca tocando esas canciones, testigo de mis peores momentos. Y ya no quiero tenerlos presentes. Creo... que es un buen comienzo.

   —Lo es —responde, maravillado. Sonríe ampliamente y Jaehyun siente que ha caído por un precipicio, el más alto que existe, porque ya no hay marcha atrás. No hay alas que le sirvan ni paracaídas alguno que pueda salvarlo del daño que sufrirá por la caída; sin embargo, las palabras son mucho más poderosas. Las palabras de Johnny lo elevan de nuevo. Y lo hacen volar, sin duda—. Te amo, Jaehyun.

   —Te amo también.

—Entonces, ¿puedo quedarme? —pregunta aún inseguro, miedoso. Como si aún no creyera que Jaehyun, finalmente, avanzaba.

—Debes quedarte. Y no irte jamás —musita, cerca de sus labios, casi rozándolos—, si no es mucho pedir.

Son momentos así los que le gusta atesorar. Johnny sonriendo en sus labios antes de fundirse en un beso apresurado, no sin que antes prometiera nunca dejarlo ir.

Jaehyun es plenamente consciente de que las promesas no suelen cumplirse. Aún así, decide creer en Johnny, en la convicción con la que afirma amarlo mientras lo mira a los ojos y en la pasión que emplea en cada pequeño gesto que realiza para demostrarle que así es, que lo ama, y que no se va a ir en mucho tiempo.

—Necesito que me acompañes a dos sitios mañana —para comprobar si de verdad estoy bien, le informa, a medias.

—Sí, Jae. Está bien.





























🤠🤠🤠

Casi un mes sin actualizar :( he estado ocupada con exámenes (de los cuales suspendí el más importante) y un gran bloqueo mental gracias a un bajón enorme.

El siguiente capítulo es el final. Debería haber dicho esto antes, tho. Espero que os haya gustado, ¡nos vemos!<3

sur des rêves et des bisousWaar verhalen tot leven komen. Ontdek het nu