-Porque he accedido a trabajar para el profesor Dumbledore. Ellos lo consideran una traición a nuestra especie.- declaró Firenze.

Entonces recordé cómo, casi cuatro años atrás, el centauro Bane había insultado a Firenze por dejar que Harry montara en él para ponerse a salvo llamándolo "vulgar mula".

Me pregunté si habría sido Bane quien había pegado una coz a Firenze en el pecho, cosa que me parecía cierta a pesar de que yo conocía el lado amable de Bane.

-Empecemos.- dijo el centauro.

Agitó su larga y blanca cola, levantó una mano hacia el toldo de hojas que tenían sobre las cabezas y luego la bajó lentamente.

La luz de la sala se atenuó inmediatamente, de modo que parecía que estábamos sentados en el claro de un bosque al anochecer, y aparecieron estrellas en el techo.

Hubo exclamaciones y gritos contenidos de asombro y Ron dijo en voz alta "¡Caramba!"

-Tumbaos en el suelo y observad el cielo. En él está escrito, para los que saben ver, el destino de nuestras razas. Ya sé que en la clase de Astronomía habéis estudiado los nombres de los planetas y de sus lunas y que habéis trazado la trayectoria de las estrellas por el firmamento. Los centauros llevamos siglos desentrañando los misterios de esos movimientos. Nuestros hallazgos nos han demostrado que el futuro se puede vislumbrar en el cielo...- decía el centauro con voz queda.

-¡La profesora Trelawney nos daba Astrología! Marte causa accidentes, quemaduras y cosas así, y cuando forma un ángulo con Saturno, como ahora, significa que hay que extremar las precauciones al manejar cosas calientes...- dijo Parvati emocionada.

-Eso son tonterías de los humanos. Daños triviales, pequeños accidentes humanos. En el contexto del universo, esas cosas no tienen más relevancia que los correteos de las hormigas y no les afectan los movimientos planetarios.- la mano de Parvati bajó gradualmente.

-La profesora Trelawney...- empezó a decir Parvati dolida e indignada.

-... es un ser humano. Y por lo tanto está cegada y coartada por las limitaciones de vuestra especie.- dijo escuetamente Firenze.

Ladeé ligeramente la cabeza para mirar a Parvati, que parecía muy ofendida como muchos de mis compañeros.

-Quizá Sybill Trelawney pueda predecir, no lo sé, pero en general pierde el tiempo con esas estupideces halagadoras que los humanos llamáis "leer el futuro". En cambio, yo estoy aquí para explicaros la sabiduría de los centauros, que es impersonal e imparcial. Nosotros buscamos en el cielo las grandes corrientes del mal y los cambios que a veces están escritos en él. Podemos tardar cien años en estar seguros de lo que estamos viendo. En la década pasada vimos indicios de que los magos vivían un periodo de calma entre dos guerras. Marte, el rey de la guerra, brilla intensamente sobre nosotros, lo cual sugiere que la batalla podría volver a estallar pronto. Los centauros podemos intentar predecir cuándo sucederá quemando ciertas hierbas y hojas, y observando el humo y las llamas...- dijo Firenze.

Fue la clase más inusual a la que había asistido jamás pero también la más emocionante.

Quemamos salvia y malva dulce en el suelo y Firenze nos invitó a buscar ciertas formas y algunos símbolos en el acre humo que se desprendía de las hierbas, pero no pareció que le preocupara ni lo más mínimo que ninguno de los alumnos vieramos los signos que él describía aunque yo los podía ver a la perfección.

Contó que los humanos no eran muy buenos en aquel arte y que los centauros habían tardado muchos años en dominarlo, concluyó diciendo que de todos modos era una tontería poner demasiada fe en aquellas cosas porque hasta los centauros se equivocaban a veces al interpretarlas.

La Hermana de Ron Weasley (Draco Malfoy y tú) //5//Where stories live. Discover now