Capítulo 2

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Luke

Entre deprisa en aquel hospital dejando atrás a mis guardaespaldas. Era de madrugada y el lugar estaba relativamente tranquilo, pase de largo la sala de espera. Los tonos azules de la decoración estaban acompañados por fotografías colgadas en la pared de madres con sus bebés en los brazos.

Seguía sin creer el mensaje de voz de Joe. El muy idiota abandonaba la idea de ser padre, sus palabras exactas fueron. "No quiero pasarme la noche despierto por los llantos de un maldito bebé, quiero disfrutar de mis noches con mi esposa. Salir de fiesta cuando quiera sin preocuparme del pequeño. Además yo no me veo cambiando mierda de un bebé. "

Joe siempre fue un idiota, no me sorprendía su mensaje. Lo que me impresiono fue la facilidad con la que convenció a Leslie en dejar atrás sus planes de ser madre.

Cuando conocí a Less creí que era una caza fortunas, una mujer que fue lo suficientemente lista para atrapar a Joe sin firmar el prenupcial.

Incluso la insulte por ello pero después descubrí, que ella no era la mujer que creía aunque si descubrí lo dependiente que estaba de mi hermano. Seguro estoy que él la obligo a rechazar al bebé. Joe era un cabrón cuando quería.

Después de su primer mensaje de voz llego el otro. "Hola hermano, por lo visto sigues en el avión. Cuando llegues a la ciudad ve directo al hospital central, Kate se puso de parto y ya sabes Less se preocupa. Avísame si algo salió mal."

Venía de un vuelo de Londres, pensaba ir directo a mi loft a tomar una ducha y dormir. Mis planes fueron cancelados cuando escuche los mensajes.

—¿Dónde está la habitación de Katherine Beckett? — pregunte a la enfermera que estaba en el mostrador.

La mujer canosa me miro de arriba abajo.

—¿Es un familiar?

—Soy el tío del niño— dije seguro.

Ella frunció el ceño y miro al monitor que estaba enfrente.

—La señora Beckett, tuvo una niña.

Mierda. Tenía la esperanza que el medico se hubiera equivocado con el sexo del bebé. Los McKellen no tenía niñas en el primer embarazo. Nunca. Parecía como si el destino y Kate se burlara de mi.

—Si eso mi sobrina, quiero verla— Murmuré. La señora no muy convencida señalo la puerta de la derecha.

Le agradecí con un movimiento de cabeza y me adentre en la habitación.

Kate estaba dormida en aquella cama, no parecía la mujer hielo de siempre. El camisón de encaje se deslizaba dejando al descubierto un hombro y uno de sus pezones rozados. Algo dentro de mí se encendió con esa imagen. Kate dormida con mechones castaños desparramados en la almohada. Lucia pálida, pequeña, un poco más joven y sobre todo tan frágil. Ella no era pequeña me llegaba fácilmente al hombro pero ahora en esa cama no parecía la misma.

Claro que siempre la vi con mucha más ropa, trajes con tonos oscuros y sin dejar expuesta tanta piel. Nuestros encuentros fueron pocos y solo utilizábamos monosílabos, Dejando ver que yo no era de su agrado al igual que ella a mí. Me gustaban las mujeres cálidas, salvajes y sobre todo que fueran apasionadas.

No un témpano de hielo como Kate.

Sin embargo ahora no se veía como la mujer hielo.

El sonido de un móvil perturbó el sueño de Kate. Ella se despertó de inmediato subiendo su camisón cubriendo así su pecho. Ella aún no se daba cuenta de mi presencia, estaba absorta en su teléfono.

Amor Tardío- TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora