Dos; Greeta.

229 8 1
                                    

¿Algunas vez han pensado en morir deshidratados por llorar muchísimo?

Mi situación ese en este mismo momento.

Una semana he estado llorando en mi nueva habitación. Es la manera que tengo para desahogar está pena, se que fue mi culpa. Tal vez si no hubiera insistido. Estaríamos en casa, cenando pizza. Con mis padres aun, en California con Liss y Tom. Pero no. Todo es culpa mía.

Me he culpado día a día, asumo mi responsabilidad, me siento muerta, vacía. Igual que mi habitación. Paredes grises muebles negros, igual cama y alfombra. Antes me podría cambiar algo, poner un cuadro colorido, pero ahora me siento igual que este cuarto, apagada.

*TOC TOC TOC*

—Adelante.

—¿Como estás?—se acerco hasta mi.

—Mejorando.—monótona, respondí.

— Morgan.—llama obteniendo mi atención. —Se que aun no estás lista para tantos cambios, pero deberías de retomar las cosas del pasado. No puedes abandonar todo así como así.—sonríe.

—No lo sé, Greeta. Aun no me siento bien.—mentí. Puedo hacer cualquier cosa, solo que no tengo ganas.

—Aquí puedes estudiar y tomar trabajos de medio tiempo también, seria bueno que ayudes.—se sentó sobre mi cama.

No es mala idea lo que propone, podría trabajar de camarera. Aunque me gustaría obtener un título, cumplir mi sueño de graduarme.

—Podría estudiar, pero, ¿donde?—desanimada le pregunte.

—En una academia.

—La mayor parte de las academias son muy estrictas, ya prácticamente a pasado un mes, no creo que me acepten.—acomode un mechón de cabello detrás de mi oreja.

—No es problema, cuando tu tía es la subdirectora.—sonrió con picardia.

—No lo sabía, hay muchas cosas de ti que no sé, Greeta.—en realidad no sé nada de ella.

—¿Que te parece si busco un poco de chocolate caliente y conversamos?

Asentí.

—¿Como te llamas?, me refiero a tu nombre completo.—es estúpido preguntar este tipo de cosas, pero para comenzar, estaba bien.

—Greeta Scklacova Shiifther. Pero tu puedes dejar la formalidad y llamarme Gree.—dijo sonriente.

—¿Cuál es tu color favorito?—pregunto ella.

—Ahora mismo, creo que el gris.—distraída en mi taza de chocolate.

—¿Cuántos años tienes Morgan?—dijo trayéndome a la realidad.

—tengo 17, ¿y tú?—pregunte, no se me ocurrió nada más que devolverle la pregunta.

—58.

—La real.—dije riendo por lo bajo, su comentario me hizo mucha risa, ella como mucha tendría 47 años, no 58.

—Es la real.—dijo seria. Tengo que admitir que me sorprende, se ve joven, me refiero. Tienes sus arrugas, pero no tiene tantas como una mujer de 58 años. Es pelinegra, su rostro es delicado. Sus ojos verdes, que parecen de mentira. Su cuerpo, tiene un tipo de cuerpo muy peculiar, se ve que hace ejercicio, que está en forma.

—No lo pareces.—digo.

—Muchas personas en este pueblo son bastante jóvenes, es como si el aire que respiráramos fuera rejuvenecedor.—dijo riendo ante su propio comentario.

Academia Birdwhistle.Where stories live. Discover now